La naturaleza  y la economía no han sido generosas con Tlaxcala

La naturaleza y la economía no han sido generosas con Tlaxcala, es una idea que deja caer Mario Ramírez, al escribir un ensayo sobre la pobreza que se publica en el periódico nacional La Jornada en noviembre de 1989; tres años después lo traduce en un libro con el título Tlaxcala. Sociedad, economía, política, cultura (UNAM, 1992).

En ese texto Ramírez asienta las declaraciones de un gobernador, un secretario de gobernación y un presidente de la República que se refieren a la entidad como la que posee “el campeonato de la miseria y del atraso”, la “tierra sin esperanza, de migración, yerma y sin perspectiva” y “un estado postrado que expulsaba población”.

Lo que le lleva a señalar que “gobernadores sin talento sin mayor iniciativa se limitaron a jugar el papel nada dignificante de administradores de la pobreza”. Pero, registra una excepción. En 1975 llega al Ejecutivo local un personaje que impulsa el cambio de la base económica de la agrícola a industrial.

El gobierno estatal aprovecha la política de descentralización que impulsa el Distrito Federal, lo que tiene un impacto importante en el desarrollo humano de la población porque ello obliga al gobierno a construir infraestructura y servicios públicos como carreteras, telefonía, agua potable, drenaje, escuelas, hospitales, etcétera.

En 1998 se produce la alternancia en el Ejecutivo local y la casa de gobierno pasa del PRI al PRD, luego del PRD al PAN y del PAN al PRI, que en 2016 presenta un Plan Estatal de Desarrollo en el que establece un triángulo de prioridades cuya base es la educación y sobre ella se asientan la salud y el empleo.

 

El triángulo de prioridades

 

La base del triángulo del PED 2016-2021 ha logrado un avance importante. Si se toma de referencia la década de 2008-2018 se observa que la matrícula en educación básica pasa de 257 mil 391 a 252 mil 344 escolapios en lo que se observa un descenso del 1.75 por ciento, que es consecuencia del descenso de las tasas de fecundidad y natalidad.

En educación media superior la cobertura alcanza el 76.2 por ciento. Durante la última década registra un crecimiento del 37.90 por ciento al pasar de 37 mil 241 a 51 mil 357 estudiantes y en el nivel superior, también se registra un alto crecimiento 56.54 por ciento. Sin embargo, la cobertura alcanza al 30 por ciento del grupo de edad de 19-24 años.

En el ámbito de salud un referente importante es la mortalidad, ya que en ella se refleja las enfermedades que presenta la población y el resultado de la intervención de las instituciones del sistema de salud pública. Entre 1998 y 2019 el primer lugar lo mantiene la diabetes mellitus. Las enfermedades isquémicas del corazón pasan del lugar seis al dos. Cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado descienden del lugar dos al tres, la enfermedad cerebrovascular se mantiene en el cuarto lugar,

En los lugares cinco, seis y siete aparecen nuevas enfermedades: Otras enfermedades digestivas, enfermedades hipertensivas y enfermedad pulmonar obstructiva crónica y se mantiene en el lugar nueve y 10: nefritis y nefrosis y accidentes.

En lo que toca a empleo y en razón de la transformación de la base económica de agrícola a industrial y comercial, la política del gobierno estatal se enfoca a la atracción de inversión extranjera y nacional para la creación de empresas, y por lógica consecuencia, en el crecimiento del llamado trabajo decente.

Para junio de 2020, la entidad cuenta con una población económicamente activa (PEA) de 618 mil 948 personas, de las que el 96 por ciento se encuentran ocupados. El 66.38 por ciento como asalariados, 22.84 por ciento son trabajadores por cuenta propia, 4.22 empleadores y 6.54 por ciento sin pago.

El 7.88 por ciento no recibe ingresos, el 29.50 por ciento menos de un salario mínimo y el 40.04 menos de dos salarios mínimos mensuales, lo que determina que el 70 por ciento de la PEA viva con ingresos entre 3 mil y menos de 8 mil pesos mensuales, que sirven para mantener a familias de cuatro integrantes en promedio.

