¿Debemos preocuparnos por el cambio climático?

Esta es una de las preguntas que muchos de los lectores de este suplemento pueden preguntarse, en particular cuando no hay evidencia clara de que el calentamiento global de 1.1oC experimentado hasta ahora en el planeta, represente una amenaza eminente. Para atender esta pregunta retomamos resultados relevantes de los tres últimos reportes del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) presentados en agosto del año pasado y marzo y abril de este año. Nuestro interés es dar al lector la información necesaria para elaborar su propia respuesta a esta pregunta. Vale la pena recordar que el IPCC es el órgano científico de las Naciones Unidas para analizar el estado del arte en el conocimiento sobre el cambio climático, y que sus reportes son considerados el avance más actualizado y completo del cambio climático hasta este momento.

A continuación presentamos los mensajes relevantes de los tres grupos de trabajo del IPCC que aportan información para contestar esa pregunta. Vale la pena empezar por las bases físicas del cambio climático. La publicación del reporte del Grupo de Trabajo I del IPCC en agosto de 2021 señaló que el calentamiento global está ocurriendo más rápido de lo anticipado en los últimos años. Los avances en la ciencia en el clima observado y los modelos, y los cálculos que se derivan de su análisis, muestran que es un proceso sin precedentes en los últimos dos mil años. Cada incremento en el calentamiento global ocasiona mayores cambios en la temperatura media, la precipitación y la humedad del suelo en las regiones del planeta. Cada tonelada de emisiones de CO2 incrementa el calentamiento global y dificulta mantener un rango de incremento seguro de 1.5oC para fines del siglo, establecido por el Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático en el Acuerdo de Paris en 2015.  Un segundo aspecto relevante es que las evidencias observadas muestran que los eventos extremos (ondas de calor, sequía, lluvia extrema, ciclones tropicales, etcétera) suceden con mayor frecuencia desde la década de los 1950s, así como los eventos extremos concurrentes (por ejemplo, sequías y ondas de calor). Los cambios proyectados de esos eventos extremos muestran que serán cada vez más frecuentes con cada incremento del calentamiento global. Por ejemplo, eventos con una curva de retorno de 50 años que suceden una vez en el periodo de referencia (1850-1900), suceden cinco veces con mayor frecuencia en el presente con un incremento de la temperatura de 1.1oC, y sucederán ocho veces con mayor frecuencia con un incremento de la temperatura de 1.5oC, 14 veces con un incremento de 2oC, y 40 veces con un incremento de 4oC. El IPCC estima que no hay duda de que ese calentamiento es ocasionado por las actividades humanas. Una conclusión más relevante del reporte es que a menos que haya reducciones inmediatas, rápidas y a gran escala en las emisiones de gases de efecto de invernadero, no será posible limitar el calentamiento global en 1.5oC. El reporte estima que esa temperatura se alcanzará entre 2030 y 2040.

Información presentada por la Organización Meteorológica Mundial en 2021 en su reporte del estado del clima mencionó tener registro de más de 11 mil desastres atribuidos a eventos climáticos extremos entre 1970 y 2019 con más de 2 millones de muertes y 3.64 trillones de dólares en pérdidas. Más de 91 por ciento de las muertes ocurrieron en países en desarrollo.

El reporte del Grupo de Trabajo III, publicado a principios de abril de este año proporciona información adicional para entender la dimensión del reto que presenta el cambio climático. Sus conclusiones muestran que las emisiones de gases de efecto invernadero no han disminuido, por el contrario, continúan aumentando a pesar de décadas de las negociaciones internacionales en el marco de las Naciones Unidas y del Acuerdo de París de 2015 en que la gran mayoría de los países se comprometen a reducir sus emisiones e incrementar sus acciones de adaptación al cambio climático. En particular es preocupante que esas emisiones crecieron a un nivel histórico durante la década de 2010 a 2020. El reporte del IPCC considera que se requiere acción inmediata para reducir las emisiones de GEI en todos los sectores y limitar el calentamiento global a 1.5oC o a 2oC a fin de siglo. De continuar la tendencia actual, se proyecta un calentamiento global de 3.2oC en 2100. El reporte menciona que la tecnología para lograr los cambios necesarios para reducir las emisiones de gases de efecto de invernadero está disponible a través de acciones en los siguientes sectores clave: energía y su demanda, la industria, los servicios, el transporte, las ciudades y otros asentamientos humanos, y el uso de la tierra. También documenta acciones para remover el carbón a través de la reforestación y el secuestro de carbón en suelos. El reporte enfatiza la imperiosa necesidad de acciones de mitigación inmediatas.

