Hace unos diez años, unos jóvenes me invitaron a un programa en Radio BUAP. Me advirtieron que no era un programa “normal”, que los personajes eran muy particulares. Desde luego que no tuve problema con eso, al contrario, me hice amigo de todos ellos: Cuetlas, Hela, Mamilario, Tizoc, etcétera. Aunque sí hubo cierta resistencia al horario: ¡domingo a las 8:30 de la madrugada! Pero lo peor es que ellos llevan más de 10 años divulgando la ciencia en este horario, y sólo es una de las múltiples actividades que realizan.
Creo que ese programa salió bien. Y todo ha salido mejor después de esa ocasión. Hemos estado en muchos eventos de divulgación en común. Han estado en el INAOE decenas de veces, les hemos acompañado a sus eventos en otras tantas ocasiones.
Por éstas, y otras múltiples razones, es que estoy profundamente contento (y orgulloso) de que Tania Saldaña Rivermar, respaldada por Constantino Villar Salazar, el núcleo de grupo Tras las Huellas de la Naturaleza, hayan recibido la Presea Estatal en Ciencia y Tecnología “Luis Rivera Terrazas” 2018 en la categoría Divulgación de la Ciencia.
Tania y Constantino son dos excelentes biólogos comprometidos con la conservación de los recursos naturales, incluyendo especies como los anfibios y reptiles. Sin embargo, no sólo han llevado a cabo trabajo de campo y de laboratorio durante más de 10 años, sino que están aún más que sumergidos en la divulgación de la ciencia, y de la conservación ambiental, desde luego.
Como les mencioné al inicio, conocí a Tania y Constantino a través del programa de radio Tras las Huellas de la Naturaleza, mismo que tiene más de 10 años de transmitirse por radio BUAP, y de transmitir el conocimiento al público más joven. Una tarea así quizá no sería tan destacable si fuese la única a la cual le dedicasen su tiempo. Estos jóvenes tienen, además, más de seis años de escribir mensualmente una columna para este suplemento, siendo siempre puntuales y creativos en sus entregas para Saberes y Ciencias. Y es aún más sorprendente, a la par desarrollan talleres de divulgación, organizan ferias, generan materiales para acompañar a los mismos y, más recientemente, organizan un café científico.
Estos trabajos han sido parcialmente reconocidos, han recibido menciones honoríficas por su trabajo ecológico, y han estado entre los primeros lugares en concursos reconocidos a nivel nacional de divulgación científica. Obtuvieron un reconocimiento por su programa de radio y otro por usar el Teatro Guiñol como herramienta para la conservación del Ajolote.
Va a sonar como una broma, pero en sus “ratos libres” Tania también imparte clases en los niveles básicos, lo que implica un gran acercamiento de sus temas a los pequeños dentro del sistema escolar, mientras que Constantino desarrolla un gran trabajo en el Miratoyac.
Encuentro un “gran defecto” en estos chicos, siempre están en algo, mejor dicho, siempre están en todo. Esto se debe, no sólo a su gran conocimiento de las ciencias biológicas, sino a su personalidad, siempre abierta, dispuesta a recibir tanto comentarios a su trabajo como aplausos por el mismo. Esto hace que sean invitados a casi todas las ferias y festivales de divulgación y también de arte.
Además, siguen haciendo sus jornadas de campo y sus visitas a escuelas para seguir investigando y formándose, parte substancial del currículum estándar de científicos/divulgadores comprometidos con la sociedad.
Más recientemente, se han dado a la tarea de organizar un café científico en una casona ubicada en el centro de la ciudad de Puebla. Invitando a científicos de todas las ramas, promoviendo los eventos e incluso resolviendo cuestiones técnicas y logísticas.
Ya casi para cerrar, les puedo comentar que Tras las huellas de la naturaleza tiene un gran camino aún, pero viendo su trayectoria actual, nos hace creer en el cambio, en que vendrán nuevas cosas. Un cambio siempre hacia lo mejor y más sorprendente.
De manera más personal, debo destacar que en casi todos los programas de divulgación científica que ha desarrollado el INAOE, ya se trate la FILEC, Veraneando, la jornada de Puertas Abiertas, los talleres para niños, jóvenes o profesores, de unidades móviles, de centros de divulgación, Tras las huellas de la naturaleza siempre ha participado de manera fundamental. Si los proyectos están enfocados a comunidades marginadas, su participación se multiplica.
Es realmente grato saber que han sido reconocidos sus méritos en la preservación de especies, su gran compromiso en acercar la ciencia a todo público, haciéndola amena y divertida, así como la pasión con que lo hacen y con la que contagian a sus oyentes.
Estos jóvenes son, sin duda, un ejemplo a seguir por otros divulgadores de la ciencia en Puebla y en México. No me queda más que felicitarlos nuevamente y decirles ¡ay calacas!