El fenómeno migratorio, desafío para la Iglesia: Gustavo Rodríguez

Foto: José Castañares

Puebla, Pue. 5 de marzo. El Párroco Gustavo Rodríguez, quien tiene amplia experiencia en el tema de la migración, es responsable de la comisión de la diócesis de Movilidad Humana, y comparte con Saberes y Ciencias el trabajo que realiza esta comisión a favor de los migrantes, los desafíos que representa el fenómeno migratorio para la iglesia católica, las características y los problemas de identidad, género y religiosos a los que se enfrentan las familias que se quedan y de quienes retornan.

También comparte algunas reflexiones sobre la creciente vulnerabilidad de los migrantes centroamericanos ante la presencia del crimen organizado en el estado, la trata de personas, el robo de autopartes, la extorsión y las desapariciones que los hacen invisibles en un contexto de corrupción e impunidad, la política de terror que han implementado los gobiernos de Estados Unidos y México, y el hostigamiento a los defensores de los derechos humanos del migrante.

Los programas

La pastoral de migrantes que dirige Rodríguez implementa los programas de comunidad de origen, transmigrantes e inmigrantes.

La pastoral de emigrantes o comunidad de origen alude al trabajo que se hace en las parroquias con las familias de migrantes de origen, más de 2 millones de poblanos viven en los Estado Unidos; eso desafía, afirma el sacerdote, a atender a las familias que se quedan, acompañar aspectos psicológicos, de salud pero también religiosos. “Hemos recorrido con el Señor Arzobizpo toda la diócesis y la mayoría tiene familiares en Estados Unidos, hay zonas donde hay casas vacías porque ya se fueron o sólo se quedan niños y ancianos, eso es un desafío y es parte del trabajo principal de movilidad humana.

Transmigrantes, atiende el fenómeno que se intensificó hace 10 años por el paso de centroamericanos hacia los Estado Unidos, sobre todo hondureños y salvadoreños. Todo el sureste confluye en Puebla, somos el embudo, todos los que atraviesan Oaxaca, Guerrero, Tabasco, Veracruz y Chiapas van a incidir en Puebla para acercarse al estado de México y ahí volver a diversificarse hacia Tijuana, Nogales, Reynosa. Aquí nos llega toda la gente que ha sufrido las inclemencias y el dolor de la frontera sur hasta Puebla, pero también el estado tiene lo propio, también se sufre por este paso”, afirma el clérigo.

“El tercer aspecto son los inmigrantes, hacemos una distinción entre extranjeros que llegan a Puebla por cuestiones laborales, comerciales y académicas. En Puebla radican alemanes, japoneses, chinos y coreanos; hay gran cantidad de extranjeros en las universidades, en el comercio y por la Volkswagen y nos acercamos a ellos como iglesia.

Otro aspecto de los inmigrantes es lo que llamamos atorados, son los mismos centroamericanos que se quedan en Puebla, son los transmigrantes que no viajan a la frontera norte y aquí encuentran su modus vivendi, muchos nada más pidiendo limosna, otros buscan trabajo y se quedan.

Las comunidades expulsoras

“Se invita a los grupos de pastoral y a los párrocos a atender el fenómeno de la migración y que no sólo se fijen en las remesas. La gente es buenísima; yo veo que aunque están en Estados Unidos no se olvidan de su pueblo y si hay colecta para la fiesta, mandan para la fiesta, mandan para la construcción, decorado del templo, nuevos salones, son muy cooperativos”.

En una época, recuerda Rodríguez, “eran sólo los adultos, los padres de familia que migraban y tenían responsabilidad con su pareja y sus hijos, ahora impacta que empezaron a irse los jóvenes con la ilusión de que allá hay dinero, otras veces es por cultura, si yo no voy a Estados Unidos no valga nada aquí en el pueblo, es como algunos muchachos que si no han tenido la experiencia de ir a un burdel no son varones. Y es cultura, por ejemplo en Coyula los adolescentes son los que están migrando con el criterio de que hay que ir porque hay que ir.”

