Productores de semillas nacionales y razas nativas de maíz, en riesgo ante posible entrada de maíz transgénico: especialista

En riesgo, el trabajo de mejoramiento genético autóctono de 300 generaciones de campesinos

Antonio Turrent Fernández* actualmente se desempeña como Presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), organización no lucrativa conformada por un amplio grupo de científicos de diversas áreas del conocimiento que promueven la discusión libre y abierta sobre temas relacionados con la sociedad y el medio ambiente; además dirige el Programa de Agricultura y Alimentación; y pertenece al Grupo de Maíz Transgénico de dicha institución.

Su amplia experiencia en temas forestales, agrícolas y sistemas de producción, además del extenso trabajo de investigación sobre cultivo del maíz, desarrollo y transferencia de la tecnología al campo mexicano y sustentabilidad entre otros, le permite ofrecernos información certera sobre autosuficiencia alimentaria, tema medular en el debate nacional sobre la introducción de semillas transgénicas, las políticas de estado sobre producción agrícola en el país y el riesgo al que se enfrenta el patrimonio biocultural de los mexicanos.

Antonio Turrent Fernández, imagen tomada de http://dnf19clvven9e.cloudfront.net/wp-content/uploads/2014/01/turrent2.jpg

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En entrevista telefónica, Antonio Turrent comparte con nuestros lectores algunas precisiones sobre el tema.

¿Qué debemos entender por autosuficiencia alimentaria?

 

Hay que considerar dos factores que son complementarios entre sí para entender la autosuficiencia alimentaria.

Uno de ellos es que tengamos suficiente maíz disponible para satisfacer los requerimientos del país, la demanda actual de este grano es de 33 millones de toneladas.

Y dos, que el producto se encuentre disponible a todos los habitantes del país, tanto en el área rural como urbana; y que esta asequibilidad del producto sea posible en cualquier parte del territorio nacional a pesar de la asimetría de producción en  distintas regiones y épocas del año.

Según el Índice de Global de Seguridad Alimentaria de 2013 realizado por The Economist México ocupa a nivel regional, América Latina, el tercer lugar  en disponibilidad de alimentos y el cuarto en asequibilidad, sin embargo el acceso a la canasta básica es limitado para la gran mayoría de mexicanos que gana el salario mínimo ¿Cuál es el panorama de México respecto a la autosuficiencia alimentaria frente a esta situación?

En el país hay alrededor de 2 millones de productores de maíz para los 110 millones de habitantes consumidores, sin embargo si no todos tienen acceso a él, porque hay un amplio sector que funciona a base del salario mínimo y otros aún con menos que eso porque no tienen empleo permanente, la única condición para que sea posible tener acceso al bienestar que requerimos todos los mexicanos, no nada más de maíz sino de otros alimentos también, es incrementar el empleo, aumentar el salario mínimo que como sabemos está sumamente deprimido, es de los más deprimidos en el mundo.

Circula la idea de que la introducción de maíz transgénico resolverá el problema de autosuficiencia alimentaria en el país, sin embrago ¿existe la posibilidad de satisfacer los requerimiento de demanda al interior del país con semillas de maíces nativos y de la mano de los 2 millones de productores mexicanos? ¿Y bajo qué condiciones esto sería posible?

Es importante ser tajante en este sentido: México puede ser completamente autosuficiente en maíz ahora y más adelante cuando se enfrente a las consecuencias del cambio climático; la tecnología transgénica no es necesaria en México para lograr la autosuficiencia alimentaria. Un grupo de colegas hemos trabajado en lo referente al potencial productivo del maíz en el país, este estudio establece entre otras cosas que si bien México en este momento consume 33 millones de toneladas anuales, es posible lograr una producción total de maíz no transgénica de 57 millones de toneladas anuales, esto si aplicamos un plan de largo plazo para aprovechar nuestra reserva de recursos de tierras de labor y de agua dulce que tenemos sub utilizada.