La información presentada ayuda a entender el reto para limitar el calentamiento global a un nivel seguro. Por ello es relevante tener en cuenta las conclusiones del Grupo de Trabajo II del IPCC sobre los impactos, la vulnerabilidad y la adaptación al cambio climático.  Su mensaje central es que la evidencia científica identifica que el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta, y que cualquier retraso adicional en la acción concertada hará que se pierda rápidamente la ventana de oportunidad para asegurar un planeta habitable. Otras conclusiones relevantes en este reporte destacan que el calentamiento global ha causado ya extensas y peligrosas alteraciones en la naturaleza y está afectando la vida de millones de personas en el planeta. Esto es otro indicio de que el cambio climático no es un problema del futuro, es un problema que ya tiene importantes impactos.

México es un país profundamente afectado por los impactos del cambio climático. No solamente por su posición geográfica situada en la franja tropical del planeta donde más eventos extremos están registrados, sino que también sufre de condiciones socioeconómicas como la pobreza y las desigualdades que hacen al país sumamente vulnerable a los efectos del clima. El reporte del IPCC documenta que los eventos extremos en México han aumentado en forma de tormentas tropicales, huracanes, incendios y olas de calor en diferentes momentos del año con frecuencia e intensidad mucho mayor que en pasado. El aumento en la intensidad de ciclones tropicales puede llegar a afectar al 60 por ciento del territorio nacional y estos fenómenos hidrometeorológicos extremos crean lluvias torrenciales, inundaciones y deslaves con graves afectaciones a las poblaciones en zonas rurales y urbanas. En cuanto a la agricultura y la seguridad alimentaria hay impactos severos: como resultado de los cambios tanto en temperatura como en precipitación, se prevé un bajo rendimiento en cultivos como: maíz, caña de azúcar, sorgo, trigo, arroz, soya (5-20 por ciento en las próximas décadas y 80 por ciento para finales de siglo). A finales del siglo, estados como Jalisco, estado de México, Nayarit, Morelos, Michoacán, Guerrero y Colima, podrían perder entre 30 y 40 por ciento de sus rendimientos de producción de maíz de temporal.

Varios estudios económicos sobre los costos del cambio climático en México indican que el crecimiento del PIB nacional podría verse afectado hasta de un 7 por ciento si no se actúa de manera contundente hacia la mitigación y la adaptación.

El espacio reducido para esta contribución no permite profundizar en los imapactos y riesgos al cambio climático en México, pero además de los arriba mencionados hay riesgos importantes para los ecosistemas, la salud humana, el manejo sustentable de recursos críticos como el agua y de las zonas costeras. Desde nuestro punto de vista, no es difícil concluir que el cambio climático representa un serio problema para la seguridad de los habitantes, la economía, la biodiversidad y los ecosistemas de nuestro país. Por ello consideramos indispensable implementar estrategias y acciones de adaptación de corto, mediano y largo plazo en las políticas y planes de desarrollo a nivel nacional y subnacional. A pesar de que México ha avanzado en la planificación de la adaptación a nivel nacional y subnacional, pero presenta problemas similares a otros países. El IPCC documenta que parte de la adaptación observada es fragmentada, de pequeña escala, específica a un sector, diseñada para responder a los impactos actuales o riesgos en el corto plazo, enfocada más en la planeación que en la implementación, y no siempre considerar posibles resultados negativos para diferentes grupos sociales o ecosistemas. Por ello consideramos fundamental reconocer que la ventana de oportunidad para implementar la adaptación se cierra rápidamente y que mayores retrasos incrementa su costo y limitará aún más las opciones disponibles actualmente. Responder al cambio climático es una responsabilidad ineludible.

 

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