Cuando despertó, el plástico todavía estaba allí…

Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo

Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo

Desde antes de que apareciera el hombre en la tierra, los polímeros ya estaban ahí, y es que los polímeros son un conjunto de moléculas llamada monómeros, los cuales de manera natural los podemos encontrar en la celulosa de las plantas, en el ADN, el almidón y en las proteínas.

Con el paso del tiempo y con la aparición del hombre sobre el planeta, el uso de polímeros naturales ya no era suficiente, fue entonces, que, debido a distintas circunstancias, se crearon los polímeros sintéticos y los plásticos.

El boom de la producción de polímeros sintéticos y principalmente de plásticos en el mundo no se hizo esperar, ya que se había logrado obtener un producto que ayudaría a la construcción y elaboración de muchos productos que beneficiarían la vida del hombre; un ejemplo de esto fue la producción de Plexiglás, un polímero transparente y fácil de moldear, el cual fue utilizado durante la Segunda Guerra Mundial para la fabricación de ventanillas de aviones. Un año después de este suceso se lograron crear resinas de poliéster, el famoso nylon, teflón, entre otros, permitiendo que se establecieran las bases para que nacieran más polímeros sintéticos, todo esto a un ritmo cada vez más acelerado.

El éxito de los plásticos en el mundo lo tuvieron debido a las características que presenta: 1) fáciles de trabajar y moldear, 2) bajo costo de su producción, 3) tienen baja densidad, 4) son impermeables, 5) buenos aislantes eléctricos, 6) aislantes térmicos, 7) resistentes a la corrosión y otras reacciones químicas; sin embargo, la mayoría de estos plásticos no son biodegradables, muchos no se pueden reciclar y si se queman; son altamente contaminantes; esto en los últimos 30 años ha causado uno de los impactos más grandes para el medio ambiente. Y es que los plásticos durante todo este tiempo han invadido nuestra vida diaria, ya que al igual que su producción, el aumento de residuos ha crecido de manera alarmante, como consecuencia de una mala gestión de los residuos que se generan en todo el mundo.

Por mencionar algunas cifras sobre este problema, se sabe que al año llegan aproximadamente 8 millones de toneladas de basura a los mares y océanos (esto sería equivalente al peso de ochocientas Torres Eiffel); se estima que entre 5 y 50 billones de fragmentos de plásticos se encuentran en el fondo marino; existen cinco islas de basura formadas en su gran mayoría por microplásticos: dos en el Pacífico, dos en el Atlántico y una en el Índico, y se estima que para 2020 el ritmo de producción de plásticos habrá aumentado 900 por ciento con respecto a niveles de 1980 (más de 500 millones de toneladas anuales), todo esto ha generado un gran impacto a plantas y principalmente animales que viven en estos ecosistemas, causándoles la muerte.

Ante esto, gobiernos, universidades, organizaciones no gubernamentales y la sociedad en general, desde hace algunos años empezaron a promover cambios de hábitos y campañas para la disminución del uso de plásticos. Algunas de las opciones son: cambiar el uso de bolsas de plástico por reutilizables (bolsas de tela), no usar unicel en la compra de alimentos, no usar popote para tomar tus bebidas (sin popote sabe igual), evitar el consumo de productos que tengan exceso de envoltorios de plástico, evitar el consumo de productos que contengan microplásticos, como productos de belleza y algunas pastas dentales, no tomar agua embotellada (trata de rellenar tu propia botella); si es imposible reducir más tu consumo de plástico, recuerda reutilizar algunos de estos productos en la medida de lo posible y, en último caso, depositarlos en los contenedores correspondientes para su reciclaje. Además de ayudar a disminuir la contaminación, el uso de estas medidas también ayudarán a mejorar tu economía.

No dejemos que pase más tiempo y que el problema sea mayor; no dejemos que pase más tiempo y que al despertar veamos que el plástico todavía estaba allí.

 

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