Inventarios celestes

La imagen tomada de https://apod.nasa.gov/apod/image/0003/messmara_gitto_big.jpg

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En las sección de las efemérides astronómicas, que aparece cada mes en esta página de SyC, se pueden encontrar objetos celestes con nombres extraños, incluso tirando a exóticos. Por ejemplo, este mes aparecen NGC 5128,  M3 y  NGC 5139 y  algunos que suenan más familiares, como Centauro A. Generalmente son una combinación de letras y números que, aunque parece que están en clave, simplemente es la nomenclatura usada por los astrónomos para catalogar a los objetos celestes.

El astrónomo francés Charles Messier (1730-1817) fue el primero en compilar una lista no dedicada a las estrellas, sino a nebulosas y cúmulos. Su inventario incluye una gran diversidad de objetos, ahora conocidos como nebulosas de emisión, galaxias, grupos de estrellas y remanentes de supernova, ya que en la época de Messier, el término nebulosa se utilizaba para denominar a objetos celestes que fuesen borrosos. Aunque el criterio parece bastante ambiguo, tenía un fin, ya que, siendo Messier un buscador de cometas, era importante compilar esta lista de nebulosas que eran frecuentemente confundidas con los cometas que, a través de los telescopios de la época, se veían muy parecidos.

Sin duda, el catálogo que Messier compiló es uno de los más famosos, contiene un poco más de 100 objetos brillantes, ninguno estelar, y aún actualmente se les conoce como “objetos Messier”. Varios de ellos se encuentran entre los más estudiados en el universo. Muchas de sus “nebulosas” son aún nombradas por su número en el catálogo, precedidos por la letra “M”, desde luego. El primero, M1, es un remanente de supernova conocido como el Cangrejo, mientras que M31 es una galaxia similar a la nuestra, la espiral más cercana, mejor conocida como Andrómeda.

Aunque el catálogo de Messier es de los más famosos, la labor de catalogar se remonta a Hiparco, a quien se le atribuye el primer catálogo estelar que contenía las posiciones de más de 800 estrellas. Y esa es la función de los catálogos, compilar diferentes tipos de datos de los objetos celestes para facilitar su estudio. Además de las posiciones en el cielo, se incluyen magnitudes, espectros, tamaños angulares, etcétera, datos obtenidos mediante observaciones de astrónomos o, actualmente, de satélites.

Con el avance de la instrumentación astronómica, también aumentaron los números de objetos en estas listas, por ejemplo, el famoso (otro) catálogo de Henry Draper, publicado entre 1918 y 1924, contiene las posiciones y la clasificación espectral de aproximadamente 235 mil estrellas. Los objetos en esta compilación llevan las letras ”HD’” seguidas del número listado en este catálogo.

Otros catalogadores famosos fueron William Herschel (1738- 1822) y su hijo John. Mientras que William observó, durante 20 años, en el hemisferio norte, aumentando el número de objetos no estelares conocidos a 2 mil 500, John lo haría en el cielo del sur, publicando datos de 5 mil 79 objetos en su Catálogo General (GC), en 1864.

Tomando el catálogo de Herschel como base, J. L. E. E. Dreyer (1852-1926) publicó su nuevo catálogo general (New General Catalogue, NGC) de nebulosas y cúmulos de estrellas, y posteriormente publicó otros dos listados, los “Index Catalogues”. Muchas galaxias, nebulosas de emisión y grupos de estrellas, siguen siendo conocidos por sus números “NGC”, como los mencionados al inicio del artículo, o por sus “IC”s.

Existen catálogos de cúmulos de galaxias, como el de George Abell (1927-883), reconocidos por la letra ”A” y su número en el catálogo, o de fuentes de radio brillantes como las del Tercer Catálogo de Cambridge de Fuentes de Radio, que son designadas por “3C”.

Por otro lado, las fuentes más intensas (brillantes) en radio y rayos X llevan el nombre de la constelación en la que aparecen. Por ejemplo, Centauro A es una radio galaxia brillante en dirección de la constelación del Centauro, mientras que Cygnus X-1 es una fuente brillante en rayos X en la constelación del Cisne.

Desde el Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla, el OANTon, que acaba de cumplir 80 años, también se generaron catálogos. Existen objetos muy famosos que llevan las letras TON en su nombre, como TON 618, un agujero negro muy masivo.

En la actualidad existen catálogos que incluyen millones de estrellas como GAIA, que proporcionará datos de alrededor de mil millones de estrellas para trazar un mapa tridimensional de nuestra galaxia, la Vía Láctea, o millones de galaxias como el Sloan Digital Sky Survey. Y seguiremos inventariando el cielo.

 

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