El Laboratorio Nacional de Supercómputo del Sureste de México (LNS) es el tercer laboratorio reconocido a nivel nacional. Nació por iniciativa de investigadores de la BUAP y con esfuerzos conjuntos del INAOE, UDLAP y Conacyt; la concreción del proyecto ahora hace posible que en la entidad poblana y el sureste mexicano se realicen cálculos y simulaciones computacionales precisos y en un lapso de tiempo breve.
En entrevista con Saberes y Ciencias, el doctor Humberto Salazar Ibargüen, investigador y director general de Cómputo y Tecnologías de la Información y Comunicaciones de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla comparte algunos de los avances y por menores del LNS.
Saberes y Ciencias (SyC): ¿Qué motivó el surgimiento del Laboratorio Nacional de Supercómputo del Sureste de México?
Humberto Salazar Ibargüen (HSI): En la BUAP hay grupos de investigación que típicamente requieren del uso de cálculo numérico, como el Instituto de Física, la Facultad de Ciencias Químicas, la Facultad de Físico Matemáticas y el Instituto de Ciencias (ICUAP). Cada unidad, con recursos propios —sobre todo con apoyos del Conacyt— había logrado tener su equipo —clúster de alto rendimiento— pero lo tenían en condiciones muy precarias tanto en instalaciones, en técnicos asociados y en expertos que ayudaran a usar el equipo óptimamente y resolver los problemas que se presentaran.
Durante la visita del rector Alfonso Esparza a las unidades académicas, la demanda constante fue la red y la conectividad, y en el caso de algunos grupos de investigación, mayor potencia de cómputo. De manera paralela Conacyt publicó su convocatoria para laboratorios nacionales por lo que se convocó a todos los investigadores a que presentaran sus proyectos de laboratorios nacionales. Se presentaron tres proyectos, dos de ellos desistieron porque requerían montos aún mayores, por lo que el laboratorio de Supercómputo quedó como única propuesta para ser sometida a Conacyt. El monto inicial fue de 40 millones de pesos, un buen inicio para el proyecto.
Afortunadamente la Universidad vió con buenos ojos el proyecto, y puso la parte correspondiente —50 por ciento del monto total—, en este tipo de proyectos, al principio piden al menos 50 por ciento a la institución y 50 por ciento lo pone Conacyt; es difícil que una institución aporte tanto; sin embargo, tuvimos los argumentos para justificar su viabilidad.
La primera solicitud la avalaron 90 investigadores, en su mayoría de la Universidad pero también del INAOE y UDLAP, fue impresionante lograr el consenso y respaldo de tantos investigadores.
Uno de los factores en contra era que ya existían dos laboratorios de su tipo, sin embargo por cuestiones de conectividad y de capacidad impedían que estos laboratorios atendieran a todas las regiones del país, y presentamos el proyecto para atender el sureste de México.
SyC: ¿Qué resultados se esperan a corto plazo?
HSI: Se han cumplido satisfactoriamente aunque no sin experiencias difíciles.
Respecto a las investigaciones, hemos logrado que nuestros usuarios locales desarrollen sus proyectos en ciencia básica y aplicada, además de nuestras convocatorias nacionales con lo que hemos logrado tener por lo menos un socio en algunas entidades del país.
Hasta ahora, hemos logrado ofrecer un diplomado para la formación de recursos en el área —es el inicio hacia la especialización— y, en años próximos ofreceremos la maestría (2017) y el doctorado (2018) en el área.
Otro propósito fue conseguir clientes potenciales, pensamos que este proceso sería más rápido, y aunque va lento creemos que se va a lograr, sucede que falta tiempo para entrevistar a los clientes potenciales y ofrecerles nuestros servicios.
Somos la única Universidad de centro de datos y servicios especializados certificada con International Computer Room Experts Association (ICREA) por el nivel de disponibilidad y alta seguridad.
SyC: ¿Cuáles son las líneas de investigación que se desarrollan en este laboratorio?
HSI: Química y física de materiales, altas energías, algoritmos en computación, rendering, fisiología y cosmología son, hasta ahora, las áreas más importantes.
SyC: ¿Hay algún aporte por parte de las empresas al laboratorio, fuera de que adquieran el servicio?
HSI: En este momento eso no está sucediendo. Pretendemos que a largo plazo —una vez que se demuestre que el laboratorio es muy importante— se haga como en Europa que hay una asignación del presupuesto público a los laboratorios de supercómputo para atender las necesidades de todos los usuarios, universidades, empresas y gobierno.
Es parte de un recorrido en la consolidación del uso, la demanda y que haya expertos; el día que completemos ese ciclo los propios empresarios dirán: “necesitamos ese laboratorio, necesitamos presupuesto” y ya no tendremos que pelear el presupuesto peso a peso, no sé cuanto tarde, pero espero poder verlo.
