Medicina y matemáticas: un debate

La cuestión que se genera cuando uno se pregunta hasta qué grado es necesario que los médicos tengamos una preparación en matemáticas que vaya más allá del cálculo de dosis de medicamentos a través de una simple “regla de tres”, operaciones básicas y a la mejor, cálculos de porcentajes y promedios, resulta demasiado obvia, simplemente porque al revisar un artículo médico se llega tarde o temprano a la interpretación de pruebas estadísticas, que en un momento pueden servir de apoyo para poder comprender el fenómeno multidimensional de la enfermedad y la forma de conservar la salud.

Ciertamente a través del tiempo se han generado cambios en la formación profesional de los médicos, sobre todo con respecto a las matemáticas, que en un inicio debió de ser prácticamente nula. La medicina de la alquimia debió cambiar esta condición, adquiriendo un carácter determinante con el surgimiento de la medicina científica y la relación íntima con muchas áreas del conocimiento.

En este sentido fácilmente podemos reconocer al matemático Johann Carl Friedrich Gauss (1777 – 1855), con su concepto de “Distribución normal”, también conocida como distribución de Gauss. Thomas Bayes (1702 – 1761), cuyo teorema ha brindado las bases de entender la probabilidad de que un fenómeno se produzca, de acuerdo a ciertos factores. Karl Pearson (1857 – 1936) quien prácticamente fue el fundador de la estadística matemática aplicada a la biología; o David Roxbee Cox (1924), quien es un estadístico inglés, conocido principalmente por su procedimiento estadístico llamado modelo de “Regresión de Cox” o de “Riesgos proporcionales”, que analizan los riesgos que afectan a la supervivencia de una población determinada.

Actualmente, todos los médicos y los profesionales vinculados con cualquier disciplina biomédica, deberíamos de estar mucho más y mejor capacitados en el estudio y la práctica de las matemáticas, no solamente por la compleja y difícil tarea de diseñar estudios de investigación científica, sino también para poder establecer con una mirada crítica, una interpretación correcta de los artículos médicos que en la actualidad, constituyen la base de una buena actualización y conocimiento de los avances que se van generando en el ámbito de la salud.

Pero hablando de las matemáticas en el término más general, debemos de dirigir la atención a las habilidades que deben de desarrollarse a nivel mundial en el ámbito escolar. En México, se hacen evaluaciones mediante pruebas como ENLACE, PISA y EXCALE, pero los resultados que aportan estas pruebas muestran tristemente muy bajos desempeños en el desenvolvimiento de las habilidades matemáticas básicas. El informe 2010-2011 de la evaluación en la Educación Media Superior de nuestro país genera datos verdaderamente preocupantes en el que se refleja que apenas un 30 por ciento de alumnos que cursan el último año de educación media superior (es decir, el tercer año de preparatoria) se encuentran por debajo del mínimo y otro 30 por ciento apenas alcanzan un mínimo nivel aceptable con respecto al desempeño en la resolución de problemas matemáticos. Un 60 por ciento de muchachos que no podrán valorar la forma en la que los números se encuentran infiltrados en lo más íntimo de nuestra convivencia cotidiana.

El problema se convierte en algo más grave, por la sutil necesidad de transpolar, por citar solamente un caso, resultados u observaciones, en cifras que marcan elementos importantes en el ámbito de la salud. Esto conduce a un proceso de incomprensión que tendrá un impacto de un carácter inimaginable en el terreno de lo terapéutico, el pronóstico, la evolución y, sobre todo, la prevención de nuestros graves problemas de salud.

Estas deficiencias se hacen particularmente notorias en el área de la salud, donde los muchachos que ingresan a las carreras vinculadas a lo biológico y social, imaginan que no tendrán qué “batallar” con matemáticas, cuando en realidad, materias como Bioestadística, Ecología, Bioquímica, Fisiología y otras, se deben de apuntalar sólidamente bajo una comprensión nítida de los números, ecuaciones, fórmulas y cálculos que van mucho más allá de la simple memorización de conceptos.

Otro problema surge cuando los alumnos requieren de hacer revisiones detalladas de artículos de actualización en donde los métodos estadísticos con los que fueron elaborados, van dando una idea clara del tipo y calidad de la o las investigaciones que sustentan dichos trabajos. Este conocimiento parcial no puede ser llenado con base en la repetición de conceptos y una especie de automatismo en la asimilación de conocimientos que no son sujetos a un análisis bien razonado de lo que se está estudiando.

El médico actual, en general, necesita (aun sin pretender aspirar a ser un especialista), de muchas disciplinas vinculadas estrechamente con diversas áreas de conocimiento que requieren conocimientos matemáticos que van mucho más allá de lo básico, como, por ejemplo, economía, sociología, administración de servicios de salud, psicología, ecología médica y, sobre todo, estadística.

Estos momentos exigen profesionistas con un sentido que surja de conocimientos firmes que solamente pueden expresarse en términos numéricos y que deben de valorarse desde los mismos estudios de laboratorio clínico, hasta la valoración probabilística de fenómenos que se pueden predecir por medio de cálculos, que si bien, la era de la computación ha facilitado, requieren forzosamente de interpretaciones bien fundamentadas y sobre todo razonadas.

No reforzar el estudio y el desarrollo de las habilidades matemáticas, gradualmente se reflejará un bajo rendimiento académico y, sobre todo, una merma en la capacidad de resolver en una forma afortunada, los complicados retos a la salud ante los cuales nos estamos enfrentando día con día y definitivamente, a cada momento de la época actual.

 

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