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La fundación de la ciudad de Tlaxcala

La fundación de la ciudad de Tlaxcala no es solo un acto administrativo en el siglo XVI, sino una pieza fundamental en el entramado de la colonización española en América. Este evento refleja una interacción donde conviven la Iglesia, la Corona española y las élites indígenas tlaxcaltecas, formando una especie de tríada de poderes. La ciudad se convierte en reflejo del modelo de control teocrático y jerárquico que el Imperio instaura en el Nuevo Mundo.

Aunque comúnmente se menciona la orden del papa Clemente VII en 1535, las fuentes históricas muestran que la creación del obispado, que a menudo se confunde con la fundación de la ciudad, es un proceso que ocurre en etapas. El papa Clemente VII emite la bula Devotionis Tuae Probata Sinceritas el 13 de octubre de 1525, dando su consentimiento para mover la diócesis a Tenochtitlan. Sin embargo, el obispado empieza a funcionar en Tlaxcala con la llegada del primer obispo, Fray Julián Garcés.

Por otro lado, la fecha de 1535 también es importante porque es cuando el emperador Carlos V le concede a Tlaxcala el título de “Muy Noble y Muy Leal Ciudad”, junto con un escudo, reforzando su estatus único dentro del virreinato.

El obispado de Tlaxcala

La evangelización y la organización de la Iglesia en América tiene un fuerte respaldo en el Patronato Real, un acuerdo en el que los papas otorgan ciertos privilegios y poderes a los monarcas de España y Portugal. Este arreglo jurídico, confirmado por el papa Julio II en 1508, permite a la Corona tener un control amplio sobre la Iglesia en el Nuevo Mundo, incluye la creación de diócesis y la selección de obispos. Para la Corona, el Patronato no es solo un permiso papal, sino un derecho que considera divino, y esto hace que el poder civil y eclesiástico se encuentren ligados en distintas áreas.

El primer obispado en tierra firme es el Carolense, ordenado por el papa León X en enero de 1518, con sede originalmente en la inexistente ciudad de Santa María de los Remedios en la Isla de Yucatán. En 1524, el emperador Carlos V solicita que esa sede se traslade a Tenochtitlan, debido a que ese territorio no está muy poblado. El papa Clemente VII emite entonces la bula Devotionis Tuae Probata Sinceritas en octubre de 1525 para aprobar el cambio a Tenochtitlan.

Pero ese traslado no se lleva a cabo en realidad, por la inestabilidad de la ciudad recién conquistada. La Corona aplica el derecho patronal y sin obtener una nueva bula, decide mover la sede episcopal a Tlaxcala con la llegada del obispo Fray Julián Garcés en octubre de 1527.

En esta cronología, queda claro que las bulas papales son símbolos con un efecto en lo moral, mientras que las decisiones prácticas siempre están en manos del poder civil que busca fortalecer su alianza con los tlaxcaltecas.

La alianza y sus privilegios

La alianza entre los tlaxcaltecas y Hernán Cortés no es un acto inmediato, sino el resultado de un conflicto inicial y una decisión estratégica. Los registros históricos, como las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, relatan enfrentamientos bélicos que duran varios días en septiembre de 1519 antes de que se llegue a un acuerdo.

La provincia tlaxcalteca siempre está en permanente guerra con el Imperio Azteca, y ve en Cortés una oportunidad para cambiar su situación y enfrentar a sus enemigos. Los tlaxcaltecas se muestran como iguales a los españoles en la conquista. Gracias a esta alianza, obtienen privilegios únicos que los distinguen de todas las demás comunidades indígenas.

Las élites tlaxcaltecas se desplazan a España para defender y mantener estos beneficios. En 1535, el emperador Carlos V, mediante una orden real del 22 de abril, declara a Tlaxcala como “Muy Noble y Muy Leal Ciudad” y le otorga un escudo de armas.

También los exime de pagar tributos, cargas, alcabalas y servicios personales de forma perpetua, y se les permite portar armas y montar a caballo. Estos privilegios, en realidad, no son regalos, sino recompensas por los servicios prestados a la Corona española.

La estructura urbana refleja la nueva jerarquía de poder

Antes de la llegada de los españoles, la sociedad tlaxcalteca se encuentra organizada en cuatro cabeceras o núcleos independientes, cada uno gobernado por su propio tlatoani, sin una ciudad principal. Esta organización descentralizada contrasta con la visión española, que considera que la ciudad debe ser el centro del control.

La nueva ciudad colonial, llamada Tlaxcala, se funda en una ubicación diferente, al sureste de las cabeceras originales, sigue un plano en cuadrícula alrededor de una plaza principal. Este diseño centraliza la vida cívica y religiosa, para reflejar la nueva estructura de poder. La institución del cabildo indígena, como forma de gobierno local se ordena por los españoles para controlar la región.

En Tlaxcala, los líderes de las cuatro cabeceras se integran en un solo cabildo que funciona en la nueva ciudad. Este sistema no elimina las élites, sino que las coopta. Los tlatoques se transforman en vasallos nobles con funciones políticas y administrativas, bajo la supervisión de la Corona.

La creación de un doble sistema de cabildos, uno español y otro indígena, muestra cómo el poder se consolida mediante la adaptación y transformación de las estructuras existentes para cumplir con los nuevos intereses.

Evangelización y síntesis cultural

La elección de Tlaxcala como sede del primer obispado en el continente la convierte en el centro de la evangelización. Los franciscanos llegan en 1524 y abren uno de sus primeros conventos en la región, que se convierte en punto clave para difundir el mensaje cristiano.

La forma de abordar esto es práctica: en lugar de convertir a toda la población adulta de una sola vez, se enfocan en la educación intensiva de los hijos de los líderes indígenas, alojándolos en internados. Este proceso de integración cultural también se refleja en la arquitectura y el arte. Por ejemplo, en conventos como el de San Francisco de la Asunción, se puede ver claramente elementos indígenas mezclados con cristianos. Sin embargo, el ejemplo más destacado de esta síntesis cultural es el Lienzo de Tlaxcala, un códice que relata la conquista de México y muestra a los tlaxcaltecas como iguales a los españoles en la historia.

Este lienzo es una prueba visual de cómo las élites indígenas afirman su papel y estatus en el nuevo orden, reinterpretan la historia a su favor. La historia de Tlaxcala, en realidad, muestra cómo el control colonial se construye no solo con fuerza, sino también a través de instituciones legítimas y negociaciones políticas.

La fundación de la ciudad refleja de manera extraordinaria la complejidad de la dominación colonial, resultado de un delicado equilibrio entre el poder real, la iglesia y los líderes indígenas, que en los años siguientes negocian y defienden sus privilegios para mantenerse en el nuevo sistema. La huella que deja Tlaxcala y su equilibrio de poderes muestra cómo el control colonial se consolida no solo mediante la violencia, sino también con estrategias institucionales y acuerdos políticos. La historia de esta ciudad, marcada por la adaptación y la incorporación de estructuras de poder existentes, es una pequeña muestra del proceso complejo y matizado de colonización.

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Referencias

Buenaventura Zapata y Mendoza, J. (1995) Historia cronológica de la noble Ciudad de Tlaxcala. Transcripción, paleografía, traducción , presentación y notas de Luis Reyes García y Andrea Martínez Baracs, UATx-CIESAS, México.

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Yllanes del Huerto J.M (2016) Lienzo de Tlaxcala. Códice histórico colonial del siglo XXI. Copia de 1773, su historia y su contexto, edición de Guadalupe Alemán (2016) Gobierno del Estado de Tlaxcala, México.

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