SyC: ¿Se tiene proyectado que el laboratorio crezca?
HSI: Dentro de las etapas de crecimiento del nuevo campus de Valsequillo, se pretende que el laboratorio —cuando adquiera un equipo más grande y la demanda de los clientes así lo requiera— se mude para allá. Con lo que nos da Conacyt estamos incrementando la capacidad de cómputo —con la compra de este año y la del año pasado, prácticamente se va a duplicar la capacidad original del equipo— aunque en cómputo eso es casi mantenerse, la innovación en computación crece muy rápido.
SyC: ¿El recorte al presupuesto de Conacyt para el próximo año podría afectar al laboratorio?
HSI: Conacyt nos ha comunicado que los laboratorios nacionales serán las instituciones con menor impacto en el recorte, eso nos tiene tranquilos; además creemos que a pesar de la depreciación de la economía nacional, será posible posicionar nuestro servicios con clientes potenciales.
SyC: ¿Cuáles son los objetivos a largo plazo?
HSI: Un laboratorio nacional implica muchos recursos y Conacyt no los tiene. Está claro que la convocatoria es para iniciar un laboratorio nacional y no para mantenerlo, eso lo tuvimos claro desde el principio. En ese sentido, trabajamos para darle respaldo continuo —con convocatorias anuales— buscando servicios de tal forma que tengamos ingresos propios y eso nos ayude al crecimiento y al mantenimiento del laboratorio; Conacyt nos pide que seamos autofinanciables en lo que se pueda.
Buscamos áreas de oportunidad; en supercómputo hay muchas áreas de oportunidad pero hay que irlas trabajando poco a poco para concretarlas y, empezamos a ofrecer servicios. Queremos ofrecer un servicio certificado donde la disponibilidad es prácticamente al 99.95 por ciento del tiempo, de alta disponibilidad y conectividad. Desde el inicio, se proyectó abrir un área de innovación que ofreciera servicios al exterior y que empezara a buscar clientes —desde muy sofisticados como los que podían ser los de las compañías petroleras, que van a buscar procesar y analizar los datos para ver dónde hay todavía nichos de explotación de los recursos petroleros; y en general para manufactura por la simulación de procesos y que puede ayudar al desarrollo o revisión de los productos; hasta clientes relativamente sencillos que requieren servicios tipo nube como alojar páginas, bases de datos y/o procesamiento, etcétera —servicios administrados—, que realmente no requieren supercómputo, este último es un servicio colateral donde lo importante son las instalaciones y la disponibilidad del servicio. Esto requiere tiempo, por lo que esperamos que en cuatro años se puedan ya ofrecer servicios, no solo buscando que haya un retorno de la inversión sino que realmente se use como en los países desarrollados para impulsar las economías locales y regionales.
En Puebla, por ejemplo, está la industria automotriz, no hablo de las grandes armadoras porque ya cuentan con estos recursos, sino las empresas que trabajan autopartes para las grandes armadoras; para éstas es difícil el acceso a servicios de supercómputo y lo requieren para poder certificar sus productos.
Necesitamos garantizar que el laboratorio continúe, mientras eso suceda, la parte académica estaría asegurada y las investigaciones como las que estamos soportando van a ir consolidando los grupos de investigación con experiencia en el uso de supercómputo; más estudiantes aprenderán y desarrollarán sus tesis con estos recursos, y bueno, la cultura irá cambiando poco a poco, de decir que son cajas negras que solamente hacen procesos a optimizarse en usos especializados orientados a las demandas.
Tener la computadora por sí solo no garantiza nada, ya conocemos los elefantes blancos donde no hubo las instalaciones adecuadas, ni los técnicos, ni los investigadores que se promovieran. Es importante sostener a los grupos de investigadores que requieren supercómputo pero no saben usarlo para que se acerquen, se les brinde el apoyo necesario y así colaborar con el impulso a las investigaciones.
El laboratorio hace muy competitivas a las áreas de investigación que requieren supercómputo porque en poco tiempo pueden comprobar cosas que en un experimento directo o en un laboratorio especializado llevarían demasiado tiempo; la simulación es tan detallada y cercana a lo que es un experimento real que lo puede sustituir y dependiendo del número de procesadores, nodos y recursos que se les asignen puede acortar su distancia hasta 10 o 100 veces más rápido. Ganan mucha competitividad en ese sentido. Se esperaría que a la vuelta de algunos años aumente la productividad, el número de artículos por investigador, que los estudiantes se gradúen más rápido y tengan, como parte de sus habilidades el uso de estas herramientas.