Esta producción es posible no solamente con maíces nativos, también con maíces mejorados acriollados. En México se siembra maíz en 8 millones de hectáreas, 25 por ciento de esta superficie es sembrada con semillas híbridas; hay otro 25 por ciento que ocupa los llamados maíces mejorados acriollados, estos son  maíces que vienen de los originalmente híbridos pero que los productores han permitido que se crucen con las razas nativas de maíz, ellos las autoproducen y son de polinización libre; el 50 por ciento restante de esta superficie está ocupado por la razas nativas de maíz, maíces originales que tenemos en el país.

No pretendo decir que con ese 50 por ciento de las superficies sembradas con razas nativas de maíz se puede lograr la autosuficiencia, debemos echar mano de las otras dos categorías, los híbridos y los maíces mejorados acriollados.

 

¿Existe una clara política del Estado mexicano sobre producción alimentaria?

 

La política de producción agrícola en el país es de una inversión muy baja. El siglo pasado México tuvo una época de bonanza en el sector agrícola, donde se inició la investigación y educación agrícola, y la extensión de crédito para este sector; en esa época México invertía más de 10 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB). En la actualidad el país invierte solamente 0.7 por ciento de su PIB, esa es una pérdida, una subinversión monumental que nos ubica en que: por cada hectárea agrícola, México invierte la tercera parte de lo que invierte Estados Unidos, la cuarta parte por hectárea de lo que invierte China, la cuarentava parte de lo que invierte Japón. Estamos absolutamente sub invirtiendo en apoyar a la agricultura de México, este es un enorme error.

El plan del gobierno para recuperar la seguridad alimentaria en el país consiste en creer las historias de las multinacionales, en cuanto a que la tecnología del maíz transgénico logrará que México sea autosuficiente y hasta exportador de maíz; esa es la historia que ellos tienen y han convencido al gobierno mexicano de que es una gran oportunidad.

Foto Ángel Flores Martínez

Foto Ángel Flores Martínez

De este modo el gobierno no tendría que hacer prácticamente nada, podría dejar de invertir en investigación agrícola en relación al maíz y dejar el mercado de semillas en manos de estas multinacionales, como Cargill y Maseca, ellos traerán tecnología para la producción y se harán cargo de la comercialización del grano producido.

Estas empresas se van a concentrar solamente en la acepción empresarial de la agricultura mexicana, es decir en las buenas tierras de labor y de buen temporal, pero esto sólo representa 3 millones de hectáreas de las ocho que trabajamos en el país. Para el resto de la superficie, México implementa el programa MasAgro, Modernización Sustentable de la Agrícola Tradicional, dirigido por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), que no es independiente de los multinacionales porque existe financiamiento de éstos. Este programa le ha resultado  barato a México, porque invertirá mil 656 millones a lo largo de 10 años para que la producción del maíz en la agricultura tradicional y de temporal aumente, entre 5 y 9 millones de toneladas anuales, a partir del décimo año y en adelante. Esta es la parte central del Plan Nacional de México para la producción de maíz.

 

¿Existe alguna propuesta por parte de algunas instituciones u organizaciones que se dedican a la investigación, como la UCCS, contrapuesta a esta política de producción agrícola?

 

El grupo en el que he trabajado publicamos en 2012 un documento que está a disposición del público, que muestra cómo es posible que México llegue a una producción de maíz del orden de 57 millones de toneladas durante un proceso de largo plazo, es lo único que podemos hacer los investigadores que estamos al margen de los planes específicos gubernamentales. Desde luego la UCCS está disponible para dar asesoría, nosotros hemos tocado puertas insistiendo con esta alternativa. El año pasado publicamos El maíz en peligro ante los transgénicos, un análisis integral sobre el caso de México, ahí planteamos lo que todo mundo sabe y que las mismas transnacionales aceptan: el maíz transgénico no aumenta la producción, y por otro lado el gran riesgo para la salud de la población. Son muchos los riesgos a los que incurriría la nación si acepta esta propuesta de los intereses multinacionales.

 

¿Qué riesgos representan para los maíces nativos la entrada de estas semillas transgénicas?

 

Hay dos riesgos. El primero es que las razas nativas de maíz son producto de la interacción del hombre con la biodiversidad, resultado del trabajo de 300 generaciones de campesinos en un proceso de mejoramiento genético autóctono, del intercambio de semillas a nivel comunidad y entre las diferentes unidades de producción de maíz nativo, y a nivel regional en amplias distancias geográficas.