Las mujeres que se van y las que se quedan

Otro fenómeno que ha crecido, apuntó el clérigo, es la migración de las mujeres; “cuando empiezan a salir las mujeres, hay una migración de cultura. Yo considero que las mujeres tienen un aspecto muy fuerte de trasmisoras de cultura, más que los hombres, porque son más apegadas a los usos y costumbres de sus pueblos, no sólo religiosos, de su educación, de manera de ver la vida y a veces del machismo reproducido por las mismas mujeres.

Por otro lado, las adolescentes que se quedan en la comunidades y van creciendo con la ausencia del papá, necesitan fortaleza y sentirse seguras, sucede comúnmente que no se enamoran de los compañeritos, buscan hombres casados, muchas adolescentes no buscan pareja, buscan papá y a estos hombres quien les da pan que llore para un faje, un resbalón sin responsabilidades, generalmente las jovencitas salen embarazadas. Esto es muy frecuente en las comunidades expulsoras de migrantes, invitamos a los sacerdotes a que le den cabida a las jóvenes, espacios para que tengan puntos de confianza, para estudiar y de escucha. Los grupos juveniles, los coros son espacios para ayudarlas y acompañarlas en situaciones críticas, de por sí todo adolescente es crítico, pero no tener el apoyo del papá las vuelve más vulnerables sobre todo al acoso sexual y al abuso sexual, que no están buscando, no buscan sexo, buscan el amor, el cariño y la escucha. Insistimos con los párrocos, las madres y en consecuencia con los padres para que acompañen a sus hijas en su crecimiento, que les llamen por teléfono, hoy hay más facilidades con los celulares, que no se ausenten porque es su responsabilidad acompañarlas.

Un asunto relacionado con la identidad de género es el de las mujeres que se quedan, son madres y padres, deben ejercer los dos papales en el interior de sus familias y no están preparadas. Deben aprender a asumir el rol de padres e implica atender el rol económico, de seguridad, regañar y castigar, eso les crea conflictos en su corazón, deben asumir una parte fuerte porque no está el varón, esto hace que sientan una gran necesidad de ser escuchadas porque se están aventando la bronca solas y con quién lo platican si no está su pareja, con quién lo van a platicar, los papás les dicen con frecuencia para que te metes, para que te casas, para que lo dejas ir; las amigas les dicen ya te están poniendo los cuernos, olvídate de él; a veces se tienen que tragar su soledad y su responsabilidad. La pastoral favorece el encuentro de grupos de mujeres a través de experiencias de trabajo de acompañamiento donde puedan sacar lo que traen dentro, apoyarse y ayudarse afectivamente.

La doble identidad y el síndrome de Ulises

Los estudiosos, refiere el cura, nos han hablado del síndrome de Ulises, este estrés que implica cambiar tu residencia en busca del sueño americano a costa del dolor de dejar a la familia, el dolor de los que se quedan, de angustia y tristeza profunda. Esto hace que quienes se encuentran en Estados Unidos añoren mucho su tierra y cuando regresan —quienes pueden hacerlo— quieren regresar a Estados Unidos; sucede el choque de identidad, de dónde soy, soy del pueblo o soy de Estados Unidos, cuando hay conflicto de identidad la gente se vuelve muy violenta con su propia familia porque no se saben ubicados, ni se sienten bien allá porque extrañan a la familia ni se sienten bien aquí porque extrañan su estatus y su manera de vivir norteamericana.”

Para el párroco Gustavo es muy importante ayudar a que los migrantes vivan la doble identidad, que no se olviden de sus raíces como mexicanos y que aprendan a vivir en otro país con otras culturas y leyes. “Deben aprender a vivir la ciudadanía norteamericana para evitar conflictos internos, deben aprender a vivir las dos culturas, ubicar que las dos tienen valores y las dos tienen limitaciones. Es necesario ubicar las dos realidades en su corazón”.

