Diálogo y participación

Gobernar para todos, ser el estadista de todos, o al menos intentarlo, es una tarea de adultos imaginativos y creativos, no de noveles aprendices. Se inviste el mandato a través de la mayoría de sufragios, pero no se puede gobernar solo para ellos; hay que considerar el bien común, el beneficio colectivo, la inclusión y tolerancia, así como la sustentabilidad del desarrollo y la democratización de las decisiones. Hay sobrada evidencia de que las opciones rentables del gran capital lo son porque son rentistas, depredadoras del ambiente, precarizantes del trabajo, vejatorias de la dignidad humana, degradantes de la calidad de vida, injustas y antidemocráticas. Gobernar no puede limitarse a ser el amanuense del gran capital o su ínclito caballerango, sino a escuchar otras voces que demandan otros modos de vida y de sociabilidad, de gestión y de mandato.

Globalmente tenemos escasez de recursos hídricos, y México no es la excepción: uno de cada cuatro acuíferos está sobreexplotado, presenta intrusión marina o salinización de suelos y aguas subterráneas. Utilizar el agua en actividades secundarias y terciarias significa la pérdida de ese recurso para la población, para sus cultivos y ganado de traspatio; cambios severos en el paisaje, en la flora y la fauna; por eso defienden sus tierras y aguas; no son masoquistas que se realizan con los golpes, la detención, la sentencia y la cárcel. Otros viven en las laderas de un volcán activo, en zona de alta peligrosidad, donde hay veda para instalar gasoductos; han exhibido documentos oficiales que confirman la vocación ancestral de sus recursos naturales y los peligros inherentes al gasoducto. Son y han sido campesinos, tienen otra forma de entenderse con la naturaleza, entre ellos, entre ellos y los occidentalizados,  y quieren seguir siendo hombres de milpa orgánica y ganadería de traspatio; defienden no solo sus recursos, sino su vida misma. Criminalizarlos por defender su cultura y patrimonio es indignante desde cualquier punto de vista y mucho más, si la acción es para facilitar la rentabilidad del gran capital. El trazo del gasoducto del Proyecto Integral Morelos no es el único posible, ni el ciclo combinado es la única forma de generar energía eléctrica.

Tres luchadores sociales fueron ya sentenciados por defender el derecho de los pueblos a su cultura y territorio; otros más están detenidos, y se amaga ya a académicos e intelectuales que han apoyado y/o simpatizado con esas luchas. La definición ya fue asumida, pero no por ello es irreversible: sólo se escucha y se gobierna para el gran capital; el saber, la razón, el derecho y la dignidad están del otro lado, y siguen moviéndose, contrayéndose el presente. El disenso y el diálogo han sido sepultados en la entidad: la autonomía universitaria ha sido mancillada y amenazada la integridad física de sus miembros; los derechos constitucionales a la libre manifestación y expresión de las ideas, a la petición y la libertad de organización fueron conculcados; es necesario reactivar mecanismos de mediación de conflictos y un compromiso gubernamental de respetar los derechos constitucionales.

Establecer mecanismos para la solución de conflictos sociales a través del diálogo y el respeto es un imperativo; no se puede gobernar ignorando las demandas sociales.