Caminando con dinosaurios del Jurásico-Cretácico en Chile

Figura 1. Tres pistas de terópodos de diferente tamaño de la localidad de Guatacondo, Norte de Chile. Autor: Karen Moreno 2004.

Figura 1. Tres pistas de terópodos de diferente tamaño de la localidad de Guatacondo, Norte de Chile. Autor: Karen Moreno 2004.

Cerca del agua, ya sea en el borde barroso de un río, un lago o el mar; o incluso dentro de ella, en el fondo poco profundo de aguas tranquilas, pueden quedar impresas las huellas de la fauna que se desplaza por el lugar. Si no hay corrientes, vientos o algo que las destruya, éstas pueden preservarse por días, meses, o incluso, si es que son cubiertas delicadamente por otra capa de sedimento, su forma podría permanecer intacta por millones de años, ya convertidas en roca. Así es como hay abundante información del pasado plasmada en rocas desde el mismísimo orígen de los multicelulares.

La ciencia que estudia estas evidencias de vida en el pasado se llama paleoicnología. A diferencia del estudio de los huesos fósiles, que pertenecen a cadáveres transportables por las corrientes o carroñeros, entre otros; las huellas son hechas por el organismo mientras estaba vivo, activo: corriendo, durmiendo, comiendo, etcétera. Un individuo puede dejar miles de huellas durante su existencia y ese es el testimonio preciso de donde estuvo.

En varios lugares de Chile se conoce la presencia de huellas fosilizadas (paleoicnitas) de dinosaurios y otros reptiles del rango Jurásico Superior-Cretácico Inferior1: 1) Quebradas Chacarilla, Guatacondo (ver figura) y otras menores al interior de Iquique2,3,4,5, 2) San Salvador, y Quebrada Arca cerca de Calama6,7. 3) En Atacama, Quebradas La Descubridora, Codocedo y Cerro La Isla8,9, 4) Lo Valdés al este de Santiago1; y 5) Termas del Flaco al interior de San Fernando10,11,12.

En esta franja temporal se preservó la evidencia de especies de terópodos con pies tan grandes como los de Giganotosaurus (o Tyrannosaurus, ˜60cm), hasta pequeñas huellas de ˜7cm de terópodos pequeños en Chacarilla y Guatacondo3; saurópodos de cadera ancha asignables a Brondopodus, por la distancia entre las huellas derechas e izquierdas; o saurópodos de cadera angosta, Parabrontopodus, porque dejan un rastro único, como si caminaran en la cuerda floja. A este grupo de saurópodos de cadera angosta fue asignada la especie Iguadono nichnus frenkii de Termas del Flaco, que aunque inicialmente reconocido como un ornitópodo del tipo Iguanodón por Rodolfo Casamiquela10, presenta indudables características de sauropoda12: promedio de ángulo de paso menor a 110; huellas pedales intersectan el eje de la pista; huella pedal más larga que ancha, eje longitudinal dirigido hacia afuera; impresión de garra correspondiente al dígito I es prominente y se dirige hacia delante; garras reducidas en dígitos II, III y IV. No obstante, también hay ornitópodos en Chacarilla, Quebrada Descubridora y Termas del Flaco, desde pequeñas huellas de 12 cm, la especie Camptosaurichnus fasolae, hasta grandes de 60cm de largo. Es cierto que la identidad de tipo ornitópoda pueda ser frecuentemente confundible con terópodos debido a que ambos son tridáctilos (3 dígitos) y son solamente los ornitópodos derivados quienes adquieren la forma bien redondeada y ancha de sus dígitos pedales, debido a un cambio importante en la postura del pie desde digitigrado a subunguligrado en este linaje13. Además, sumado al menor tamaño de las huellas de las manos comparadas al de los pies, está la probabilidad de que el animal no use sus manos para caminar por lugares lodozos, porque el equilibrio de su masa está desplazado hacia la cadera, facultándolos al bipedalismo. La única pista con impresiones de manos que se conoce en ornitópodos en Chile está en Termas del Flaco, en la pista número 1 y por eso se ha sostenido su icnoespecie asignada a ornitópodos Camptosaurich-nus fasolae.

