¡Caras vemos, Covid–19 no sabemos!

 

· Ilustración: Diego Tomasini “El Dibrujo”

· Ilustración: Diego Tomasini “El Dibrujo”

Habían transcurrido casi 60 días de confinamiento, desde que por primera vez en México un hecho que parecía lejano o aislado estaba llegando a nuestras vidas. Al principio, parecía que el mensaje era claro y quizás una gran parte de la población atendería el llamado de: ¡quédate en casa! Los primeros quince días, eso se notó, y por temor o desconocimiento de lo que estaba sucediendo muchos hicimos caso y nos encerramos, lamentablemente no todas las personas lo pudieron hacer, unos por la necesidad de salir a trabajar y otros por desconocimiento o necedad.

Conforme fueron pasando los días, era notorio que una gran parte de la población seguía teniendo desconocimiento sobre lo que sucedía, era común escuchar preguntas como: qué es el Covid-19 (enfermedad causada por el virus SARS-COV-2), qué síntomas causaba (fiebre, tos seca, dificultad al respirar, cansancio, entre otros), cómo se transmitía (de manera directa, este es un coronavirus altamente infeccioso), por qué debo quedarme en casa (porque no hay sistema de salud en el mundo que pueda atender a miles de enfermos a la vez en condiciones de terapia intensiva), por qué personas de la tercera edad, embarazadas o con enfermedades crónicas eran los más vulnerables (debido a la facilidad con la que se complican los cuadros clínicos en ellas), qué hacer en caso de estar contagiado (acudir al médico y si no soy parte de la población en riesgo, quedarme en casa aislado, siempre bajo la supervisión de un médico), eran muchas preguntas a las que se debía dar una respuesta. Sin embargo, también nos estábamos enfrentando a un sinfín de mitos que andaban circulando, cadenas o vídeos por WhatsApp que explicaban el origen de la enfermedad y cómo eliminar a ese virus malvado desde la comodidad de tu hogar y qué decir de toda la cantidad de información falsa que también se estaba compartiendo en facebook y twitter, principalmente.

De entrada y hasta la fecha dudamos que para una buena parte de la población le sea claro ¿qué es un virus? Y es que, ¿cómo conceptualizar algo que no se ve? Quizás sea una de las causas por las cuales algunas personas dicen… ¡esto del Covid-19 es un invento! Pero la realidad es que el virus causante de la enfermedad Covid-19 sí existe, y es consecuencia de un acelerado deterioro ambiental, por mencionar algunas causas y quizá para este caso la más relevante es la cacería furtiva y venta ilegal de la fauna dentro de mercados como los que seguramente todos hemos visto de China, pero ¡ojo! China no es el único país en el mundo en donde existen estos mercados, en México también los tenemos. Otras personas comentan ¡fue creado en un laboratorio para control de la población! Los virus cuando entran a las células de nuestro cuerpo tienen que “secuestrarlas” para que de esta forma estos pedazos de material genético de ADN o ARN se puedan replicar, una vez logrado su objetivo, saldrán de nuestro cuerpo para seguir infectando a más personas, no obstante, este mecanismo que de manera natural realizan los virus, estaría muy alejado de lo que podría ser un mega experimento de control poblacional.

Otro de los mitos que encontramos fue que en diversos medios se recomendaba la ingesta de alimentos alcalinos, esto con el fin de mantener neutro o manipular, de alguna forma al potencial hidrógeno (Ph) de nuestro cuerpo, justificando que a mayor Ph, el virus muere y así evitar enfermarnos por Covid-19, esto último, completamente falso. Un mito que dejó ver que el conocimiento en química básica entre la población está por los suelos.

Otro mito, y quizá el que está en boga, es el que circunda alrededor de los murciélagos, este grupo de mamíferos que, por cierto, cuentan con características especiales, ya que son los únicos que pueden volar y que su papel es fundamental en el equilibrio de los ecosistemas, ¡pobres, sin deberla ni temerla, les tocó bailar con la más fea! Tanto fue el pánico hacia los amos de la noche, que en diversos lugares querían acabar con ellos, caso particular la región norteña de Cajamarca, Perú, en donde un grupo de personas atacaron con fuego a 200 murciélagos, para evitar así, enfermarse de Covid-19. ¡No, señores, no! hay que entender que los murciélagos son nuestros aliados para la conservación de bosques, selvas y desiertos, sin ellos, una gran cantidad de servicios ambientales que los ecosistemas nos brindan y de los cuales nos vemos beneficiados, serían eliminados, trayendo como consecuencia no una, muchas pandemias más.

Podríamos seguir dando cuenta de los mitos que han surgido alrededor de esta enfermedad, pero la verdad es que también nos gustaría mencionar lo bueno de todo esto y es que, ante este panorama y ante tantas preguntas con respuestas erróneas, permitió que a lo largo, ancho y esférico cual es nuestro planeta, una gran cantidad de personas (especialistas en diversos temas), se sumaran a compartir sus conocimientos, tratando con esto de eliminar esos mitos que, más allá de ayudar a controlar la enfermedad, la estaban agudizando. En tiempos de Covid-19, el uso de diversas tecnologías ha permitido que se llegue a un sinfín de personas, algunas con conocimientos en el tema y a otras que no tanto, pero que ha servido para aclarar muchas dudas, lo importante es que la información se propague más rápido que el virus y así hacer frente a la situación que estamos viviendo.

Lo que el Covid-19 nos ha dejado hasta el momento, en primer lugar, es darnos cuenta de que la crisis educativa por la que atraviesa México es más grande de lo que pensábamos; sin embargo, sabemos que esta es una crisis a nivel mundial. Hoy más que nunca, el acercar a la sociedad a un conocimiento científico no sólo debe ser un derecho, sino que también sirva para que, en emergencias sanitarias futuras, la población esté más preparada para enfrentarlas o por lo menos les permita hacer a un lado esos mitos que sólo nos atarantan.

Finalmente, esperamos que el incremento de personas compartiendo actividades o conocimientos científicos por diversos medios y en diferentes espacios, no quede como un bonito recuerdo, no, no queremos eso, queremos que divulgar ciencia se convierta en un hábito en cada rincón de México y del mundo entero.

 

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