Nearshoring en la salud

La forma en la que puede influirnos el cambio climático alcanza niveles inimaginables. Una sequía afecta el agua dulce con la que se llenan las esclusas del Canal de Panamá. Si se considera que el 6 por ciento de las mercancías que transitan por ese canal que, dicho sea de paso, es una obra de ingeniería fabulosa, la actual falta de lluvias hace muy lento el flujo de barcos que pasan de un océano al otro. Esto genera un atascamiento, provocando retrasos importantes que en primer lugar tienen un costo por día en el gasto cotidiano de la estancia marítima, que se eleva en formas inconmensurables por las demoras en entregas, poniendo literalmente “a temblar” a la economía mundial.

Esto no es nuevo. El 23 de marzo del año 2021, en el Canal de Suez (que une al mar Mediterráneo con el mar Rojo), el súper contenedor Ever Given, que es uno de los más grandes del mundo, con 400 metros de eslora (longitud), 59 metros de manga náutica (ancho) y 15.7 metros de calado (profundidad), bloqueó totalmente el tránsito, provocando un problema mayor, al obstaculizar a más del 10 por ciento del tráfico marítimo mundial y llegando a reflejarse inclusive en el precio del petróleo, con pérdidas semanales del orden de los 6 mil y 10 mil millones de dólares.

Considerando que el comercio mundial se basa en el transporte de infinidad de objetos y materias primas, la relocalización de cadenas productivas indudablemente figura como una opción particularmente atractiva para los socios comerciales, de entre los que destaca Estados Unidos, pues este país ofrece mercados importantes a nivel global. Obviamente el hecho de que México comparta una extensa línea fronteriza con el sur de esa nación nos convierte en socios de una naturaleza muy particular.

La pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 y la consecuente Covid-19 ha replanteado el enfoque de las operaciones comerciales, a través del Nearshoring, palabra que proviene del inglés y que se puede deducir como el hecho de establecer los procesos de fabricación, ensamblaje y proveeduría del país o el continente en el que se establecen procesos de comercio e intercambio de bienes, disminuyendo así el riesgo de sufrir alteraciones por las interrupciones desde el punto de vista operativo y ofreciendo una facilidad y costo en el traslado de productos terminados hasta el mercado que se tiene como meta final.

Si a lo anterior le agregamos el hecho de que en estos momentos existe una guerra económica y comercial entre China y Estados Unidos, el fabricar productos en México y así ofrecerlos a Norteamérica, representa una opción particularmente atractiva entre un buen número de compañías trasnacionales, sobre todo aquellas asiáticas, que puedan disminuir el impacto financiero de estos conflictos. Sin embargo, definitivamente no se trata de algo sencillo y todo lo que implica el mudar estas operaciones es un reto y un verdadero desafío entre los distintos países involucrados en estas estrategias, sobre todo porque a medida que ha pasado el tiempo, las regulaciones que se deben cumplir para operar en México son variables, tardadas y por lo mismo, muy costosas. Se debe de preparar un verdadero escenario para la llegada de nuevas empresas a nuestro país, agilizando trámites y preparando a una base trabajadora con un mayor nivel de competitividad. Cobra una importancia fundamental el denominado site selection, que no es otra cosa que la valoración de la mano de obra calificada por región, el suministro adecuado de agua suficiente, electricidad, minerales y otros recursos que son imprescindibles para llevar a cabo procesos de producción, que definitivamente demandarán una muy buena inversión, investigación, formación y tiempo.

En este momento resulta sorprendente cómo existen dependencias con países orientales, dentro de los que destaca por supuesto China, que exporta una cantidad de productos que no se pueden medir. Hablando en términos sanitarios, el haber cedido la manufactura a ese país aprovechando la mano de obra barata, ha tenido un golpe tremendo en el área farmacéutica, sobre todo si se consideran las sales farmoquímicas que son determinantes para fabricar medicinas y por supuesto, también medicamentos ya terminados y envasados debidamente. A esto se le deben agregar otros elementos como medios para llevar a cabo estrategias diagnósticas y de tratamientos en todo tipo de enfermedades. De hecho, ya existen convenios internacionales entre la Food and Drug Administration (FDA), órgano de regulación estadunidense en materia de alimentos y fármacos; y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofeppris) que es el equivalente en nuestro país al de Estados Unidos. Grandes laboratorios como el Grupo PISA, SanFer, Liomont y Grupo Neolpharma, ya valoran cómo establecer líneas directas de comercio entre nosotros y los países del norte del continente. De hecho, ya se está dando una alianza comercial con India para traer la farmacéutica Cipla, que es la tercera más importante productora de antirretrovirales genéricos y entre la empresa mayoritariamente estatal BIRMEX,

(Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México, S. A. de C. V.) para producir medicamentos oncológicos y antirretrovirales con una orientación de 40 por ciento al mercado nacional y 60 por ciento para la exportación.

Se debe de impulsar la investigación y la industria nacional. De otra manera no se podrá aprovechar esta oportunidad de establecer adecuados mecanismos de comercio internacional, entendiendo que el traslado de procesos e infraestructura en salud es un verdadero desafío que todos debemos de considerar.

 

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