Durante el Cretácico la mayoría de México se encontraba sumergido en las aguas cálidas de un océano conocido como Mar de Tetis y solo algunas porciones de tierra se encontraban emergidas, sobre todo en el norte del país. Esto favoreció que se desarrollara una gran diversidad de fauna marina que se ha encontrado en varios estados del territorio mexicano, incluyendo la cantera Tlayúa de Tepexi de Rodríguez, Puebla, un afloramiento que ha sido explotado comercialmente para extraer calizas laminadas desde hace más de 50 años por los miembros de la familia Aranguthy, dueños del terreno y promotores de la conservación de los fósiles que ahí se encuentran.
Las rocas que la conforman son de edad albiana, con una edad aproximada de 100 a 105 millones de años. La preservación de los fósiles es tan perfecta y la diversidad es tan grande, que la localidad es considerada el afloramiento fosilífero cretácico más importante de México, denominado “Fossil Lagerstätte”1 palabra en alemán que significa “venero fosilífero”.
En la cantera Tlayúa se han encontrado numerosos microfósiles, invertebrados (corales, moluscos, equinodermos y artrópodos), peces, reptiles y plantas que testifican diferentes ambientes de depósito. Los peces son el grupo más numeroso en la localidad y comprenden condrictios (peces cartilaginosos) como la recientemente descrita raya Tlalocbatos applegatei2, osteíctios (peces con esqueleto osificado) y sarcopterigios (peces con aletas lobuladas). Dentro de los peces óseos existe un grupo denominado Holostei del cual la mayoría de los integrantes están extintos; sin embargo, aún contamos con el famoso pejelagarto que vive en nuestro país.
Los holósteos son considerados peces primitivos que presentan diferentes grados de osificación en el esqueleto, escamas en forma de rombo, las cuales están cubiertas por una sustancia llamada ganoína que las hace duras y brillantes, además de huesos del cráneo altamente ornamentados, entre otros caracteres. El primer pez descrito de la cantera pertenece a este grupo y a la familia Ophiopsidae, y por su belleza fue denominado Teoichthys kallistos (el pez más bonito de Dios, Figura A) por el doctor Shelton Applegate3, impulsor del estudio de los fósiles de la localidad. Otros holósteos incluyen a los Semionotiformes y Amiiformes, éstos últimos con un representante actual que es Amia calva.
Una de las familias de holósteos que es diversa en la cantera, con al menos seis especies diferentes, es la familia Macrosemiidae, la cual solo se había encontrado en localidades de Europa y África; su presencia en Tlayúa significa el primer registro del grupo en el continente americano.
Los peces de esta familia que ya está extinta, se caracterizan por ser individuos de tamaño pequeño, con aletas dorsales largas y por supuesto, el cuerpo cubierto de escamas ganoides (Figura B), además de presentar dientes cónicos grandes y dientes achatados denominados mamiliformes, los cuales sugieren que eran depredadores de otros habitantes de la localidad. La preservación de los ejemplares es tan perfecta que incluso algunos tienen conservado el tracto digestivo.
Hace algunos años cuando me encontraba estudiando estos peces, realicé junto con otros investigadores4,5 un análisis del contenido del intestino, el cual reveló que los macrosémidos, además de alimentarse de otros peces e invertebrados, pudieron comer pequeños crustáceos que forman parte del zooplancton y se conocen como copépodos. Este mismo análisis se llevó a cabo en otros peces como los clupeomorfos que son peces filtradores de plancton y se encontraron resultados similares, por lo que se sugiere que el ambiente de depósito era rico en nutrientes.
Otros grupos de osteíctios de la cantera comprenden picnodontiformes, aspidorínquidos ictiodectiformes, crosognatiformes, tselfatiformes y aulopiformes6, todos ellos extintos, además de clupeomorfos (parientes de las sardinas y arenques) y elopomorfos (parientes de los tarpones) que aún viven en los océanos del mundo. En el caso de los sarcopterigios que son peces con aletas carnosas, se cuenta con la presencia de una especie relacionada con los coelacantos actuales, que también se creían extintos.
El estudio de los peces de la cantera Tlayúa continúa y cada año se encuentran y describen nuevas especies, por lo que la diversidad total del afloramiento aún es desconocida. Asimismo, el estado de Puebla se sigue inspeccionando en busca de nuevos afloramientos con peces fósiles y seguramente se encontrarán.
Literatura citada
1 Espinosa-Arrubarrena, L. y Applegate, S. P. 1996. A possible model for the paleoecology of the vertebrate bearing beds in the Tlayúa quarries, near Tepexi de Rodríguez, Puebla, México. En: Arratia, G. y Viohl, G. (eds.). Mesozoic Fishes-Systematics and Paleoecology: München, Alemania, p. 539-550.
2 Brito, P. M., Villalobos-Segura, E. y Alvarado-Ortega, J. 2019. A new Early Cretaceous guitarfish (Chondrichthyes, Batoidea) from the Tlayúa Formation, Puebla, Mexico. Journal of South American Earth Sciences, 90: 155-161
3 Applegate, S. P. 1988. A new genus and species of a holostean belonging to the family Ophiopsidae, Teoichthys kallistos, from the Cretaceous, near Tepexi de Rodríguez, Puebla. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Geología, Revista, 7(2): 200-205.
4 González-Rodríguez, K. y Martínez-Hernández, E. 1998. Hábitos alimenticios de los macrosémidos (Osteichthyes-Neopterygii-Halecostomi) de la Formación Tlayúa (Albiano) de Tepexi de Rodríguez, Puebla. Puebla. VI Congreso Nacional de Paleontología, Sociedad Mexicana de Paleontología, Libro de Resúmenes, p. 26-27.
5 Espinosa-Arrubarrena, L. y Alvarado-Ortega, J. 2010. Field trip to the Tlayúa Quarry. En: González-Rodríguez, K. y Arratia, G. (comps.). Fifth International Meeting on Mesozoic Fishes. Global Diversity and Evolution. Museo del Desierto, Saltillo, Coahuila, México. Abstract Book and Field Guides, p. 89-113.
6 González-Rodríguez, K. y Vega-Vera, F. 1993. Registro de Copépodos como parte de la dieta en peces fósiles (Clupeidos) de Tepexi de Rodríguez, Puebla. IV Congreso Nacional de Paleontología, Sociedad Mexicana de Paleontología, Libro de Resúmenes, pp. 39-40.