Del Aula al Universo, un telescopio para cada escuela, ocho años después

“Después de haberle preguntado todas mis dudas, puedo morir tranquilo”, estas fueron las palabras que profirió un humilde campesino de 90 años en una comunidad muy cercana a la ladera oeste del Volcán La Malinche, después de haber visto por primera vez en su vida una buena cantidad de objetos celestes a través de un telescopio, en una noche astronómica, como muchas, quizá cientos de ellas, que el programa ha realizado en estos años en los sitios más recónditos de 10 estados del país. La plática con aquel hombre versó sobre la naturaleza de la luz, sobre la profundidad del espacio y la composición de los objetos celestes que estaba observando. Me ha parecido hablar con un astrónomo, con un colega, con un descendiente de aquellos sabios observadores del cielo que poblaron estas tierras antes de la llegada de los españoles. Le dije que “Mejor piense en que ahora tiene un buen motivo para seguir viviendo. Platique y cuente lo que sabe a quien pueda, a sus hijos, a sus nietos, a quien se deje.”

p9fLas experiencias observacionales de las personas y sus aprendizajes son regalos que el programa ofrece a sus creadores. Muchos han derramado lágrimas, otros gritan de emoción, otros no creen lo que ven. Una mamá anciana de una maestra de nuestra institución preguntaba sobre qué transporte debía tomar para llegar a ese lugar que veía en el telescopio —la Luna—, porque estaba segura de haber estado ahí alguna vez. Quizá el espíritu de la mamá de Kepler vivía en ella, ya que aquella mujer aseguraba haber visitado la Luna.

Pero al mismo tiempo, los capacitadores, los chicos que sin retribución acuden con generosidad y amor al conocimiento han sido regalados con aprendizajes que no se imparten en las aulas universitarias. Regalos de cultura, de tradiciones de vida y de humanidad de parte de los pobladores de las comunidades, de los estudiantes de las escuelas, de los padres de familia y los maestros de las escuelas receptoras de los telescopios y las capacitaciones: Niños indígenas nahuas de las comunidades de la Mixteca poblana, reunidos en Tehuacán, Puebla, traduciendo lo que capacitadores, técnicos y profesores del programa les dicen en español para transmitirlo a sus compañeritos que no hablan la lengua de Cervantes: líderes comunitarios Mixe, en San Pedro y San Pablo Ayutla, Oaxaca, haciendo lo propio con su comunidad, a través de su estación de radio, (Konk ‘Anaa) en los eventos de noches astronómicas y en las sesiones de construcción de telescopios; niños y jóvenes huérfanos en situación de pobreza extrema en el internado de Zoogocho, Oaxaca, que nos regalan sus trompos de plástico por haberles enseñado a Saturno a través del telescopio que se les quedó allá. Y en cada visita, en cada noche de astronomía, no falta quien pregunte qué necesita estudiar para hacer lo que hacemos, no falta quien proclame que será astrónomo o físico constructor de telescopios algún día.

p9dY por si esto fuera poco, hay que mencionar que el aprendizaje y el conocimiento, cuando se comparte, resulta más significativo. En Juchitán, Oaxaca, al finalizar el proceso de armado del telescopio y la capacitación astronómica, la escuela sede invitó a toda la población a través del perifoneo a una noche de las estrellas, para realizar observación del cielo con los telescopios construidos. El entusiasmo de los estudiantes participantes junto con sus maestros para enseñar a la población lo que habían aprendido es algo que se quedará en ellos para siempre.

Ocho años después, el proyecto, que se convirtió en programa, ha cumplido cabalmente con sus expectativas: La construcción colectiva de un telescopio de muy alta calidad, aunado a la comprensión de cómo es y cómo se mueve la esfera celeste y qué objetos pueden observarse, ha dado frutos maravillosos. Por citar algunos, un grupo de chicos de una secundaria del Alto, Tlaxcala, participaron en el afamado Maratón Messier, en Durango, donde se trata de encontrar en una noche ¡los 110 objetos Messier! Los chicos y su maestra, recién capacitados, lograron encontrar 15 de ellos, y fueron mencionados en la competencia como el grupo de astrónomos más joven del certamen, que en promedio tenían 13 años. Por otro lado, el club de la preparatoria Lázaro Cárdenas, de la BUAP, organizó una noche astronómica en su sede, localizada junto a la Casa de Alfeñique, en el Centro de la ciudad de Puebla, y localizaron 60 objetos de espacio profundo en medio de la contaminación lumínica de ese lugar. Un profesor de Tlaxcala convenció a las autoridades educativas del estado de hacer una secretaría de matemáticas y robótica, y ha logrado llevar a muchos estudiantes, varios de ellos surgidos del programa, a participar en proyectos auspiciados por la NASA, donde aportan ideas sobre la exploración del espacio.

p9eLa Universidad ha ganado también en el proceso. El desarrollo de técnicas y conocimiento teórico para hacer más económicos, eficientes y de calidad óptica los telescopios, y el hecho de que cualquier estudiante o profesional en el mundo puede tener acceso a las herramientas computacionales desarrolladas para evaluar la calidad de la superficie óptica de los espejos de los telescopios, hace que los trabajos de investigación del laboratorio de pruebas ópticas sean apreciados en los foros investigativos del mundo. Todo ello, en más de 35 años de trabajo del doctor Alberto Cordero, investigador, docente y divulgador de la ciencia, con quien tengo el honor de colaborar.

 

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