Persiste la inseguridad pública en Puebla

De gira por la entidad poblana, el principal problema que los serranos y mixtecos le expresaron al Presidente de la República fue la inseguridad pública. No es para menos, en los municipios de Jalpan, Venustiano Carranza, San Miguel Ixitlán y Zacapala la tasa de homicidios dolosos es superior a 50 por cada 100 mil habitantes: no es solo el hambre lo que los mata, son también las balas de los sicarios. Hay municipios críticos en Puebla cuya actividad delictiva está asociada al robo de combustible en los ductos de Pemex, en la conferencia matutina del pasado 4 de octubre, el Secretario de la Defensa Nacional (Sedena) mencionó siete (Puebla, Quecholac, Esperanza, Palmar de Bravo, Yehualtepec, Tepeaca y Amozoc); hay otros municipios de alta inseguridad donde hay trasiego de drogas, como son los de las regiones del Valle de Atlixco y de la Mixteca poblana.

A pesar de los esfuerzos de coordinación de los gobiernos (federal, estatal y municipal), de la depuración de los cuerpos policiacos, de la creación de la Guardia Nacional y del abatimiento de algunos delitos (robo de vehículos), las víctimas de delitos del fuero común en México crecieron 10 por ciento entre enero y agosto de 2019 y el mismo periodo del año anterior; en la entidad poblana la variación en ese periodo fue de 55 por ciento (Secretariado Ejecutivo de la Secretaría Nacional de Seguridad Pública). A nivel nacional los mayores incrementos de víctimas se registraron en los delitos contra la sociedad (corrupción de menores, trata de personas) y en los delitos contra el patrimonio, en tanto que en la entidad poblana, los mayores incrementos de las víctimas fueron en los delitos contra la vida y la integridad corporal (homicidios, lesiones, feminicidios y aborto) y en los delitos contra la libertad personal (secuestro, tráfico y rapto).

Semáforo Delictivo nos presenta una situación similar a la descrita en el caso de los delitos registrados (no de víctimas): a nivel nacional menciona una disminución de la actividad delictiva en homicidios dolosos, robo de autos y robo en casa habitación y un incremento en los delitos de extorsión y narcomenudeo; para la entidad poblana disminuyen los homicidios dolosos y el robo de vehículos y aumentan los secuestros, los delitos de narcomenudeo, robo en casas, lesiones, violaciones, violencia familiar y feminicidios. En ambos casos el periodo de referencia son las variaciones porcentuales entre enero y agosto de 2019 respecto al mismo periodo del año anterior.

Luis Cresencio Sandoval González, titular de la Sedena, refirió —en la mencionada conferencia de prensa— que la entidad poblana se ubicaba por arriba de la media nacional en robo a transportistas, robo en transporte, robo de vehículos y secuestros y, por debajo de la media, en robo a transeúntes, trata de personas, homicidios dolosos, robo a casa habitación y narcomenudeo. Destacó la disminución de los homicidios vinculados a la delincuencia organizada y anunció acciones para abatir la delincuencia.

No hay duda que la actividad delictiva no se ha contenido y que en la mayoría de las entidades se registra como uno de los principales problemas. El incremento de las víctimas de homicidios fue de 18 por ciento entre enero-agosto de 2017 respecto a los mismos meses de 2016, un año después fue de 11 por ciento y ahora es de 3 por ciento, se ha abatido la tendencia pero sigue creciendo el número de víctimas. En la entidad poblana hubo mil 479 víctimas de homicidio entre enero y agosto de 2018, un año después fueron mil 317, la disminución fue de 11 por ciento. Situación adversa son los feminicidios, a nivel nacional fueron 587 en 2018, ahora fueron 661 (enero y agosto); en el estado de Puebla, pasaron de 15 a 42 en esos mismos años, aquí el incremento fue de 180 por ciento.

Son múltiples las actividades delictivas y los delincuentes que nos acosan, y muy limitados los elementos comisionados para protegernos (tres por cada mil habitantes). Hay avances, no los deseados, pero hay una tendencia hacia su abatimiento y también una abierta ofensiva para magnificar la lentitud del embate contra la delincuencia organizada.