En 2022 se continúa con la degradación del planeta; utilizamos más energía fósil y más energías renovables que no son limpias

Con base en las conclusiones de diversos foros académicos y económicos internacionales, se considera que los humanos hemos generado, por lo menos, tres amenazas para nuestra existencia (WEF, 2017):

  • Las armas biológicas (virus y bacterias, entre otras)
  • La robotización humana y/o la humanización de los robots (con la invención de la inteligencia artificial-redes neuronales y la realidad virtual).
  • La emergencia climática global

Debido a la política ambiental y energética desarrollada por países que son grandes consumidores y productores de energía, de estas amenazas globales predomina la emergencia climática global.

La producción de energía es una actividad primordial para los humanos. En las últimas décadas, los combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas), proporcionaron alrededor de 85 por ciento de la energía que se consumió a nivel mundial (BP, 2021). Por tal razón, la energía que utilizamos es responsable de sobrecalentar el planeta, ya que dicho sector contribuye con las dos terceras partes de gases de efecto invernadero de larga permanencia en la atmósfera terrestre.

La extracción, almacenamiento, transporte y consumo de los combustibles fósiles (además de otras actividades como la agricultura y la ganadería a gran escala), están ligados a múltiples problemas ambientales que incluyen la contaminación del agua, aire, suelo y el aumento de la temperatura en el planeta. Lo anterior ha generado frecuentes episodios climáticos extremos y el incremento de 15 cm en el nivel del mar durante el siglo XX. En lo que va del siglo XXI, la razón de aumento en el nivel del mar está creciendo casi el doble de rápido que en años previos, con un promedio de 3.6 mm por año, lo que podría generar un aumento de 60 cm en el nivel del mar para el año 2100 y, como consecuencia, la inundación de amplias zonas costeras en el planeta (IPCC, 2019).

En el primer cuatrimestre de 2022, contraviniendo todas las proyecciones establecidas por organismos internacionales como el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) y la Agencia Internacional de Energía (IEA); los combustibles fósiles y, en especial el consumo de carbón, han roto las expectativas que se tenían para disminuir su consumo.

México, como consecuencia de la política energética desarrollada durante décadas (sobre todo antes de 2018), en 2020 produjo el 88 por ciento de su energía a partir de combustibles fósiles, y el consumo nacional; que superó de forma cuantitativa a la producción, dependió de éstos en un 89 por ciento (BP, 2021).

Específicamente, en el estado y en el municipio de Puebla, en 2020 se consumieron 207.4 petajoules (PJ) y 70.8 PJ de energía, respectivamente. En el estado, los combustibles fósiles proporcionaron alrededor de 90 por ciento de la energía destinada al consumo. Los sectores que más energía utilizaron a nivel estatal fueron el Industrial con el 37 por ciento, seguido por el Transporte con el 34 por ciento, el Residencial, Comercial y Público con 28 por ciento y el sector Agropecuario sólo con el 1 por ciento. La energía utilizada por estos sectores provino en 85 por ciento de otros estados de la República y solo 15 por ciento se produjo en el estado (Figura 1). En cuanto al municipio de Puebla, las entradas de energía fueron del 99.6 por ciento y solo se tuvo una producción propia del 0.4 por ciento; fundamentalmente por la quema de árboles (CEEACC, 2021).

Figura 1. Diagrama de Sankey para el flujo energético en el estado de Puebla. Obsérvese que la mayor parte de la energía que se consume en el estado proviene de otros estados del país y que el sector industrial es el que más consume energía, seguido por el residencial, comercial y público, y el transporte (CEEACC, 2021)

Figura 1. Diagrama de Sankey para el flujo energético en el estado de Puebla. Obsérvese que la mayor parte de la energía que se consume en el estado proviene de otros estados del país y que el sector industrial es el que más consume energía, seguido por el residencial, comercial y público, y el transporte (CEEACC, 2021)

Algunos países y grupos ecologistas han pregonado por un mayor uso de las energías renovables como alternativa a la emergencia climática global. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que la energía eólica y solar también tienen fuertes impactos ambientales y en su proceso de fabricación y transporte también se usan combustibles fósiles.

Dentro de las fuentes de energía renovable sobresale la hidráulica. A diferencia de la energía eólica y solar, la hidráulica tiene menos impactos ambientales y puede ser considerada como la fuente de energía menos contaminante de la que se pueda disponer hoy día (Ragazzi et al. 2017).

Es posible que en el futuro se inventen y/o perfeccionen otras formas de obtención y transmisión de energía (por ejemplo, mediante sistemas para aprovechar la fusión nuclear, la energía de los océanos y/o del Hidrógeno, la superconductividad de alta temperatura, y baterías con alta capacidad de almacenamiento), que pudieran retardar los efectos ambientales debido al aumento de la temperatura global. Sin embargo, esto no es suficiente porque la producción de energía mediante fuentes renovables o por fusión nuclear, también tiene efectos adversos sobre los ecosistemas terrestres y marítimos.

Por otra parte, prescindir de los combustibles fósiles no ocurrirá en el corto plazo y se estima que para lograr esta transición se necesitarán décadas. Recalcamos que es necesario reducir el consumo y hacer más eficiente el uso de energía en casa. Tengamos presente, siempre, que la mejor energía es la que no consumimos.

Una probable solución a largo plazo es la adopción de una visión del mundo que asuma que ambiente y humano somos un mismo ente y que afectarlo, nos aleja del desarrollo que permite satisfacer nuestras necesidades, sin poner en riesgo la satisfacción de las necesidades de generaciones futuras; esto es, del Desarrollo Sostenible. Hasta ahora, para las naciones, el Desarrollo Sostenible solo es una entelequia.

Por tal razón, la advertencia de científicos del mundo sobre una emergencia climática (julio de 2021); las conclusiones de la COP26 (Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, Glasgow, Reino Unido; noviembre de 2021), que no satisficieron incluso a sus organizadores; el más reciente informe del IPCC (IPCC, 2022); y el inmenso contraste en la distribución de la riqueza mundial, nos ponen ante un panorama que vuelve relevante y oportuna la frase del dramaturgo alemán Friedrich von Schiller, que Asimov, I. (1972/2010) recreaba de una situación energética mundial que situaba al final del siglo XXI y que, al parecer, se adelantó un siglo: Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano.

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Referencias

Asimov, I. (2010). Los propios dioses. Debolsillo. (Originalmente publicado en 1972), cap. 10

 

British Petroleum (BP). (2021). Statistical Review of World Energy. BP. https://www.bp.com/content/dam/bp/business-sites/en/global/corporate/pdfs/energy-economics/statistical-review/bp-stats-review-2021-full-report.pdf

 

Centro de Estudios en Energía, Ambiente y Cambio Climático (CEEACC). (2021). Prospectiva energética. Facultad de Ciencias Físico Matemáticas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

 

Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC). (2019, Septiembre 25). Choices made now are critical for the future of our ocean and cryosphere. IPCC. 21 de Abril, 2021, https://www.ipcc.ch/2019/09/25/srocc-press-release/.

 

Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC). (2022, February). Climate Change 2022: Impacts, Adaptation and Vulnerability (No. 6th). IPCC. https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/downloads/report/IPCC_AR6_WGII_FinalDraft_FullReport.pdf

 

Ragazzi, M., Ionescu, G., & Cioranu, S. I. (2017). Assessment of environmental impact from renewable and non-renewable energy sources. International Journal of Energy Production and Management, 2(1), 8-16.

 

World Economic Forum (WEF). (2017). Global Risks Report 2017 (No. 12). https://www3.weforum.org/docs/GRR17_Report_web.pdf