Tras las huellas de las matemáticas de Mendel

En algún lugar de Heinzendorf, Austria, nace en 1822 un hombre que sin saberlo, cambiaría el rumbo de la ciencia. Monje agustino y naturalista; este hombre se llamaría Gregor Johann Mendel o mejor conocido como Mendel o como el olvidado monje del huerto.

Este monje que dedicó parte de su vida a la ciencia, y a la cual dio uno de sus momentos estelares, principalmente a la biología moderna, convirtiéndose así en el padre de la genética; desde joven aprendió el manejo de plantas y animales de granja junto a sus padres, posteriormente el 9 de cctubre de 1843, a los 21 años de edad, ingresaría al monasterio de Santo Tomás de Brun. En dicho lugar adquiriría gran cantidad de conocimientos en botánica, matemáticas, teología y pedagogía.

Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo

Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo

No hay que olvidar que las llamadas leyes de Mendel no fueron consideradas así por su autor, sino por algunos de sus entusiastas seguidores quienes las llamaron así, durante la segunda década del siglo pasado. Recordemos un poco sobre estas leyes. La primera ley o mejor conocida como de la uniformidad, la cual establece que si se cruzan dos razas puras la descendencia será toda igual entre sí, es decir igual fenotipo, igual genotipo. La segunda ley, de la segregación, establece que los caracteres recesivos al cruzarse dos razas puras diferentes, quedan ocultos en la primera generación, en donde toda la descendencia pareciera ser igual, y reaparecen en la segunda, si hay autofertilización, en proporción de uno a tres respecto a los caracteres dominantes. Los individuos de la segunda generación que resultan de los híbridos de la primera generación son diferentes en fenotipo, aunque este pueda enmascararse por el carácter dominante, lo que debe verificarse en otra autocruza de muestra, en la proporción siguiente: 1 (individuos “puros” con el carácter dominante), :2 (individuos híbridos, en donde puede expresarse el carácter dominante u otra característica diferente a la de los puros), :1 (individuos “puros” con el carácter recesivo). La tercera ley, de la independencia de los caracteres, establece que los caracteres son independientes y se combinan al azar; es decir que en la transmisión de dos o más caracteres, cada uno de ellos se transmite de manera independiente y se pueden combinar de todas las formas posibles.

Como bien sabemos Mendel no era un científico experto o 100 por ciento dedicado a la ciencia, sino un monje agustino, orden dedicada principalmente a la educación, posiblemente esto fue una limitante para las sucesivas críticas recibidas a su trabajo, ya que algunos investigadores como Ronald A. Fisher fue de los primeros en puntualizar posibles errores cometidos por Mendel. En algunos artículos publicados por Mendel se omiten algunos de los problemas que pudo presentar al cultivar en un monasterio, es decir, no hace referencia a problemas climáticos o plagas lo que despertó sospechas principalmente en Fisher.

Aunque podemos encontrar una gran cantidad de críticas a la teoría de Mendel lo que no es criticable es la habilidad matemática y la dedicación que deja ver en su obra; invitamos al lector a conocer la obra de Jacob Bonowsky, quien realiza una revisión detallada de la vida y obra de Mendel, y quien destaca la habilidad matemática del monje del huerto. Conrado Ruíz Hernández en su artículo El razonamiento matemático de Mendel publicado en la revista Ciencias nos comparte la vinculación que existe entre el binomio de Newton y el simbolismo utilizado por Mendel para referirse a los caracteres dominantes y recesivos que si bien, es posible que así fuese en cuanto al planteamiento general, pero no con respecto a la expresión fenotípica de los organismos y en cada término del trinomio, lo que de acuerdo con Ruíz Hernández, demuestra que los principios formulados por este monje agustino se obtuvo deduciendo por abstracción matemática.

Es verdad que quedan algunas dudas como ¿qué hubiera pasado si Mendel hubiera tenido un papel más protagónico, y el impacto que hubiera tenido en las ideas de Carlos Darwin? Ya que hay que recordar que las leyes de la herencia son el eslabón que le hacía falta a la teoría de la evolución.

Sin importar las críticas a los postulados publicados por Mendel, lo cierto es que no quedan dudas de la genialidad matemática presentada por el padre de la genética.

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  1. Tras las huellas

@helaheloderma