Identidad religiosa

Un punto crítico de la migración en las comunidades expulsoras, señala el clérigo, es la confusión o crisis religiosa. “Llegan a la Unión Americana y no es fácil ir a misa o ir a un templo, por las distancias, por los horarios en que trabajan y se van alejando, si bien buscan la religiosidad popular, prender la veladora a la virgen, portar una medalla, la estampita, como el auxilio religioso, la práctica va siendo más distante, ello también influye en los que se quedan pues ya no hay eso de ir a misa, la mamá debe asumir los dos roles, se dedica a trabajar y cuidar a los hijos y ya no atiende las cuestiones religiosas. Muchas veces se vuelven pragmatistas y no practicantes o buscan el acomodo en otras experiencias religiosas, y eso lo aprovechan mucho los grupos de otras religiones, que si los atienden, los apoyan económicamente y entran en crisis de identidad de grupo religioso.

Puebla, entrada del sureste;

la criminalización del centroamericano

y los albergues

La criminalización del migrante centroamericano es una constante por lo que, según Rodríguez ,hay dos fenómenos que se deben considerar:

“Primero, las Maras; es una realidad causada por las guerras civiles de Guatemala, Nicaragua y El Salvador, mucha gente tuvo que salir a los Estados Unidos y los hijos de esos migrantes de tiempos de la guerra se volvieron bandas delictivas allá, pero allá la ley es ley y prefirieron regresar a su país y algunos a México; eso ocasiona que a todo centroamericano le digan Mara y lo criminalicen.

El segundo fenómeno es el crecimiento del control del paso frontera sur-Puebla de los Zetas, que obligan a algunos migrantes a ponerse a su servicio, extorsionando a los paisanos, o enganchándolos en el crimen organizado; eso es bastante frecuente.

Son vulnerables a manos de la delincuencia, tenemos la zona de San Pablo Xochimehuacan y Barranca Honda, donde se enganchan a los migrantes para robar autopartes. Nuestra frontera con Tlaxcala, del lado de Panzacola y Petlalcingo, es zona del crimen organizado de trata de personas; las mujeres y los hombres migrantes, aunque en mayor proporción las mujeres, se enfrentan ante la disyuntiva de la prostitución y eso es muy fuerte porque Puebla colinda con las mafias de trata de personas que entregan en Nueva York a la mafia internacional.

Los tienen extorsionados de tal modo que los involucran en la trata de personas, en la extorsión de gente y en el trafico de drogas; son los esclavos del siglo XXI, y ya no los sueltan. Esta situación se agrava porque los migrantes centroamericanos son invisibles, no existen para los medios, no existen para las autoridades, no existen para los programas de políticas públicas, simplemente no existen.

Los albergues

Nosotros en los albergues debemos abrir las puertas a todos, en el trato y con la experiencia vamos diferenciando quién viene del crimen organizado, quién de coyote y quién realmente necesita apoyo. No podemos discriminar nada más porque son centroamericanos.

En la ciudad de Puebla, en las zonas donde con mayor frecuencia encuentras migrantes hay albergues como en  San Pablo del Monte, San Felipe Hueyotlipan, en la capilla de Dolores en la colonia Aurora y el de Aquiles Serdán en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, más la Casa del Migrante que está junto al calvario cerca de la Cruz Roja.

En otras poblaciones la gente ayuda, como en Rinconada, Soltepec, las Vicentinas en Amozoc y grupos parroquiales en Tecamachalco, porque ha aumentado el paso de migrantes por esas parroquias, son los sacerdotes y los apostolados quienes apoyan no es que sean albergues, simplemente dan ayuda humanitaria.

En estos momentos ofrecemos talleres para los defensores de derechos humanos, todo el que ayuda a migrantes se vuelve defensor de derechos humanos y tiene que saber que hay leyes que se aplican a nivel internacional de apoyo a los defensores de derechos humanos, para que tomen conciencia de que no están solos, que hay normativas en el país y a nivel internacional de apoyo. Hace dos años podía ser castigada una persona que era migrante y a partir del cambio de la Constitución hace año y medio ya se reconoce la ayuda humanitaria que dan las iglesias o algunas asociaciones civiles; se reconoce siempre y cuando sea ayuda humanitaria y que no se vuelva un centro de contacto de los polleros, de los tratantes de personas, que sea ayuda de paso y que quienes llegan a los albergues cumplan las normas de seguridad de no meter armas, droga, embriagarse. Son normas para poder responder a ese perfil de ayuda humanitaria.”

