Desde hace aproximadamente 153 años, en el mes de agosto se lleva a cabo la Feria de Huamantla, una de las más importantes del estado y con alcance internacional por dos eventos significativos: la tradicional “Noche que nadie duerme” y la Huamantlada.
La festividad se realiza en honor a la Virgen de La Caridad. Durante 31 días, artesanos locales confeccionan una alfombra diferente, a base de flores y aserrines de colores, incluso de algunas semillas; estos elementos dan forma a diversas imágenes religiosas que pobladores ofrendan a la patrona de este lugar.
La celebración principal se desarrolla los días 14 y 15, con la realización de una procesión. Flanqueada por vallas de jóvenes ataviadas con un traje típico de la región y a bordo de un carro especialmente decorado, la Virgen recorre por alrededor de siete horas varios kilómetros de esta ciudad en la llamada “Noche que nadie duerme”, en la que las calles son convertidas en un escaparate de tapetes de aserrín con diseños diferentes y colores llamativos.
Este arte efímero (pues se destruye al paso de la peregrinación) representa uno de los principales atractivos turísticos en la feria anual y, a través de alfombristas huamantlecos que han llevado su talento a diferentes países para difundir esta tradición, ha cruzado hacia otros continentes.
La “Noche que nadie duerme” data del año 1870, época en la que se utilizaban flores silvestres, como trompetillas, campanitas, margaritas y crisantemos para la creación de tapetes sobre los cuales pasaba la procesión, pero con el transcurso del tiempo las familias comenzaron a cultivar sus propias plantas para colaborar en la elaboración, según antecedentes difundidos por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) para promoción turística en otras naciones.
A lo largo de este siglo y medio, han sido incorporados otros materiales, principalmente aserrín teñido con pinturas de anilina multicolor y diamantina, aplicados para resaltar grecas y otras figuras geométricas.
La popularidad de este arte se ha afianzado en la República Mexicana, por lo que las alfombras y tapetes han servido para enmarcar tanto eventos religiosos como políticos, culturales y deportivos.
En esta época contemporánea, la feria ha sido suspendida un par de ocasiones, debido a la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, por lo que nada más se llevaron a cabo algunas ceremonias religiosas a puerta cerrada. Se reanudó en 2022 y en este 2023 se prepara la edición número 149.
El año pasado, esta celebración fue denominada “Feria Internacional del Arte Efímero y la Dalia”. Además, en el marco de la “Noche que nadie duerme”, Huamantla rompió el Récord Guinness por el tapete de aserrín más largo del mundo, de 3 mil 932.6 metros, como producto del trabajo de aproximadamente 240 artesanos que utilizaron 80 toneladas de aserrín de diferentes colores.
Antes, en el mes de junio, las ciudades de Huamantla y de Bad Köstriz, Turingia, Alemania, signaron un acuerdo de hermanamiento para reconocer la trascendencia de la flor de Dalia por su uso en las alfombras de arte efímero “que da un valor agregado a la belleza ornamental, la tradición y fe de un pueblo”.
Y en octubre de 2022 el Congreso local declaró al cultivo de esta especie producida en Huamantla, como patrimonio cultural inmaterial de Tlaxcala, por tanto, exhortó a las autoridades de este municipio a expedir las disposiciones administrativas que permitan la implementación de políticas públicas tendentes, a fin de fortalecer y promover el cultivo y uso de la Dalia en la práctica del alfombrismo, para que esta actividad artística y artesanal trascienda fronteras a nivel estatal, nacional e internacional.
Ahora, autoridades de los tres niveles de gobierno buscan la declaratoria de Huamantla como cuna del alfombrismo, por parte de la la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), a efecto de que sea reconocido como patrimonio cultural inmaterial.
Prevén que en enero del año próximo será entregado el expediente y plan de salvaguarda de los tapetes y alfombras de Huamantla, sobre el cual trabajan a marchas forzadas.
En este marco de festividades dedicadas a la Virgen de la Caridad destaca la también tradicional “Corrida de las luces”, declarada patrimonio cultural y efectuada la noche de cada 14 de agosto, antes de la procesión, en la plaza de toros Fernando de los Reyes El Callao, de esta ciudad. En ella se conjuga la tauromaquia con la religiosidad.
Este evento y la Huamantlada son emblemáticos de la afición del pueblo tlaxcalteca a la fiesta brava y de una tradición ganadera arraigada.
Es la Huamantlada el motivo de encuentro de miles de espectadores que arriban a este Pueblo Mágico para presenciar el encierro de toros de lidia en un circuito cerrado, conformado por más de una decena de calles. En 2022 fueron soltados 22 astados.
Esta tradición tiene su origen en el año 1954, como parte de los festejos a la Virgen de la Caridad, cuyos pioneros son Raúl González y Jorge Aguilar, quienes durante un viaje a España asistieron a las fiestas de San Fermín, en Pamplona, y a su retorno las replicaron.
En un principio el encierro de toros al estilo Pamplona fue llamado Pamplonada, pero después lo modificaron y a la fecha se le denomina Huamantlada. En 1970 se estableció un cerco y se asignaron las calles donde se suelta a estos animales, para que aficionados a la fiesta brava brinden a los espectadores algunos capotazos.
Este circuito se transforma en una gran fiesta a la que visitantes y lugareños acuden con vestimenta tipo vaquero o con prendas en colores blanco y rojo, al estilo San Fermín. Las azoteas de las casas y burladeros de madera armados un día previo, sirven de palco para la multitud que prefiere apreciar a distancia el espectáculo.
La adrenalina comienza a subir al escucharse el estallido del tercer cohete, en señal de la liberación de los astados que durante varias horas permanecen resguardados en enormes cajones.
Pero la algarabía comienza la noche anterior con el “desfile de burladeros”, en el que participan bandas de música, matachines, huehues, tlachiqueros y otros.
Huamantla se localiza en el valle del estado de Tlaxcala, a una altura de 2 mil 400 metros sobre el nivel del mar, y su nombre proviene de la palabra náhuatl cuahuitl, que significa árbol, y man de “maní”, que quieren decir junto, formado o alineado, y la posposición locativa tla, que denota abundancia. Obtuvo la nominación de Pueblo Mágico en 2007.
De hecho, la Secretaría de Turismo (Sectur) federal la posiciona como “un lugar mágico, rebosante de haciendas y ermitas, en un entorno de colores, festejos culturales y gran emotividad, con arquitectura de estilo francés, una antigua tradición ganadera, una singular destreza titiritera y el fascinante arte de los tapetes de aserrín”.
Además de templos religiosos antiguos, la ciudad cuenta con otros atractivos como el Museo Nacional del Títere (Munati) “Rosete Aranda” y el Museo Taurino. Entre su gastronomía destacan los populares muéganos, galleta elaborada con piloncillo y anís.
Una parte importante de su territorio ocupa el Parque Nacional Malinche, uno de los volcanes más altos del país. La ciudad es considerada zona monumental y heroica. En el palacio municipal se encuentra una reproducción del códice de este lugar, considerado uno de los más grandes del mundo.