Escazú, un acuerdo cargado de utopía o realidad

 

· Ilustración: Diego Tomasini “El Dibrujo” *

· Ilustración: Diego Tomasini “El Dibrujo” *

Algún día le preguntaron al escritor Eduardo Galeano ¿qué es la utopía? Y él respondió: la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte recorre diez pasos más allá. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.

 

 

México es una país megadiverso… esperen, esperen, esta columna no debe iniciar así… demos vuelta a la página y sí, sin duda, nuestro país está entre los cinco países del mundo que más diversidad biológica alberga en su territorio y aunque es importante hablar del territorio, ya que es una manera quizá simplificada y unificada para poder enlistar tanto las cosas buenas que puede presentar una región, como la cultura, los bienes naturales, entre otros, también nos sirve para poder enlistar, analizar y estudiar la problemática de dichos espacios geográficos, y que si lo vemos en comparación con todo el continente, es fácil caer en cuenta de que nuestro país, aunque de gran extensión territorial, pequeño en comparación al resto de América, una vez que tenemos este pequeño contexto entonces será mucho más sencillo entender por qué el Acuerdo de Escazú es un acuerdo que quizá permita a toda América Latina caminar e intentar lo que hasta ahora podemos decir es la utopía de tres pilares fundamentales en este gran continente y en el que se alberga una gran parte de la diversidad biológica del planeta. Dichos pilares son el acceso a la información, la participación pública y la justicia, centrados fundamentalmente en los derechos humanos y el medio ambiente. Debemos tener en cuenta que este acuerdo de Escazú (se llama así ya que se decretó en la ciudad de Escazú, Costa Rica, en 2018), se desprende de la reunión de Rio +20 y es hasta el momento el único acuerdo que se ha trabajado, por decirlo de alguna manera, en su totalidad para que los países que han firmado dicho acuerdo tengan a bien de manera autónoma implementarlo en cada una de sus líneas y permitir que cada uno de sus artículos permeen tanto en las leyes, en la sociedad civil, al interior de los gobiernos y quizá lo que es más importante, dentro de la impartición de justicia.

Es importante decir que México adopta el acuerdo el 4 de marzo de 2018 y lo ratifica el 22 de abril de 2021. Seguramente ya se estarán preguntando, bueno, y de qué se trata dicho acuerdo o como lo podemos entender, ya que hay un buen número de acuerdos que a nivel internacional ha firmado México y nosotros, los de a pie, ni nos enteramos. Pues ahí les va. Ya hemos hablado que este acuerdo es para América Latina y el Caribe y que pone las bases de la gestión de gobernanza y derechos ambientales; es decir, que a todas las personas que habitamos estos territorios nos compete, por otro lado y hablando de personas en dicho acuerdo se hace especial énfasis en materia de género, ya que es de reconocer que cuando se presentan problemáticas ambientales las mujeres son quizá junto con los niños y los jóvenes el sector de la población más afectado, por ello también se suma el darle voz a los jóvenes como ese sector importante que pasa de la lección a la acción y no deja de caminar jamás. Sumado a lo anterior, entonces podemos hablar del primer artículo de este acuerdo que nos dice que todas las personas podamos vivir en un ambiente sano, esto no es nuevo, pero permite mover el derecho ambiental de una manera más sólida hacia las políticas públicas y revalorar el quehacer de legisladores e impartidores de justicia en temas como la salud pública y el medio ambiente, y lo que es más importante, no solo abarca a las sociedades humanas, sino a todos los seres vivos. Este es el momento de pedir una disculpa, pero en esta entrega solo abordaremos los artículos que nos han parecido de mayor importancia y prometemos abordar los demás en otra ocasión. En el artículo quinto el acuerdo habla sobre el derecho a solicitar información en forma expedita y conocer sobre el derecho a impugnar. Este artículo abre nuevamente la discusión sobre el derecho a la información y que todos podamos ser actores activos en temas como las concesiones mineras, por ejemplo, o de lo que mucho se ha hablado, el derecho al agua.

De la mano va el artículo sexto en el que se habla de garantizar la generación y difusión de la información sobre todo de la localización de zonas contaminadas, en resumidas cuentas, que cualquier persona pueda tener en sus manos la información, aquí podemos resaltar la necesidad que tienen las comunidades que no cuentan con acceso a internet y que tienen derecho a la información sobre sus territorios. Finalmente, nos parece súper importante el artículo noveno que habla de la protección a las personas defensoras ambientales, recordemos que de todas las personas que han desaparecido o han sido asesinadas por la defensa del medio ambiente en el mundo, América Latina tiene tres cuartas partes, y que México es uno de los países más peligrosos para esta labor tan necesaria. Sin duda, el acuerdo de Escazú es muy extenso, pero hoy tenemos la oportunidad de iniciar un camino hacia la agenda 2030 de la mano de diferentes sectores y sin bajar la guardia para que, como latinoamericanos, podamos seguir caminando y aunque parece una utopía aún, que nunca se deje de avanzar hacia la justicia, la paz y una sociedad más amable y armoniosa con la naturaleza.

 

 

* [email protected]

Facebook: Tras las huellas

Twitter: @helaheloderma