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El movimiento maker: la electrónica al alcance de todos

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Cuando era más joven las televisiones y los radios empezaban a cambiar de tecnología. Pasaban de ser de bulbos a ser transistorizadas. Sin embargo, cuando empecé a estudiar el bachillerato tecnológico y ofrecía mis servicios de técnico en electrónica encontraba todavía algunos aparatos de bulbos. Estos eran dispositivos parecidos a los focos, que eran delicados, pues con un golpe se podría fundir el filamento que calentaba a los otros elementos y que daba lugar a una danza de electrones que permitían convertir, de manera casi mágica, las ondas que flotaban en el aire haciendo que en casa se recibieran sonidos e imágenes de lugares lejanos, tan lejanos como la luna, por ejemplo.

p-10aEsta fragilidad dio lugar a lo que yo llamaba generación del bulbo, que tenía un respeto por los aparatos electrónicos, al grado que no podían moverlos o tocarlos inclusive por miedo a perder la sintonía o descomponerlos.

Pero muy pronto la tecnología cambió a componentes de estado sólido, que no se debían calentar para funcionar y que soportaban un poco mejor los golpes. Pero si se descomponían debían ser reparados por esta especie en vías de extinción, que son los radiotécnicos.

Era toda una ceremonia recibir al técnico, explicarle los síntomas del aparato y esperar a que hiciera un diagnóstico. En el peor de los casos tenías que esperar semanas a que arreglara el aparato, tiempo que transcurría generalmente debido a la falta de piezas. A veces era un transistor de potencia averiado, a veces un flyback quemado, pero poco a poco se dejaban de cambiar piezas sueltas, y ya en los ochentas cambiabas circuitos integrados que hacían el trabajo de la etapa de potencia, o que servían de sintonizadores digitales. Cada vez los aparatos se descomponen menos o, lo que es más triste, es más barato comprar uno nuevo que arreglarlo.

Las computadoras vieron estos cambios de tecnología de cerca: empezaron con circuitos eléctricos que cambiaban sus estados con electroimanes, pasaron por los bulbos, los transistores y ahora los circuitos integrados. En cada cambio de tecnología han mejorado sus prestaciones y disminuido su tamaño.

Después de los transistores, y luego de los circuitos integrados vino algo inaudito: los circuitos integrados que se podían programar, darles una configuración, borrarlos, darles otra configuración de tareas, y volverlos a programar, y así durante su vida útil. Los llamados PICs son dispositivos que permitían reutilizarlos y por lo mismo hacían más fácil y barata la experimentación. Esto permitió que chicos de bachillerato pudieran automatizar luces o motores, pero las conexiones entre estos dispositivos al PIC requerían de conocimientos no superficiales de electrónica.

Hace poco se desarrolló una tarjeta electrónica con uno de estos chips que se puede reprogramar, pero con un diseño que permite conectar casi directamente con otros dispositivos. Arduino es una tarjeta que ha abierto el uso de la electrónica a personas que apenas saben algo de eso. En pocos minutos puedes conectar, con una resistencia de por medio, a veces sin ella, un LED, y programarlo para que parpadee. Esta actividad, que pudiera parecer trivial, es la puerta a desarrollar dispositivos automáticos de manera fácil y desde casa. Porque así como lograste que el LED parpadeara, después pones dos o tres LEDs, o más. Y ya estás programando un semáforo usando LEDs de tres colores, o bien, agregas un relevador eléctrico y ya estás encendiendo y apagando las luces de tu casa de manera automática.

p-10bConforme vas agregando dispositivos vas aprendiendo más electrónica. Por ejemplo, si quieres agregar un interruptor debes hacer un divisor de voltaje (dos resistencias más), y si quieres poner un motor debes distinguir entre los motores de DC, los servomotores y los motores a pasos, y usar un circuito para darles potencia mientras velocidad y sentido de giro con el Arduino. Algo que un niño puede estar haciendo en una semana de trabajo apoyado por un instructor.

¿Por qué apareció esta tarjeta en primer lugar? Porque era necesaria para el movimiento maker.

Si bien antes teníamos la imagen del inventor como alguien que trabajaba solo en su taller, del cual salían no pocas explosiones, ahora se piensa en el maker como un artesano tecnológico que, si bien es independiente en su hacer, está conectado globalmente por medio de las redes. Un maker se reconoce principalmente porque hace algo, construye, inventa. Pero además se nutre (se inspira) de sus pares por medio de la web, donde la gente de esta comunidad comparte sus invenciones e innovaciones. Compartir es un elemento importante de esta cultura. Y un elemento que ha ayudado a que estos inventos sean hechos a edades  tempranas con apenas algunos conocimientos técnicos son las tarjetas electrónicas como Arduino y las impresoras 3D.

Se acepta como un descriptor de la comunidad, al manifiesto maker de Mark Hatch (Versión en español: http://tinyurl.com/nqzs4xr). En resumen propone acciones dadas por los verbos: hacer, compartir, regalar, aprender, equipar, jugar, participar, apoyar, cambiar. Imaginar algo, diseñarlo, construirlo, y compartirlo y regalar el diseño al mundo parece ser el ciclo de trabajo de estos creadores, que además no se limitan a usar solo la última tecnología, pero que la saben usar o aprenden rápido a usarla. Usan los medios digitales para compartir. En blog como www.ikkaro.com con experimentos caseros. En sitios como www.instructables.com, donde la gente contribuye libremente y hasta se hacen concursos. En redes sociales como aquí en México, donde la comunidad se gesta en el grupo de FB Makers México (https://www.facebook.com/groups/makermx/). En estos sitios encontrarás cómo hacer robots, controlar luces de tu casa, alimentar a tu gato o regar a tu planta por medio de Arduino o de otros dispositivos si ya sabes más electrónica.

p-10cAclaro que un maker no está obligado a saber electrónica; hay makers que trabajan con madera, cuero o hierro, pero aquí nos interesan más los robots.

En nuestra región existe al menos un FabLab, que es un sitio donde se pueden llevar los diseños a construir y usas las máquinas de 3D o corte láser de un tamaño industrial, y hay al menos un makerspace, que es un sitio donde llegas con una idea personal y los compañeros te van guiando para irla desarrollando, aprendiendo de electrónica, haciendo el diseño en 3d, imprimiendo, conectando y haciendo funcionar tu idea.

En lo personal estoy emocionado por el tiempo en que vivimos. No solo estamos viendo que los robots se hacen una realidad palpable, sino que estos desarrollos de tarjetas y otros dispositivos hacen que cualquiera que tenga un poco de disciplina pueda convertir una idea en un invento.

Esto es bueno porque permite a personas comunes participar del proceso de creación y de innovación, haciéndole valorar sus propias capacidades y con esfuerzo y trabajo continuo se puede hacer, de manera muy sencilla, algo que 20 años atrás solo podían hacerse en los laboratorios de las universidades. La importancia de este movimiento para nuestra economía y desarrollo es evidente. No en balde Puerto Rico ha incluido el movimiento maker en su plan de desarrollo 2015- 2021 (http://tinyurl.com/qzlska3), y hay quien se plantea el proyecto educativo de un robot por niño (http://tinyurl.com/nmp2hcp).

Así que ya no creo que encontremos ninguna persona que se comporte como la generación del bulbo en un futuro próximo.

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