Con una plaza pública repleta de festivos adláteres, el ya purificado presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) leyó los 100 puntos de su primer año de gobierno; la mayoría de esos planteamientos fueron compromisos de campaña, y ya habían sido expuestos por él durante los meses en que fue presidente electo. Buena parte de los compromisos son éticos, que lo comprometen a él y a su gabinete: no robar, no mentir, no traicionar; someterse a revocación de mandato en 2021; respetar la soberanía popular, la división de poderes y la autonomía de partidos, sindicatos, de la Fiscalía General y del Banco de México; no violar la Constitución ni las leyes de ella emanadas; no aceptar regalos superiores a 5 mil pesos ni convivir con proveedores del sector público; obligación de declarar el patrimonio personal y de los familiares cercanos; no cobrar bonos de productividad o de fatiga ni utilizar empleados públicos para uso particular; ser respetuosos y amables con los ciudadanos durante el ejercicio de sus labores, no ser prepotentes ni arbitrarios en su cotidianidad; amar a la naturaleza y respetar al prójimo.
Otros compromisos corresponden a la gestión pública que preside AMLO: austeridad republicana (bajar salarios de los funcionarios, disminuir plazas, fusionar dependencias, evitar funciones duplicadas, ahorrar consumo de energía; no pagar gastos médicos ni servicio de celular y evitar consumos supérfluos), licitar las obras; transparentar el ejercicio del erario; bajar sueldos de funcionarios; no contratar a terceros para elaborar planes y programas gubernamentales; no subir impuestos ni fondear el gasto con deuda pública y mantener un gasto acorde a los ingresos. AMLO se comprometió a signar iniciativas para que el Congreso de la Unión las discuta y apruebe: ya lo hizo con las pensiones de los expresidentes; falta eliminar el fuero de funcionarios públicos, poder juzgar al presidente de la República por delitos graves cometidos, creación de la Guardia Nacional, el derecho a la Consulta Popular, tipificar como delitos graves (sin derecho a fianza) a la corrupción, el robo de combustibles, el fraude electoral, la portación ilegal de armas, la falsificación de facturas, la compra de votos y el uso del presupuesto para favorecer a candidatos o partidos políticos.
En su primer día de gobierno AMLO delineó acciones para mejorar las condiciones materiales de vida de la mayoría de los ciudadanos: habrá una red nacional de abasto popular con productos básicos de la dieta a precios accesibles; apoyo universal a las personas de la tercera edad y el monto mensual a percibir se duplica (mil 274 pesos al mes); un millón de discapacitados recibirán una apoyo mensual equivalente al de la tercera edad, y se establece un programa para que 2.3 millones de jóvenes se incorporen a trabajar con un salario mensual de 3 mil 600 pesos; estos tres programas suman 235 mil millones de pesos y benefician a casi 11 millones de personas, lo que sin duda mejorará la calidad de vida de los que menos ingresos perciben. Las becas a matriculados del nivel básico se mantienen y se incrementa el monto de los apoyos a los estudiantes de nivel medio superior y superior. Refrendó la gratuidad de la educación pública en todos los niveles y la permanencia de guarderías y estancias infantiles así como de asistencia médica y medicamentos a todo aquel que lo necesite, también se comprometió a mejorar la infraestructura y servicios urbanos de las colonias marginadas ubicadas en ciudades turísticas y fronterizas.
Ofreció reactivar la producción agrícola privilegiando prácticas agroecológicas no degradantes del medio ambiente, que además de generar alimentos nutritivos e inocuos, conserven la calidad de los recursos utilizados, produzcan empleos y mejoren la calidad de vida de los pequeños propietarios, ya sean privados, ejidales o comunales; entre otros programas mencionó el abasto de biofertilizante; precios de garantía para el maíz, frijol, arroz, trigo y leche; crédito a la palabra sin pago de interés y la siembra de un millón de hectáreas durante los dos primeros años de gestión. La pesquería será estimulada, y los impuestos que paguen las mineras se entregarán a las comunidades donde se ubican éstas. Los ya publicitados proyectos ferroviarios Maya y el corredor Transismico de Tehuantepec fueron evocados como fuente potencial de empleo y de generación de riqueza. También mencionó la creación de la refinería de Coatzacoalcos y el habilitamiento de las refinerías ya existentes para reducir la dependencia energética y abaratar el precio de las energías de carbón fósil en tres años. A la Frontera Norte AMLO la consideró zona libre (3 mil 100 kilómetros de largo y 25 kms de ancho), en la considera última trinchera bajarán el IVA y el ISR a la mitad y el salario mínimo se duplicará a partir del primer día de enero de 2019, la finalidad es la de estimular el crecimiento económico y arraigar a los migrantes laborales en territorio nacional.
El medio ambiente tuvo varios compromisos aunque no se delinearon programas, metas o presupuesto. AMLO refrendó respetar y proteger la flora y la fauna; el patrimonio biocultural; apoyar prácticas agroecológicas sustentables; no usar semillas transgénicas; no permitir la contaminación de agua, tierra y aire; ni avalar la técnica de fractura para extraer hidrocarburos y no privatizar el agua. Fue enfático en recuperar Pemex y la CFE y que los salarios mínimos nunca más tendrán incrementos menores a la inflación.
Al no haber un incremento de la inversión pública ni un aumento del gasto, el crecimiento de la economía probablemente se mantenga en el intervalo estimado de 2.2 a 2.5 por ciento. El mérito del plan de austeridad propuesto por AMLO es recuperar 500 mil millones de pesos, tanto por la honestidad en su aplicación como por reducción de gastos supérfluos: ese gasto recuperado se destinará primordialmente a la población de menores recursos económicos, lo que deberá reflejarse en mejores condiciones de vida de los olvidados de siempre: tendremos un desarrollo social mayor al crecimiento económico y sobre todo, una menor inseguridad pública.