 

La pandemia del coronavirus

 

En Tlaxcala “no se logró una reducción de la movilidad social necesaria para atenuar el ritmo de contagios del patógeno” y se “rompió de manera anticipada la Jornada Nacional de Sana Distancia”, afirma el 3 de junio en conferencia de prensa el secretario de Salud; 12 días antes de iniciar con la etapa de la nueva normalidad.

Durante el primer mes de la nueva normalidad, el número de contagios crecen un 98.46 por ciento al saltar de mil 691 a 3 mil 356; es decir, en promedio se presentan 57 casos diarios. Esto se refleja en la mortalidad que registra un crecimiento del 103 por ciento al pasar de 233 a 473 fallecimientos, en promedio 8.28 fallecimiento diarios.

El 8 de junio el secretario de Salud informa del resultado en la aplicación del tratamiento llamado TRN4 compuesto por cuatro medicamente de uso comercial —ácido acetil salicílico, montelukast, ivermectina y azitromicina— que al aplicarse en la etapa de contagio reduce un 99 por ciento las posibilidades de gravedad.

En atención a la línea de tiempo en el desarrollo de la enfermedad a partir del contagio, los primeros dos días son de incubación y los siguientes tres días de inflamación, y a partir del séptimo día de gravedad. Si se aplica el tratamiento, de acuerdo a una muestra de 966 paciente se recuperan 955. Una eficiencia del 99 por ciento que permiten un buen manejo de los contagiados, pero no significan una cura.

 

La vida después de la pandemia

 

En tanto no se encuentre una vacuna, que ha sido históricamente la forma en la que las pandemias se controlan en el mundo contemporáneo, lo que puede tardar más o menos un año en llegar. Los tlaxcaltecas deberán reconocer e incorporar el Covid-19 como una condición en su vida cotidiana.

En una sociedad en la que la pobreza ha sido secular y en el que la economía informal es lo normal, ya que 72 personas de cada 100 se encuentran en ella, la vida de los tlaxcaltecas, por necesidad y tradición seguirá realizándose en los espacios públicos, particularmente en la calle, en el comercio.

Por lo que deberá incorporar y convertir en hábitos la sana distancia y el autocuidado, particularmente en lo que se refiere a la higiene personal, así como en la identificación de los síntomas en el proceso de infección que le permitan acceder al tratamiento TRN4.

En donde realmente debe producirse un cambio es en la intervención del Estado ya que debe ampliar y mejorar los servicios públicos, particularmente los de salud, educación y trabajo —más que empleo— a efecto de que la vida no se deteriore y vuelva a los indicadores de 2008. En la década 2008-2018 la pobreza desciende del 59.6 al 48.4 y en la pobreza extrema es radical al bajar del 9.5 al 3.1 por ciento.

La vida de los tlaxcaltecas después del Covid-19 no cambiará tanto, acostumbrados a una eterna lucha en contra de la adversidad, la cultura se convierte en la punta de lanza para recuperar los vaivenes que produce la pandemia, lo que le lleva a redescubrir la cosmovisión que tiene y a luchar por establecer una relación más armónica con la naturaleza, a través de la recuperación del conocimiento y saberes comunitarios.

En Tlaxcala no se observan los graves contrastes entre pobreza y opulencia, ya que la inmensa mayoría, aun antes de la llegada de la 4T había aprendido a vivir en la “justa medianía”. El próximo año la ciudadanía deberá renovar el Poder Ejecutivo, Legislativo y los ayuntamientos y ante esta circunstancia debe cuidarse de elegir a “personas sin talento” que solo se dediquen “administrar la pobreza”.

Porque si bien la naturaleza y la economía no le han sido generosas, sí lo ha sido la voluntad, el trabajo y la identidad de su gente, que le ha permitido mantenerse como la tierra del pan de maíz. Porque si de algo están orgullosos los tlaxcaltecas es que frente a la adversidad han podido mantener “un alto grado de homogeneidad cultural y étnica” (Rendon, 1996).

 

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