En lo profundo de Xochimilco, ajolotes después de una larga noche se encuentran en urgencias. El médico pregunta: ¿una vez más sin pata? ¿Usted sin ojo? Y usted ¿sin una parte de cerebro? Sin decir más, los hace pasar a la sala de espera sin recetar medicamentos. Si los ajolotes tuvieran un sistema de seguridad médica seguramente sería un problema.
Los ajolotes pertenecientes al género Ambystoma son anfibios que presentan muchas características que desde hace miles de años han asombrado a la humanidad. Sobre todo, su gran capacidad regenerativa, esto, y de acuerdo con algunos autores, quienes han dedicado gran parte de su vida académica a documentar parte de la historia de vida de estos organismos logró posicionar al ajolote como una deidad. Con el nombre de Xólotl, el dios que se resistió a la muerte, y quien fuese hermano mellizo de Quetzalcoatl. De igual forma logró despertar la curiosidad de algunos de los naturalistas más connotados de su época y que dejaron forjado un legado para la ciencia actual, tal fuel el caso de Auguste Dumeril, quien llegó a realizar aportes importantes para el conocimiento de estas especies al observar algunos ejemplares llevados a Francia para su estudio, así bien, antes de la llegada de estos naturalistas los antiguos mexicanos ya explicaban dichas características que hacen únicos a estos anfibios, por lo que lo llamaron axolotl (monstruo de agua o perro de agua), y llegó a formar parte importante en la medicina y gastronomía, llegando a ser considerado como la comida de los señores más importantes del México prehispánico, los gobernantes. Gracias a todos estos estudios previos hoy sabemos que en México habitan 18 especies de salamandras pertenecientes al género Ambystoma y que nuestro país cuenta con el mayor número de endemismos. Se han encontrado documentos que hablan de cómo los ajolotes eran adorados y contaban con un lugar único dentro de la cosmovisión de la cultura azteca, al igual que otra especie de Ambystoma para la cultura purépecha, Ambystoma dumerilii, llamado achoque o achójki. Sin embargo, la especie que ha sido mayormente estudiada ha sido Ambystoma mexicanum.
- mexicanum es una especie endémica de la zona lacustre de Xochimilco que como fue mencionado anteriormente tiene al igual que otras especies de ajolotes la capacidad de regenerar sus células, además de ser una especie neoténica estricta, así es. La neotenia es la capacidad de llegar a una etapa en donde el organismo es sexualmente maduro pero presenta la morfología de un organismo juvenil, al contrario de otras especies que no son neoténicos obligados como es el caso de A. velasci, especie que sí presenta una etapa adulta en la que los podemos encontrar transformados en salamandras de color negro y con manchas de color amarillo o blancas. Seguramente el lector ha de recordar haber visto a estos organismos en algún mercado de Puebla en donde pareciera que son dos especies distintas, lo cual es totalmente falso, ya que al activarse la metamorfosis los ajolotes de esta especie absorben por completo las branquias y la aleta que presentan en la cola cuando son organismos totalmente acuáticos y salen del agua listos para explotar un ambiente terrestre, cabe hacer una aclaración los ajolotes han sido confundidos con renacuajos; los renacuajos son larvas, sí, pero larvas de ranas y sapos y no de salamandras.
Para entrar en materia sobre la regeneración de las células de estos anfibios tan peculiares que presentan neotenia; tal vez esta sea la razón por la cual pueden regenerar extremidades, cola, órganos e incluso tejido cardiaco y neuronal. Investigaciones recientes apoyan la teoría de que este anfibio puede ayudar en la regeneración de células e incluso para evitar la formación de tumores cancerígenos. Luis Alfredo Cruz Ramírez, investigador del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados (Cinvestav), en entrevista con diferentes medios ha dado a conocer los resultados obtenidos en investigaciones con dos especies de ajolote en donde destaca la importancia de conocer como proliferan las células del ajolote sin la formación de tumores lo que brindará avances significativos en la medicina. Pero ¿cómo es que sucede esto? De manera sencilla resulta que el proceso de regeneración es similar al desarrollo embrionario; las células que al diferenciarse desarrollan los órganos pasan por un proceso que las hace parecidas a las células madre embrionarias a esto se le llama “desdiferenciación”. Los genes que estas células contienen, tienen unas marcas que controlan su actividad llamadas epigenéticas, éstas determinan que un gen esté activo o inactivo por lo que al faltar un miembro, se activan, permitiendo la generación de conglomerados celulares (blastemas), las cuales regeneran los miembros o tejidos afectados por completo, estos pueden ser cerebrales, cardiacos, entre otros, y una vez terminada la tarea estos genes se desactivan. Sin duda igual que a los antiguos mexicanos, una vez más los ajolotes nos sorprenden y abren una ventana para la medicina, reafirmando nuevamente su calidad de dios azteca.
Seguramente a ti, al igual que a muchos de los que nos hemos enamorado de estas especies, te gustaría verlos viviendo en los ríos y lagos de los que algún día fueron los grandes depredadores y señores; algunas investigaciones reportan que por lo menos A.mexicanum no tiene muchas esperanzas, ya que podría desaparecer en no más de cinco años de su hábitat natural quedando confinado a laboratorios. Ahora nos preguntamos: ¿qué podemos hacer para evitar su extinción?
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