Biomimética

Gracias a la biomimética —que toma la naturaleza como referencia para diseñar objetos—, numerosos animales y plantas tienen un doble papel en el entorno tecnológico. Los estudios de biología comparada, hechos en el conjunto del mundo viviente, han maravillado siempre a los cibernéticos. La naturaleza es un inmenso laboratorio donde se realizan continuamente experiencias. Lo más difícil seguramente es saber observarlas e interpretarlas, aunque en los años 50 se le empezó a tomar interés, el hombre siempre ha observado la naturaleza para inspirarse, siendo una fuente inagotable de ideas en los más diversos ámbitos de la ingeniería, la arquitectura, las bellas artes y el diseño.

Así, hay que considerar a la biomimética como una multidisciplina donde se pueden desarrollar sistemas e instrumentos aprovechando la riqueza tecnológica con que la naturaleza ha dotado a todos los seres vivos y que estos sistemas construidos por el hombre emulen los mecanismos, en menor o mayor grado, de supervivencia de un ser o colonia de ellos para efectuar un trabajo industrial, social, científico, instrumental, etcétera, por lo que se están desarrollando sistemas biónicos.

Desde siempre el hombre ha buscado la perfección en cada uno de sus pasos, y el techo se sitúa en la propia naturaleza. Nada tan perfecto como ella. Los años, la experiencia y las nuevas tecnologías han reducido las diferencias entre la tecnología y la naturaleza, pese a que las distancias siguen siendo todavía abismales. Pero la biomimética no es nueva. De hecho, hace 3 mil años los chinos ya intentaban fabricar seda artificial. Los árabes copiaban estructuras vegetales para construir sus edificios, al igual que en las catedrales góticas, y durante el siglo XIX la arquitectura también se basó en estructuras vegetales. Un buen ejemplo de ello es el Palacio de Cristal que se construyó en Londres en 1851.

Hoy los investigadores estudian la naturaleza desde diferentes puntos de vista: se investigan elementos químicos para crear otros nuevos. Ya se han desarrollado pegamentos resistentes al agua basados en un adhesivo natural utilizado por los moluscos o placas que refractan la luz de la misma forma en que lo hacen las plumas de los pájaros, etcétera. La naturaleza lo inventó primero. Muchos de los utensilios, máquinas y materiales que se usan de forma cotidiana son considerados logros del ingenio humano. Pero nada más lejos de la realidad. La naturaleza ya los había inventado.

Es la ciencia la que se dedica a descubrirlos para aprovecharlos en un sinfín de ingeniosas soluciones. Por ejemplo, sólo hay que ver que el diseño de la torre Eiffel se inspira en el tejido óseo del fémur humano. La lucha por la vida ha obligado a animales y plantas a recurrir al ingenio.

Para el desarrollo de nuevos productos, los científicos e ingenieros copian cada vez más los principios de construcción de la naturaleza. La biomimética, la aplicación técnica de los principios naturales, es la ciencia del futuro.

Más información

Gorb, M. Varenberg, A. Peressadko and J. Tuma. Biomimetic mushroom-shaped fibrillar adhesive microstructure.

J. R. Soc. Interface 17 October 2006

K.A. Daltorio, S. Gorb, A. Peressadko, A. D. Horchler, R.E. Ritzmann and R.D. Quinn, A robot that climbs walls using microstructured polymer feet.

Mueller Tom, Biomimética diseño por naturaleza. Nacional Geographic en español, Abril 2008, pag. 50-73.

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