Con la aceptación de siembra de maíz transgénico en 2 millones de hectáreas en el norte del país, los maíces nativos se van a contaminar porque a los productores que viajan a Sinaloa a trabajar las tierras de labor les parecerá atractiva la mazorca transgénica y la cruzarán con sus semillas en cuanto regresen a sus comunidades de origen, ellos mismos van a ser el factor para el movimiento en grandes  distancias de los maíces transgénicos que solamente se van a sembrar en el norte.

El impacto de la contaminación genética será un proceso de 50 a 100 años y provocará que constantemente se traigan maíces transgénicos uno tras otro debido a la resistencia de las planta de maíz a las superplagas. Al introducir otro y otro esto se convertirá en una batalla biológica, esta información genética se acumulará en las razas nativas de maíz y va a llegar un momento en que las semillas criollas se volverás inviables y desaparecerán.

El otro riesgo lo enfrentarán, antes que las razas nativas, las semillas híbridas mejoradas porque al contaminarse con el transgénico deberán pagar por ley, regalías a Monsanto o cualquier otra empresa. Y esto, según explica el experto, será identificado por la policía genética. Los productores de semillas nacionales estarán en riesgo de quebrar porque no podrán solventar sus gastos de operación y el pago de regalías, se pronostica que en los 10 años siguientes al permiso de las siembras transgénicas, las empresas de capital nacional desaparecerán.

 

¿Una mayor producción nativa de alimentos significaría un menor precio final o mayor accesibilidad de la población a esos productos?

 

Mayor accesibilidad sí, menor precio no. Esto no es como la promesa del gobierno de que va a bajar el precio de la gasolina y el gas. Ojalá y los precios de el maíz pudieran ser más altos para que se les pague a los productores lo que se les debe de pagar pero también es indispensable que aumente el salario mínimo, que se incremente el ingreso de los hogares con mayor empleo y que aumente la capacidad de compra. Necesitamos que todos ganen tanto los productores como los consumidores

 

¿En qué medida el aumento de la producción nativa de granos básicos significaría mejores condiciones de vida para los campesinos?

 

En el mercado local sí se aprecian los maíces nativos, en el mercado nacional no, por el contrario son severamente castigados.

Actualmente para que los maíces azules y los amarillos nativos lleguen al Distrito Federal debe ser a través de los intereses multinacionales, que establecen condiciones leoninas a los productores que terminan vendiendo sus semillas a precios muy bajos. Antes no existía esto porque Conasupo y otras redes de comercialización permitían que los maíces nativos pudieran llegar a un precio adecuado tanto para el consumidor como para el productor.

No se pude pensar en una ventaja para la población con una mayor producción mientras el gobierno mexicano, que por ley debe ser regulador del mercado, no intervenga lo necesario para imponer orden, un orden que en este momento está perdido porque está sesgado hacia los oligopolios.

Creo con firmeza que hay un camino perfectamente viable para lograr el bienestar de los mexicanos tanto de los productores como de los consumidores, pero esto solamente es posible si nuestro Estado interviene en lo pertinente para fomentar y asegurar la comercialización y el abasto de alimentos; y no un Estado deformado por intereses de pocos, de oligopolios y monopolios que están extrayendo toda las ganancias que se pueden tener tanto de la producción como de la venta de los granos.

México no requiere de la tecnología transgénica para ser autosuficiente, tiene los recursos de parte de la biodiversidad de la que gozamos en este país, como del conocimiento tradicional y como del conocimiento científico desarrollado por nuestros científicos para lograr avanzar a un país de bienestar para toda la nación tanto de la generación actual y las siguientes que van a tomar nuestra estafeta y que tenemos la obligación de entregársela en mejores condiciones, me refiero a recursos de biodiversidad, de conocimiento campesino, conocimiento científico y de recursos como agua, suelo y biota en general.

 

* Investigador Emérito del

Sistema Nacional de Investigadores

con más de 55 años de experiencia trabajando en instituciones públicas de investigación agrícola, asesor en programas regionales de América Latina.

 

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