En el año 2019, el empleo asegurado en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) creció 1.7 por ciento, mientras que el Producto Interno Bruto (PIB) decreció en 0.15. Para el año en curso, la doble crisis (económica y de salud) disminuyó el empleo asegurado en esa institución en 1.12 millones entre marzo y julio y se espera que lo aumente en 900 mil en los meses de enero a febrero y de agosto a diciembre; al cerrar este año, probablemente se habrían perdido 222 mil empleos (-1 por ciento) en contra de los 1.28 millones estimados en julio por el IMSS (-6.36 por ciento fue su pronóstico para 2020). Para una economía que decrecerá entre 7.27 por ciento (SHyCP) y 9.8 por ciento (Inegi, variación del PIB de enero a septiembre 2020/2019), haber perdido dos centenas de miles de empleos formales es lamentable, pero considerando el contexto de austeridad fiscal y no endeudamiento público, es aceptable. Todos desearíamos que no hubiera pérdida de vidas y de fuentes de empleo y que la mejor calidad de vida nos incluyera a todos, pero esa no es la realidad que nos endosó el neoliberalismo.
Los empleos asegurados en el IMSS gozan de todas las prestaciones de seguridad social, son los mejores pagados y los más estables de todos: en diciembre de 2019, el salario base (el que sirve para la cotización) en términos reales había aumentado 3.8 por ciento con relación al mismo mes del año anterior, y a marzo de 2020 el aumento fue de 5.6 por ciento respecto a diciembre de 2019; medido en número de Unidades Monetarias y Actualización (UMA), el promedio fue de 4.4 UMA en 2018 y 4.5 en 2019 (IMSS. Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre la situación financiera y los riesgos del IMSS.2019-2020). En cambio, el salario promedio de todos los empleos en México, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi fue de 1.8 Salarios Mínimos Generales (SMG) al primer trimestre de 2020 cuando en el cuarto trimestre de 2018 fue de 2.2 SMG (ENOE). La situación del empleo que no goza de seguridad social, que son la mayoría (56 por ciento), es muy diferente a los empleos asegurados en el IMSS, que representan 37 por ciento del total de personas ocupadas.
Con base en las ENOE, la población ocupada en México —incluye al IMSS— al 31 de diciembre de 2019 fue de 55.7 millones, lo que significó un aumento de 1.49 millones respecto al mismo mes del año anterior (2.7 por ciento). No obstante dicho aumento, la masa salarial cayó -7.7 por ciento en dicho año, hubo mayores puestos de trabajo, pero menores salarios devengados: en el cuarto trimestre de 2018, el número de salarios que ganó una persona ocupada en promedio fue de 2.2, y al primer trimestre de 2020, había caído a 1.8 SMG. La precarización salarial es de larga data, en el cuarto trimestre de 2005, los ocupados que ganaban hasta 3 SMG (apenas lo suficiente para alimentación) eran 55.3 por ciento y los que ganaban más de 3 SMG eran 30.3 por ciento; en el último trimestre de Enrique Peña Nieto fueron 62.2 y 17.3 por ciento respectivamente, y al cuarto trimestre de 2019, los porcentajes respectivos fueron 69.5 y 12.5. Para solventar las necesidades fisiológicas y materiales consideradas básicas (alimentación, salud, educación, vestir y calzar, vivienda, recreación, ocio y cultura, cuidado personal y mantenimiento del hogar) se requieren cuatro SMG para las familias urbanas y 2.25 salarios mínimos para las familias rurales, y la mayoría de las personas ocupadas por si solas no lo solventarían con sus ingresos laborales; juntando los ingresos familiares más las remesas recibidas por 10 millones de familias y las transferencias del erario a 21 millones de familias, la mayoría considerada como grupos vulnerables, la carencia es menor.
La encuesta nacional telefónica de Ocupación de junio 2020 levantada por Inegi en tiempos de Covid-19 registra una pérdida de empleos del 13 por ciento si se le compara con la ENOE de junio de 2019, la cual tiene otra metodología y no es directamente comparable. La encuesta telefónica señala que el mayor impacto laboral fue en aquellos empleos que carecen de seguridad social; en los trabajadores por cuenta propia; en los micronegocios; en los trabajadores subordinados y remunerados que carecen de contratos de trabajo por escrito, y en el trabajo informal ofrecido por los hogares.
El crecimiento de la ocupación está asociado a la tasa de cambio de la economía y a la intensidad en la explotación de la fuerza laboral. La tendencia es a suplir el trabajo vivo por el trabajo muerto y disminuir los sueldos y salarios con relación al ingreso; ese cambio se expresa en una variación del empleo y del producto menor a uno (una variación de uno en el producto genera una variación menor a uno del empleo). En el caso de los trabajadores asegurados en el IMSS, entre 2001 y 2019 la variación del empleo respecto al producto fue de 1.4; en el año en curso se congeló en 0.14, para el año entrante el IMSS la estima en 0.9 y en una unidad en 2020-2024. Los nuevos empleos asegurados en el IMSS durante la gestión de Vicente Fox Quezada fueron 207 mil en promedio anual; de 397 mil con Calderón Hinojosa; 670 mil con Enrique Peña y es probable que al concluir su gestión, el promedio de López Obrador sea de 347 mil.
Si el referente es la totalidad de trabajadores, la variación del empleo respecto a la variación del producto fue de uno entre el primer trimestre de 2005 y el primer trimestre de 2020, para el año actual, es posible que se petrifique en 0.5.
El empleo asegurado en el IMSS tocó fondo el pasado mes de julio, cuando los empleos perdidos en el año en curso fueron 928 mil, para octubre eran 522 mil y al cerrar diciembre es posible que la pérdida anual sea de 222 mil. En marzo de 2021 quizá los empleos asegurados sean los mismos que había en diciembre de 2019. La economía creció en el tercer trimestre de este año y el empleo asegurado en el IMSS mostró, como la luna, su mejor cara en octubre. Es posible que ambos (PIB y empleo) vuelvan a crecer en el último trimestre de este año y que al finalizar diciembre se cierre el año con una caída del PIB entre -8 y -10 por ciento y del empleo formal de -1 por ciento. Tener crecimiento del empleo menor a su demanda es ya un problema, pero que el número de salarios reales disminuya es una tragedia mayor que debe resolverse en la relación obrero-patronal.
El empleo ha crecido cada vez a tasas cada vez más bajas, lo que decrece progresivamente es el número de salarios percibidos, cada vez más alejados del ingreso necesario para satisfacer las necesidades básicas de la población; a pesar del incremento real del SMG durante el gobierno de la 4T, ha menguado el ingreso laboral familiar.