Los impuestos saludables son aquellos que gravan los productos no saludables, por ejemplo, tabaco, bebidas azucaradas y alcohol, entre otras. Esta estrategia de captación de impuestos busca contrarrestar la fuerza de asociación de estos productos con distintas enfermedades crónico degenerativas, como enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes.
El impacto económico que tienen estos productos es particularmente negativo y se refleja en condiciones socialmente indeseables que no se manifiestan equilibradamente por su precio en el mercado. Los impuestos saludables buscan contribuir para reducir el consumo de estos productos que definitivamente son malos. Por otro lado, plantean que los responsables en la formulación de políticas sanitarias se orienten a que otros elementos de consumo que no son malos, puedan ser más asequibles a la población general. El objetivo principal de esta estrategia busca conducir a que una población sea más saludable, reduciendo a largo plazo, los costos de atención médica, generando también ganancias en la productividad laboral, incluyendo una mayor captación de ingresos fiscales que puedan ser más predecibles y estables.
Esta es una herramienta que debe de reflejarse en otro indicador denominado Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) pues al reducir significativamente la carga de Enfermedades No Transmisibles (ENT), van a beneficiar a poblaciones vulnerables que soportan una mayor carga de salud para el Estado. Buscan impulsar el desarrollo económico a través de una fuerza laboral más saludable, con una mayor productividad y menor gasto en salud.
En resumen, se puede obtener una triple ganancia ya que, en primer lugar, optimizan el gasto por cada familia disminuyendo el consumo de productos no saludables; generan un mayor ingreso fiscal en una forma inmediata y finalmente, a largo plazo, pueden potencialmente reducir los costos de la atención médica por ENT, aumentando al mismo tiempo la productividad laboral.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), esta última como organismo especializado de salud del sistema interamericano, han respaldado la implementación de impuestos en una forma selectiva como parte de un plan de acción mundial para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles.
Un análisis de la OMS plantea que el aumento de los impuestos selectivos al consumo sobre tabaco y alcohol forman parte de las intervenciones consideradas “mejores inversiones” (más rentables y factibles de aplicar) para la prevención de las ENT. Gravar las bebidas azucaradas es una medida costo-eficaz que puede ayudar a reducir la obesidad, la diabetes tipo 2 y la caries dental.
Los impuestos saludables son medidas progresivas que benefician relativamente más a las poblaciones de bajos ingresos considerando la reducción en los costos de atención médica y la carga sanitaria que estas enfrentan. Así se buscan poblaciones más saludables con ingresos para los presupuestos públicos, incluso en presencia de comercio ilícito y evasión tributaria.
En las Américas las ENT causan aproximadamente 5.5 millones de muertes al año (80,7 por ciento del total de muertes). Del total de muertes por ENT, 38.9 por ciento consiste en muertes prematuras (muertes de menores de 70 años). Las ENT imponen altos costos de atención médica directos a los hogares que pueden conducir a gastos de bolsillo catastróficos en salud, además de costos indirectos como la pérdida de ingresos, días de trabajo o productividad, lo cual impacta negativamente en el bienestar de los hogares. Las simulaciones macroeconómicas sugieren que las cuatro principales ENT (enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas, cánceres y diabetes) además de los trastornos de salud mental podrían generar pérdidas económicas acumuladas de 47 mil millones de dólares a nivel mundial (75 por ciento del PIB mundial del 2010) entre 2010 y 2020.
16.9 por ciento de las personas mayores de 15 años fuman, y el uso de tabaco es responsable de aproximadamente 1 millón de muertes cada año. En el 2012, el costo económico total del tabaquismo (derivado de los gastos en salud y las pérdidas de productividad asociados), fue de 1,400 millones de dólares aproximadamente, lo cual equivale al 1.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial anual. En un análisis de 12 países de América Latina se determinó que los costos de atención médica atribuibles al consumo de tabaco equivalen a 6.9 por ciento del presupuesto de salud de la región, o 0.6 por ciento del PIB.
En el 2016, el alcohol ocasionó 5.5 por ciento de todas las muertes en las Américas y de 6.7 por ciento de todos los años de vida ajustados por discapacidad (una medición tanto de la muerte prematura como de la discapacidad). A nivel regional, 8.2 por ciento de la población mayor de 15 años tiene un trastorno por consumo de alcohol. En el caso de las mujeres, esta cifra asciende a 5.1 por ciento (la prevalencia más alta entre las regiones de la OMS).
En el año 2016, se estima que 62.5 por ciento de los adultos en las Américas tenía sobrepeso u obesidad (la prevalencia más alta entre las regiones de la OMS). En el año 2012, aproximadamente 62 millones de personas sufrían de diabetes tipo 2 en las Américas. Asimismo, el consumo diario de bebidas azucaradas en la región es el más alto del mundo: hasta 1.9 porciones de 8 onzas por adulto en el Caribe en comparación con 0.5 a nivel mundial.
El aumento de los impuestos selectivos al consumo sobre los productos del tabaco, las bebidas alcohólicas y las bebidas azucaradas es una de las políticas más costo-eficaces para reducir su consumo y prevenir las ENT asociadas al mismo.
La evidencia científica indica que las personas con ENT tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones graves si contraen Covid-19. Los impuestos selectivos al consumo contribuyen a prevenir las ENT reduciendo el consumo de productos nocivos para la salud (tabaco, alcohol y bebidas azucaradas). Los impuestos selectivos al consumo podrían utilizarse como una fuente adicional e inmediata de ingresos fiscales para responder a la pandemia de Covid-19 y financiar planes de recuperación económica. Asimismo, estos ingresos fiscales pueden contribuir a incrementar el presupuesto de salud pública, con miras a lograr una cobertura universal de salud.
La OPS construye puentes entre sectores de salud pública y no sanitarios para tomar acciones a nivel gubernamental a favor de la prevención de ENT. Brinda argumentos económicos para lograr la coherencia entre las políticas fiscales y de salud pública sobre los impuestos selectivos al consumo sobre tabaco, alcohol y bebidas azucaradas. Finalmente ofrece actividades dirigidas a funcionarios de organismos de salud y finanzas para el desarrollo de capacidades, y genera y divulga evidencia a nivel regional y nacional sobre el uso de impuestos saludables y su impacto económico.