Generalmente recordamos o celebramos a los primeros: al que llegó primero en una carrera, al primero que subió una montaña, al primer hombre en la Luna o al primer satélite artificial en órbita.
Nuevamente hemos decidido no seleccionar a un objeto celeste para este mes y no se trata de un “primero”, sino del Sputnik 2, el satélite que puso, eso sí, por primera vez, a un ser vivo en órbita: Laika, una perra encontrada en las calles de Moscú.
El viaje de Laika del 3 de noviembre de 1957 no consideraba ninguna estrategia de reingreso y la perra murió después de unas horas. Las misiones con animales fueron cruciales para determinar si los seres humanos podrían sobrevivir en el espacio en situaciones de ingravidez prolongada.
La Sputnik 2 se quemó en la atmósfera en abril de 1958.