Estrategias de los bancos para eludir una crisis

La economía en 2020 sufrió una enorme caída, la mayor en la historia de México, de 17 por ciento del PIB durante el segundo trimestre de ese año. No obstante, a partir del tercer trimestre se aprecia una ligera recuperación de 12.1 por ciento, si bien este aumento no compensa la caída, es una esperanza de recuperación. En particular el sector de servicios financieros también es afectado, su PIB cayó en 2.6 por ciento y en 0.5 por ciento durante el segundo y tercer trimestre de 2020; pero estas caídas del sector financiero no han sido las mayores, aprietos más profundos se registraron en el tercer trimestre de 1995 y en el cuarto trimestre de 2009, donde el PIB del sector disminuyó en 6.7 por ciento y 9.0 por ciento. En lo que sigue, se discutirán algunas razones por las que el sector financiero no ha profundizado su crisis durante el periodo de confinamiento, para ello se señalarán diversas estrategias empleadas por los grandes bancos para eludir una crisis mayor.

Como se ha señalado, el confinamiento decretado a partir de marzo de 2020 afectó severamente la economía nacional, pues impone limitaciones sobre la movilidad y el cierre/apertura de negocios. A pesar del confinamiento, el sector financiero se ha conservado como actividad esencial y, en consecuencia, no ha dejado de funcionar. Las instituciones financieras fueron requeridas a reducir el aforo en las sucursales, reducir el horario de atención y fomentar la operación electrónica desde las plataformas virtuales. Así, los servicios financieros de ahorro, crédito e inversión no fueron afectadas directamente por el confinamiento, la crisis del sector debe explorarse en la pérdida de empleo y las expectativas económicas.

Sobre la pérdida de empleo, baste señalar que, de enero a diciembre de 2020, el total de trabajadores asegurados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) pasó de 20.4 millones a 19.7 millones, registrando una reducción de más de 660 mil empleos formales. Por otro lado, las expectativas económicas pueden apreciarse a partir de la encuesta de opinión aplicada por el Banco de México, quien cuestiona a especialistas del sector privado sobre su percepción de la economía nacional; de esa encuesta se sabe que, en diciembre de 2020, todos los encuestados perciben que la economía se encuentra peor que el año anterior. Y existe división de opinión sobre el futuro de la economía, 40 por ciento de los encuestados perciben que la economía mejorará el próximo año, y 54 por ciento, que se mantendrá igual.

El desempleo impacta sobre el sector financiero por diversas vías. Aumenta el riesgo de impago de los créditos ya contratados, además, los trabajadores temerosos por perder su empleo reducen el gasto en servicios financieros de lujo como son los seguros. En contra sentido, el ambiente de inestabilidad laboral ha provocado que los trabajadores con ingresos variables comienzan a requerir nuevos créditos para afrontar los problemas de falta de ingreso y los empleados de altos ingresos, con mayor estabilidad laboral, incrementen la contratación de servicios de inversión en instrumentos seguros como los bonos de gobierno, con la intención de resguardar su dinero en caso de un peor escenario. Por su parte, las empresas muestran expectativas negativas en el presente, pero exhiben una esperanza de mejoría en el futuro, de tal forma, las empresas cautelosas no invierten en activos físicos ni contratan crédito en el corto plazo, es más cierran negocios. Pero en el mediano plazo, el capital que no se transformó en un negocio, es invertido en el mercado financiero. Ante lo expuesto, se puede apreciar efectos negativos y positivos. En lo que sigue se señala que los bancos absorben los efectos positivos y trasladan los negativos a una amplia colectividad. Para ejemplificar esta situación se anota la rentabilidad sobre capital (ROE) del sistema bancario en México, el cual pasó de 15.1 por ciento a 9.9 por ciento de enero a noviembre de 2020; lo cual da evidencia de que los márgenes de ganancia de la banca se mantienen a pesar de la crisis.

Resulta contradictorio señalar una crisis del sector financiero y, simultáneamente, indicar que los bancos sostienen ganancias. Esto tiene su explicación, los bancos han gestionado la crisis, distribuyendo las pérdidas a otros actores, postergando los problemas y asumiendo mayores riesgos. Los actores que han sufrido las mayores pérdidas son los empleados de los bancos, con base en datos de Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), de enero a julio de 2020 se perdieron más de 9 mil empleos en este sector (3.2 por ciento del total de la planta laboral), además, se han cerrado más de 550 sucursales (3.6 por ciento del total). La fuerza de trabajo y el espacio físico perdido es sustituido con cajeros automáticos y el uso de la banca electrónica, de enero a julio de 2020 el número de contratos de banca electrónica creció en más de 8 millones, lo que representa un crecimiento de 20.4 por ciento en apenas seis meses.

Otra estrategia de la banca para eludir la crisis fue apoyarse de los ajustes en la regulación. En este sentido, la Secretaría de Hacienda y la CNBV, junto con los representantes de la banca y otros actores del sistema financiero, acordaron un conjunto de medidas de apoyo a los deudores. Estas medidas implicaron el diferimiento parcial de pago de las deudas, evitar el cobro de comisiones, fomentar la reestructuración de las deudas con problemas de pago y facilitar el pago adelantado de los créditos cuando esto fuera factible. Para que las instituciones financieras asumieran estas medidas, los órganos reguladores ofrecieron una relajación en la regulación, permitiendo a los bancos emplear sus reservas (un fondo que debe mantener cada banco en caso de falta de liquidez) para el otorgamiento de más crédito. Adicionalmente, se les permite incrementar el nivel de riesgo de su cartera de crédito por encima de los niveles recomendados. En otras palabras, los problemas de los créditos que no serán pagados son financiados con los fondos de emergencia y, al mismo tiempo, se permite a los bancos entregar más crédito y relajar las medidas de cautela.

El sector financiero está inmerso en una crisis, pero los bancos han logrado eludir los efectos más devastadores. Para proteger sus beneficios, optaron por transitar a mayor velocidad a los servicios electrónicos, provocando mayor desempleo y cierre de sucursales. Adicionalmente, con la intención de postergar la crisis, los reguladores del sistema financiero han permitido a los bancos asumir mayores riesgos en el otorgamiento del crédito. En caso de excesos y abusos por parte de los bancos, el sistema financiero conllevará a otra crisis que sumará más daños a la economía nacional. Esta advertencia debe tomarse con seriedad, pues a mediados de 2020, la quiebra de un pequeño banco requirió del 36 por ciento del fondo de protección del ahorro bancario para rescatar los depósitos de los ciudadanos que confiaron en el banco Famsa, un banco que quiebra por abusos de sus administradores, no por el contexto mundial. El sistema bancario debería ser un elemento central en la recuperación, pues esta canalizaría el financiamiento hacia actividades empresariales; pero en el escenario mexicano, con laxa regulación y sin competencia, el sistema bancario es una peligrosa apuesta.

 

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