Hasta hace un par de años el registro de dinosaurios del Jurásico-Cretácico en Chile estaba principalmente representado por la evidencia icnológica, pero el hallazgo de Chilesaurus diegosuarezi14, dinosaurio de Aysén, con características anatómicas mixtas entre saurópodos basales, ornitópodos y terópodos, ha cuestionado nuestro conocimiento actual sobre la diversidad de estos grupos. Este hallazgo ha revolucionado los árboles filogenéticos hechos en base a caracteres óseos, pero también obliga a dar una nueva mirada hacia la icnología: ¿Habrá huellas de Chilesaurios en el registro?. Sucede que varias huellas presentan 4 dígitos con garras en cada uno5,6, de forma similar a Chilesaurus, aunque de tamaños y proporciones variadas. ¿Podrán éstas aportar evidencia de este grupo relicto? Hasta el momento los análisis en la biodiversidad se ha hecho con parámetros ergidos en el hemisferio norte, ciertamente no tomando en cuenta la biodiversidad presente en nuestro continente y ahora es evidente que esta información exige una mirada local para esta fauna. En este momento me encuentro trabajando en la objetivización de las asignaciones taxonómicas en huellas y analizando el movimiento de los pies de dinosaurios de América del Sur. Creo que el panorama que reconstruíamos de la fauna Jurásico-Cretácica va a sufrir grandes cambios en el futuro. Veremos a qué camino nos lleva la evidencia.

 

Referencias

  1. Moreno K. 2008. Valoración y estado de conservación de huellas de vertebrados mesozoicos en Chile. In: I Simposio de Paleontología en Chile. Museo Nacional de Historia Natural, Santiago, Chile. p 13-17.
  2. Galli C, Dingman R. 1962. Cuadrángulos Pica, Alca, Matilla y Chacarilla. Carta Geológica de Chile Escala 1:50.000. Santiago, Chile.
  3. Rubilar-Rogers D, Moreno K, Blanco N, Calvo JO. 2008. Theropod dinosaur trackways from the Lower Cretaceous of the Chacarilla Formation, Chile. Revista Geológica de Chile 35:175-184.
  4. Moreno K. 2011. Corrigendum: Theropod dinosaur trackways from the Lower Cretaceous of the Chacarilla Fomation, Chile 35 (1): 175-184. Andean Geology 38:239-240.
  5. Moreno K, de Valais S, Blanco N, Tomlinson A, Jacay J, Calvo JO. 2012. Large theropod dinosaur footprint associations in western Gondwana: Behavioural and palaeogeographic implications. Acta Palaeontol Pol 57:73-83.
  6. Moreno K, Blanco N, Tomlinson A. 2004. New dinosaur footprints from the Upper Jurassic of northern Chile. Ameghiniana 41:535-544.
  7. Rubilar-Rogers D, Otero R. 2008. Reporte de un nuevo yacimiento con icnitas de dinosaurios (Theropoda-Saurópoda) en el desierto de Atacama. In: I Simposio de Paleontología en Chile. Santiago, MNHN. p 87-90.
  8. Bell CM, Suárez M. 1989. Vertebrate fossils and trace fossils in Upper Jurassic-Lower Cretaceous red beds in the Atacama Region, Chile. J S Am Earth Sci 2:351-357.
  9. Rubilar-Rogers D, Salazar C, Guevara JP, Alarcón J, Gutstein CS, Suárez M. 2014. New tridactyl dinosaur footprints from the lower Cretaceous of the Atacama Region, Northern Chile. Boletín Del Museo Nacional de Historia Natural 63:201-212.
  10. Casamiquela RM, Fasola A. 1968. Sobre pisadas de dinosaurios del Cretácico Inferior de Colchagua (Chile). Universidad de Chile, Departamento de Geología 30:1-24.
  11. Moreno K, Pino M. 2002. Huellas de dinosaurios (Theropoda-Ornitopoda-Sauropoda) de la Formación Baños del Flaco, VI Región, Chile: paleoambiente y paleoetología. Revista Geológica de Chile 29:191-206.
  12. Moreno K, Benton MJ. 2005. Occurrence of sauropod dinosaur tracks in the Upper Jurassic of Chile (redescription of Iguanodonichnus frenki). J S Am Earth Sci 20:253-257.
  13. Moreno K, Carrano MT, Snyder R. 2007. Morphological changes in pedal phalanges through ornithopod dinosaur evolution: A biomechanical approach. J Morph 268:50-63.
  14. Novas FE, Salgado L, Suarez M, Agnolin FL, Ezcurra MD, Chimento NR, de la Cruz R, Isasi MP, Vargas AO, Rubilar-Rogers D. 2015. An enigmatic plant-eating theropod from the Late Jurassic period of Chile. Nature 522:331-334.

 

 

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