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El Universo en una Tabla

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El hidrógeno y el helio, los elementos más ligeros que existen y los primeros en la Tabla Periódica, se crearon un poco después de la Gran Explosión, del Big Bang. Sucedió durante los primeros minutos de la historia del Universo, cuando la temperatura descendió y ya no era suficiente para destruirlos. También en esta etapa se crearon el litio, el boro y el berilio, aunque en pocas cantidades. Los elementos más pesados no se pudieron formar debido al descenso de temperatura y de la densidad de la materia en esas etapas. Los elementos más pesados del universo se producen en el interior de las estrellas mediante reacciones nucleares que transforman los elementos ligeros y que liberan la energía que hace brillar a los astros.

Todos estos elementos han sido capturados y ordenados en una tabla, la Tabla Periódica de Elementos Químicos, que seguramente hizo sufrir a todos aquellos a quienes nos pedían en la clase de química memorizar los 118 elementos y que es celebrada mundialmente durante este año. La Tabla es, desde luego, uno de los logros más significativos de la ciencia, ya que, como se menciona en la página del evento mundial, “captura la esencia no solo de la química, sino también de la física y la biología”.

Se menciona también en la página web que “es una herramienta única, que permite a los científicos predecir la apariencia y las propiedades de la materia en la Tierra y en el resto del Universo”.

El motivo de la celebración es que en 2019 se cumplen 150 años desde que Dmitry Mendeleev descubrió el Sistema Periódico y por tal razón ha sido proclamado “Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos”. Con el eslogan “Un lenguaje común para la ciencia”, se llevarán a cabo actividades en todo el mundo, y México no será la excepción. Como muestra tenemos este número dedicado al tema o la intervención de la fachada de la Facultad de Química de la UNAM que se muestra en la foto de la portada. Sólo la historia de los nombres de los elementos nos darían material para varios artículos. Algunos de ellos se conocen por sus nombres antiguos o por alguna variación, como el carbono o el cobre, mientras que otros fueron nombrados después de otro elemento, como el platino (“pequeña plata”). A unos más les denominaron por sus colores, como el cromo, desde luego, o el Iodo (“violeta”). Y hay nombres que provienen de minerales o de objetos astronómicos (planetas, asteroides o la misma Luna). Continentes, países, estados, ciudades, personajes mitológicos y científicos inspiraron el nombre de varios más. El resto de las designaciones se derivan de sus propiedades físicas o químicas, como el xenón, del griego xenos, que significa “extraño”, ya que no formaba componentes con otros elementos.

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Para este número hemos pedido a químicos y divulgadores que nos escriban textos sobre la historia e historias de la Tabla Periódica, además, continuaremos, a lo largo del año, publicando una columna mensual sobre el tema.  Iniciamos también la publicación —periódica— de fichas sobre los elementos químicos. Cada una de las 118 incluirá las características o datos más sobresalientes de los elementos. Les sugerimos coleccionarlas, ya que al final del año, luego de la publicación de la totalidad, es muy probable que puedan canjearlas por libros y algo más.

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