Yotta Gasolinazo

El prefijo yotta significa cuatrillones, cifra muy aparatosa, como lo son los permanentes aumentos al precio de la gasolina: casi mil 100 por ciento entre el último año de  la  gestión de Carlos Salinas de Gortari y el cuarto año (1/1/2017) de la gestión de Enrique Peña Nieto. Hace apenas dos años, en su mensaje navideño, el Ejecutivo federal anunció que, gracias a las 11 reformas estructurales ejecutadas en 2014 se establecerían siete acciones a favor de la economía familiar, entre otras, no más aumentos al precio mensual de la gasolina, diesel y gas lp, posteriormente precisaría que los incrementos a los derivados del petróleo continuarán pero no en forma mensual.

Peña Nieto promovió la privatización de los hidrocarburos y endosar la renta petrolera a particulares, el Congreso de la Unión aprobó dicha reforma con la anuencia del PAN, PRI y PRD; desde entonces, el decremento de los ingresos públicos proveniente del carbón fosilizado se cubre, en parte, con los Impuestos Especiales sobre la Producción y Servicios (IEPS), entre otros, el de la gasolina. Durante la gestión de Peña Nieto el precio internacional del petróleo ha bajado y, en consecuencia, el precio de la gasolina en Estados Unidos ha disminuido en 39 por ciento, en cambio en México ha aumentado 48 por ciento en 61 meses de la gestión de Peña Nieto, en parte por la inflexibilidad del IEPS a la baja. En marzo de 1988 Pemex creó empresas privadas subsidiarias (Petróleos Mexicanos Internacional) para exportar e importar petróleo y sus derivados, a través de ellas, se importa gasolina de Estados Unidos a un precio por barril de 10 dólares por arriba al costo del barril del petróleo en 1992, y un costo adicional de 29.57 dólares al precio del barril de petróleo en 2012 (Quadratin, octubre 2014). Estas subsidiarias importan dos terceras partes del consumo nacional de gasolina y las ganancias generadas no se integran al  erario. En contrapartida, Carlos Salinas de Gortari congeló la producción nativa de gasolina y las sucesivas administraciones públicas abdicaron de modernizar Pemex; actualmente se ocupa solo dos tercios de la capacidad instalada: la oferta local es insuficiente para abastecer el mercado y el costo unitario de lo producido no es competitivo internacionalmente por el deterioro de las refinerías y el bajo nivel de producción.

La penuria de ingresos fiscales; la insuficiente oferta de gasolina; el alto costo unitario de los derivados del petróleo en México; el sobre precio pagado a las subsidiarias de Pemex; el incremento del precio internacional del petróleo, y la devaluación del peso inciden en el alza de la gasolina, lo que repercutirá en un incremento general de precios para el mes de enero de 2017 equivalente al programado para todo el año. Dicho aumento pulverizaría el aumento a los salarios mínimos y disminuirá aun más el ya deteriorado poder adquisitivo. Una economía que crecerá a menos del dos por ciento en 2017, que tendrá menores entradas de capital y de remesas, que exportará menos, que tiene tasas de interés al alza y tendrá menores montos de recaudación posiblemente haga más recortes al gasto público, en detrimento de la economía de la mayoría. Las familias que disponen de recursos económicos por debajo del mínimo necesario para vivir, son muy sensibles a los incrementos del transporte público urbano, razón por la que habrá que regular el precio de este servicio y/o establecer tarifas preferenciales por lo menos para los estudiantes. Las reformas estructurales que tenían como propósito explícito promover el desarrollo económico y ayudar al bienestar socioeconómico de las familias han generado el efecto contrario, y esta situación quizá se exprese de alguna manera en la elección presidencial de 2018.