Hablar de ciencias espaciales nos lleva a hablar sobre el origen de la vida de los seres vivos; sin duda este ha sido uno de los temas más controversiales y de mayor interés para el hombre desde su aparición sobre la tierra.
Como muchos sabemos, y como también los astrónomos nos han explicado, el origen del universo se dio a través de una gran explosión llamada Big Bang y de ahí que se derivara hace 4 mil 500 millones de años el origen del planeta Tierra, pero, ¿qué es la vida y cuál es su origen?
De observaciones cotidianas surgió la idea de que la vida aparecía de la nada; a esta teoría le llamaron “generación espontánea”, la cual prevaleció durante mucho tiempo debido a que se incorporaba al pensamiento religioso. Sin embargo, al hacer diversos experimentos por científicos se llegó a la conclusión de que la vida no podía surgir de la nada, y mucho menos de materia orgánica en descomposición; fue entonces cuando esta teoría fue rechazada por completo.
No obstante, al paso de los años la duda de cómo había surgido la vida seguía viva. Arrehnius, en 1908, propuso la teoría llamada “la panspermia”, la cual dice que la vida habría surgido en la Tierra a partir de la llegada de una espora o bacteria del espacio exterior, y que a su vez se habría desprendido de un planeta en donde ya existía vida. Sin duda, debido a los pocos argumentos científicos esta teoría también fue rechazada.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX el pensamiento científico había tenido cambios debido a la aparición del libro El origen de las especies, de Charles Darwin. Si bien, otros autores anteriores a Darwin ya habían tenido planteamientos sobre la evolución de las especies, fue el primero en proponer que las especies no son invariables, sino que basado en su teoría de selección natural éstas cambiaban constantemente. Darwin no hablaba de forma directa sobre el origen de los seres vivos, pero de cierta forma daba fuerza a las teorías planteadas en ese momento.
Para 1921 un joven bioquímico ruso, Alexander I. Oparin, presentó ante la sociedad botánica de Moscú un trabajo en el que concluía que los primeros compuestos orgánicos se habían formado abióticamente sobre la superficie de la Tierra, previamente a la aparición de los seres vivos y que éstos se habían desarrollado a partir de las sustancias orgánicas que les precedieron. Tres años más tarde publicó un libro llamado El origen de la vida, en donde se explicaba detalladamente su hipótesis, la cual decía que recién formada la Tierra no existían aún organismos, debido a la presencia de una atmósfera primitiva en donde no existía oxígeno libre, sino que tenía una alta presencia de hidrógeno, metano y amoniaco. Estos compuestos habrían reaccionado entre sí gracias a la energía solar, a la actividad eléctrica de la atmósfera y de fuentes de calor como los volcanes; esto dio como resultado que se formaran compuestos orgánicos de alto peso molecular y que disueltos en los océanos primitivos darían origen a los primeros seres vivos.
En 1928 aparece un biólogo inglés, John B. S. Haldane, quien publicaría un artículo también titulado El origen de la vida; esta publicación era independiente a lo publicado por Oparin, sin embargo, tenía un gran parecido a lo planteado por el bioquímico ruso. Haldane decía que la Tierra originalmente había tenido una atmósfera primitiva formada por dióxido de carbono, amoniaco y agua, pero que carecía de oxígeno libre. Además, planteaba que estos compuestos, al interactuar con la energía solar, formaban una gran cantidad de azúcares y aminoácidos necesarios para la aparición de proteínas; éstas se acumularían en los mares primitivos para dar origen a la “sopa” primigenia de donde habrían salido los primeros organismos.
Las teorías de Oparin y Haldane influyeron mucho en todos los científicos que se preocupaban por el problema del origen de la vida, debido a que abrían la posibilidad de experimentar diversas alternativas y sobre todo que permitieron un mayor desarrollo de disciplinas como la bioquímica, la astronomía, la biología y la geología, entre otras.
Gracias a esto, hoy en día sabemos que aproximadamente 95 por ciento de los seres vivos está constituido por hidrógeno, carbón, nitrógeno y oxígeno, que junto con otros elementos forman proteínas, ácidos nucleicos, lípidos y carbohidratos, además de que estos elementos son los más abundantes en el universo.
El origen de los seres vivos está altamente ligado a los procesos de evolución química del universo que determinaron la aparición de los elementos que forman a los organismos y que crearon las condiciones adecuadas para su origen y desarrollo.
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