Dicen que enamora lentamente,
tanto que duele que se vaya,
y que no es por su gracia,
ampliamente prehistórica,
sino por su tenacidad,
de piedra muy antigua.
Pero es muy suave al tacto,
como si tuviera sangre,
en vez de huesos,
y dicen que en la obscuridad
más secreta de la amada
le salen cuatro manitas
extremadamente complacientes.
y que sus ojos, dentro,
se vuelven más luminosos…
“Cada quien su Axolotl”, de Alberto Ruiz Sánchez
La reproducción es el punto más importante para la supervivencia de cualquier organismo; para llegar a ella existen muchas formas, algunas de manera romántica, mostrando diferentes rituales de cortejo, formas, colores, olores y cantos, otros no menos haciendo uso de su fuerza o alardeando con ella, todas con un solo fin, el de reproducirse.
El ajolote Ambystoma mexicanum presenta una característica propia de su especie, la neotenia, la cual permite que este anfibio en su etapa larval alcance la madurez reproductiva sin llegar a convertirse en adulto. Temperaturas por debajo de los 15° C permiten que inicie la danza del dios Xólotl, o como diferentes autores lo han llamado, el vals del ajolote, en donde hembra y macho danzan en círculos. El macho atraído por los estímulos olfativos proporcionados por la hembra comienza a seguirla, dando pequeños golpes en la cola de la hembra de manera sincronizada; una vez que ésta ha aceptado el cortejo, voltea y ahora seguirá al macho, el cual deposita un espermatóforo; esta estructura es gelatinosa y en la punta contiene el esperma que fecundará los huevos producidos por la hembra. Al tomar el espermatóforo el baile llega a su final; 24 horas después de completado el cortejo, la hembra depositará entre 600 y mil huevecillos cuidadosamente uno a uno en una sola puesta sobre la vegetación acuática. De todos estos huevos, sólo entre 10 y 15 % completará su ciclo de vida, debido a la depredación y a factores externos como la contaminación, enfermedades, la introducción de especies exóticas, así como el mal manejo de los recursos; todo esto ha puesto en peligro de extinción a esta especie endémica de México.
Los aztecas lo consideraban un dios; llegó a ser comida de señores, como lo describió Fray Bernardino de Sahagún; actualmente se consume en mercados como parte de la gastronomía y dentro de la medicina alternativa como remedio en enfermedades, principalmente respiratorias, seguramente por las características únicas que presenta este vertebrado; su capacidad regenerativa es una de ellas; esto le ha valido su importancia mundial, por lo que numerosos estudios en biomedicina, genética y ecología se realizan hoy en día con la intención de conocer más sobre esta especie y lograr su conservación. Nuestro país cuenta con 18 especies de Ambystomatidos (ajolotes) que representan 4.7 % de la herpetofauna mexicana y una gran parte de ellas son endémicas para México; desgraciadamente pocas son las especies que no presentan riesgos para su conservación. La extinción de cualquiera de estas especies representaría la pérdida cultural, histórica y social que ha inspirado a toda una cultura. Es por esto que para José Emilio Pacheco ha sido considerado un emblema mexicano y Octavio Paz lo inmortalizó en su poema titulado “Salamadra”.
El ajolote ha sido una pieza muy importante para nuestra cultura; sin embargo, poco a poco se ha ido perdiendo con el tiempo, enclavado en lo más profundo de una ciudad que nos seduce con lo que hemos llamado progreso; esta especie ha visto pasar grandes civilizaciones y generaciones de escritores, pintores y científicos que en él han encontrado innumerables muestras de inspiración para realizar sus obras. Conservar a esta especie no sólo significaría preservar al organismo, sino también mantener vivas las raíces de una cultura tan fascinante como este anfibio.
Más información
Molina Vázquez, Alejandro. El ajolote de Xochimilco. Ciencias, No. 98, abriljunio, 2010, páginas 5459. Universidad Nacional Autónoma de México.
Roger Bartra. 2011. Axolotiada. Vida y Mito de un anfibio mexicano. Instituto Nacional de Antropología y Fondo de Cultura Económica. Primera Edición. 415 páginas.
Stephan, E., y J. Ensástigue. 2001. El ajolote, otro regalo de México al mundo. CONABIO. Biodiversitas 35:711.