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Revisión del TLC

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La estrategia de crecimiento económico propuesta por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari se sustentó en la inversión extranjera y la liberalización económica. El Estado renunciaba explícitamente a sus tareas de fomento económico, de bienestar social, de regulador de las actividades económicas u oferente de bienes y servicios. Sería el mercado quien a través de la competencia asignaría los recursos; con base en ese principio se decía que las mercancías y servicios se abaratarían, que habría un incremento en el poder de compra de la mayoría de la población, una mayor demanda de bienes de consumo, y tasas incrementadas de inversión y de producto. Con ese fin, el comercio internacional fue desregulado, la inversión extranjera fue promovida y aceptada en todo tipo de actividad económica y se privatizaron los sectores estratégicos y/o de monopolio estatal.

Los hechos se manifestaron en dirección contraria al credo neoliberal promovido por priistas y panistas: la tasa de crecimiento económico de largo plazo es apenas unas décimas superior a la poblacional; la tasa de crecimiento del empleo es menos de la mitad de la requerida para satisfacer la demanda de empleo; la productividad del trabajo es decreciente; la deuda pública equivale a la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) y no hay incremento de inversión pública neta; la distribución del ingreso es más regresiva; los niveles de bienestar social se deterioraron; el capital y el producto se concentraron en monopolios trasnacionales; la dependencia tecnológica y financiera se intensificó, y la capacidad nativa instalada para producir los bienes de consumo e intermedios de origen nacional se abatió.

A pesar de que el saldo en balanza comercial (exportaciones menos importaciones) de México con Estados Unidos es positivo para México, el saldo total de nuestro país es negativo, ya que las importaciones que hacemos del resto del mundo son mayores a nuestras exportaciones: entre 1994 y 2016, las importaciones totales de México excedieron a sus exportaciones en 165 mil 20 millones de dólares (Banco de México. Balanza comercial). Estados Unidos es el destinatario de 82 por ciento de nuestras exportaciones y origen de 54 por ciento del total importado; para acceder al mercado de Estados Unidos, México importa insumos de Europa y Asia por una cantidad mayor al valor de nuestras exportaciones con ese destino, por eso nuestro saldo comercial total es crónicamente deficitario: el valor agregado es México a los bienes exportados es simbólico.

La apertura comercial de México fue masiva, súbita y desventajosa: cuatro quintas partes del PIB la integran las importaciones y las exportaciones. Sectores económicos donde éramos competitivos y/o superavitarios hoy somos deficitarios: en productos petroleros, el saldo en balanza comercial fue positivo por 179 mil 142 millones de dólares entre 1994 y 2016; desde 2014 el saldo petrolero es negativo y la perspectiva es que lo siga siendo, ya que el Estado abdicó al monopolio sobre hidrocarburos; la extracción de crudo nativo disminuyó; el precio del hidrocarburo se abatió, y el consumo nacional de derivados del petróleo se importa en su mayor parte por la negativa a producirlo localmente.

No hace muchos años fuimos autosuficientes en granos básicos (maíz, trigo, arroz y frijol) y el saldo en balanza comercial era positivo, las importaciones de esos granos eran complementarias a la producción nacional y con las divisas del saldo se fondeaban las importaciones de bienes intermedios. Con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en 1994 (TLC) la dependencia de México a la importación de granos básicos aumentó y se dejaron de cultivar un millón de hectáreas de esos productos. A pesar del incremento del rendimiento de granos básicos registrado durante la vigencia del TLC, la producción por persona de esos granos disminuyó y aumentó la importación de los mismos. El saldo acumulado en balanza comercial de granos básicos de México entre 1994 y 2016 es negativo (-48 mil 764 millones de dólares): en maíz fue de -29 mil 67 millones de dólares; en trigo de -12 mil 963 millones de dólares; en arroz, -5 mil 164 millones de dólares, y en frijol de -1 mil 570 millones de dólares. Hay otros productos agrícolas donde el saldo en balanza comercial es positivo y amortigua el déficit de granos básicos; aun así, el saldo comercial acumulado de todos los productos agropecuarios es negativo para los años 1994-2016 (-12 mil 561 millones de dólares), a pesar de los saldos positivos en los años 1995, 1997, 2015 y 2016.

Del total importado por México durante el TLC, 12 por ciento correspondió a bienes de capital, 13 por ciento a bienes de consumo y 75 por ciento a bienes intermedios  —insumos. Tenemos capacidad para producir bienes de consumo y algunos de los bienes intermedios y de esta manera reducir el déficit en cuenta corriente, recuperar la autosuficiencia y soberanía alimentaria, promover el empleo, mejorar la ingesta nutritiva de los productores agropecuarios, generar servicios ambientales y un menor deterioro ecológico de nuestros recursos  naturales. Hay mucho que discutir del TLC, lo vivido no fue lo prometido.

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