Por alguna extraña razón, tengo un buen número de amigos químicos, así que cuando la discusión versa sobre si es mejor la Física o la Química, siempre les molesto diciendo que la Química es Física de última capa. Como nunca responden a esta provocación, no estoy seguro de si me estiman en demasía o simplemente me ignoran.
Lo cierto es que hay varias similitudes entre la Astronomía y la Química. La Astronomía se desarrolló en algún tiempo paralela a la Astrología, hasta que se separó y se convirtió en una ciencia cuando los astrónomos se interesaron más en explicar lo que hacía que los planetas se movieran y la manera en que lo hacían, en lugar de adivinar el futuro de las personas. La Química, con antecedentes en la Alquimia, se elevó a la categoría de ciencia cuando los químicos le dieron más importancia al experimento que a la especulación.
Tengo una segunda provocación. Todos los elementos, los más pesados que el Helio, con los que trabajan los químicos, fueron sintetizados en los interiores de las estrellas. Los mismos elementos que componen nuestros cuerpos reflejan su abundancia cósmica y su presencia en la tierra es, por sí misma, parte de la historia evolutiva de las estrellas. Tampoco funciona.
Todo alrededor de nosotros es química, desde la cocina hasta las computadoras. Por esta razón, la Química es una ciencia de gran importancia en el desarrollo tecnológico y por lo tanto en la sociedad. Vemos su impacto en medicina, agricultura, desarrollo de materiales, transporte, comunicaciones y más. Por lo tanto, no fue difícil para el Comité Editorial decidir que el segundo número de Saberes y Ciencias estuviese dedicado a la Química.
En este número, Miguel Ángel Méndez nos comenta las ventajas de dedicarse a la química. Dos premios Nobel de Química, Mario Molina y Richard Ernst, visitaron Puebla en las pasadas semanas, así que incluimos dos reportajes sobre las conferencias que impartieron. De otro Nobel, pero en Física, Jerome I. Friedman, presentamos una entrevista en Tips para maestros. Algunos artículos y secciones tratan sobre el uso y abuso de la Química, tal es el caso de la sección Ciencia de lo cotidiano y el artículo de Alejandro Cordero. Eugenio Ledezma hace algunos apuntes sobre la composición del cuerpo humano (CHON) y cómo se utiliza este juego de iniciales en pláticas de divulgación para atraer estudiantes a la ciencia. Yadira Vega nos presenta un reporte del grafeno, un material nanoestructurado, y comenta sus aplicaciones, beneficios, producción y el estado de su estudio en México. Guillermo Campos hace un balance en Ciencia y Tecnología del periodo de Felipe Calderón y nos muestra que todo sigue igual.
Este segundo número cuenta con dos nuevas secciones. Una de Julio Glockner, El Pelícano Onírico, donde encontraremos la experiencia de Hofmann y el LSD, y otra sección, de un grupo de jóvenes biólogos entusiastas de su disciplina, llamada Tras las huellas de la naturaleza y donde en esta ocasión nos platican de la música de los anfibios.
En las otras secciones permanentes, Alberto Cordero nos reseña el libro La Cocina de Leonardo, un aspecto poco conocido del genio, pero en el cual era igualmente destacado. Yo les platico sobre uno de los grandes Mitos de la Química, el flogisto, Belinka propone un experimento con polímeros y en 8 minutos luz presentamos un artículo que muestra las ventajas de combinar observaciones en diferentes frecuencias para explicar la naturaleza de algunos objetos. En la misma sección encontrarán las efemérides astronómicas. Como en cada número, incluimos frases célebres en Épsilon y las actividades académicas y de divulgación de la ciencia en la Agenda.
* INAOE
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