Los desaparecidos y la política de terror

de México y Estados Unidos

El informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), cita el clérigo, “impacta y es desalentador, hay de 8 mil a 9 mil desaparecidos en un semestre. Por primera vez, la procuraduría aceptó 25 mil desaparecidos entre mexicanos y centroamericanos, sin duda hay más desaparecidos centroamericanos porque esos no están en ninguna lista, no hay nombres, es muy fuerte como desaparecen, los involucran con la amenaza de o cooperas o cuello como en el caso del Rancho San Fernando.

Se dice que es necesario reforzar más la frontera sur y quién lo va hacer, los gringos no, lo van a hacer los mexicanos. El gobierno mexicano hace caso al gobierno de Estados Unidos y pone todo su empeño en reforzar la frontera y crear terrorismo para los centroamericanos, es una política pública de ambos gobiernos.

La política pública de los dos gobiernos es sembrar terror y eso no lo vemos bien, hay que hacer cumplir la Constitución, respetar los derechos humanos de toda persona que atraviesa el territorio nacional.

Las autoridades

Las autoridades tienen la gran responsabilidad de cuidar a todo habitante que esté en territorio mexicano, que sean respetados sus derechos y no lo están haciendo, hay impunidad a los delincuentes. Me han dicho varios presidentes de la Mixteca: Padre qué hacemos, o cooperamos o cuello, si los denunciamos nos matan, estamos en el cerro, hay que hacernos de la vista gorda.

No es que quieran delinquir, no les queda otra más que tapar a la delincuencia, están ahí en la montaña, el crimen organizado los extorsiona como a todo mundo, sino cooperan les va mal.

Por otro lado hay autoridades a las que les conviene esta situación y eso está mal pero no hay mecanismos para meter al orden. Consideramos importante la tarea de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) que le corresponde escuchar las denuncias cuando la autoridad es cómplice del crimen organizado en el estado y lo tiene que hacer.

Ha habido cambios, los policías están recibiendo capacitación de la CEDH pero no se dan abasto, son 217 municipio y en todos ellos pasa la situación de la migración.

Cuando acompañamos el paso de los migrantes por Sasabe y Altar en Sonora, me impactó darnos cuenta de que las autoridades de México y Estados Unidos están “amaizadas”, el crimen organizado tiene el paso libre para la droga, el tráfico de personas y tráfico de órganos, porque al que se aplica y paga no le cae el peso de la ley.

Eso se ha denunciado muchas veces y molesta, nosotros  creemos que el mecanismo es la CNDH con sus visitadores que tienen que ver lo que está pasando en los municipios. No somos ni los sacerdotes, ni las organizaciones civiles, es la Comisión la que tiene esa responsabilidad.

El hostigamiento

A finales del año pasado la Parroquia de la Asunción sufrió el robo de material documental del trabajo que realiza Gustavo Rodríguez con migrantes y reconoce que el tema se ha analizado en siete estados de la República donde sucede lo mismo.

“A los agentes de pastoral de movilidad humana que apoya a los migrantes se está dando este hostigamiento, hasta la fecha siguen interviniendo mi teléfono y sigue gente apostada a la salida de los albergues, eso continua, nosotros ya denunciamos. No somos investigadores, no nos corresponde el oficio del Ministerio Público y sólo mostramos nuestra inconformidad de lo que está sucediendo, no sólo aquí en Puebla y en otras ciudades del estado sino también en otros estados.

Para la iglesia no hay extranjeros, todos somos hijos de Dios, y tenemos que educar a las fieles a no discriminar a nadie por su raza, por su país, por sus tendencias sexuales, aceptar que somos hijos de Dios y debemos aceptarnos. Es un principio de ayuda humanitaria que brota de la caridad y lo seguiremos haciendo con los riesgos y los peligros que eso implica”, remató.

Para mayor información

sobre voluntariado, donaciones

o consulta de materiales relacionados

con el tema migratorio:

Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en 45 Norte 206, colonia Aquiles Serdán,

y al teléfono 2491542.

*[email protected]