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La Luna

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Vallis Alpes es un espectacular valle lunar, que divide en dos los Montes Alpes lunares. Se extiende por 166 km desde la cuen- ca del Mare Imbrium, hacia el este-noreste, hasta el borde del Mare Frigoris. Tomada con un telescopio de 12” y una cámara planetaria 462mc por Emmanuel Delgadillo (aka AstronoMono).
Vallis Alpes es un espectacular valle lunar, que divide en dos los Montes Alpes lunares. Se extiende por 166 km desde la cuen- ca del Mare Imbrium, hacia el este-noreste, hasta el borde del Mare Frigoris. Tomada con un telescopio de 12” y una cámara planetaria 462mc por Emmanuel Delgadillo (aka AstronoMono).

La Luna, a través de sus fases, nos ofrece un periodo mediante el cual el ser humano pudo establecer una medida del tiempo, que aún usamos. Existen registros que nos indican que conocíamos estos cambios en la iluminación de nuestro satélite desde hace unos 30 mil años.

La Luna genera las mareas que ayudaron a que la vida se desplazará del agua a la superficie terrestre. Y aquí estamos.

La Luna dio origen a la ciencia ficción. De mis géneros literarios favoritos. Y no fue un escritor el precursor, sino el mismísimo Kepler quien, en su obra Somnium Astronomicum, relata que en un sueño lee un libro en el que se describe un viaje a la Luna y cómo se aprecian, desde ahí, los objetos en el cielo. Y no puede faltar la descripción de sus habitantes y cómo sobreviven en nuestro satélite natural. Aunque existe otra obra previa, por muchos siglos, de Luciano de Samósata, llamada Historia Verdadera o Relatos verídicos en la que el protagonista no solo viaja a la Luna, sino también al Sol e incluso al país de los muertos.

La Luna, desde entonces, nos permitió imaginarnos viajes mediante naves tripuladas, ya sea impulsadas por el viento o disparadas con un cañón, como el más famoso, sin duda, descrito por Julio Verne en sus dos novelas, De la Tierra a la Luna y Alrededor de la Luna. Muchos otros escritores lo han hecho, ya sea una descripción del viaje o sobre la vida y sus  habitantes, los selenitas.

La Luna, pobrecita, hasta le han picado un ojo, como sucede en la película francesa Viaje a la Luna de Georges Méliès, imágenes que se han convertido en uno de los planos cinematográficos más conocidos de la historia del cine.

La Luna nos impulsó para desarrollar las matemáticas y la ciencia en general desde hace varios siglos. Los griegos estimaron la escala de distancias del sistema Sol-Tierra-Luna, el tamaño de la Tierra, explicaron las fases y sabían que es iluminada por el Sol.

La Luna, con sus cráteres, valles y montañas, observados por Galileo, detonó la idea de que podría tratarse de un cuerpo como nuestro propio planeta, y con ello despertó el deseo y la posibilidad de explorarlo, y de que también podríamos alcanzar otros objetos en el espacio.

La Luna, además de la Tierra, es el único objeto celeste, que el ser humano ha pisado. Sin embargo, hace más de 50 años fue la última ocasión que estuvimos en la Luna. Aunque colectamos muestras que se trajeron a la Tierra para su análisis y se dejaron instrumentos en nuestro satélite, como láseres y sismómetros, que han ayudado a determinar su naturaleza y estructura interna.

La Luna sigue siendo estudiada a través de esas muestras, por ejemplo, muy recientemente se ha sugerido que podría ser unos 40 millones de años más vieja de lo estimado a la fecha. Esto surgió luego de reanalizar una roca lunar, recogida por los astronautas del Apolo 17, en la que se encontraron cristales de circón de 4 mil 460 millones de años.

La Luna es el tema de una de mis charlas de divulgación favoritas, se llama De dónde viene la Luna, impartida por Luis Aguilar, uno de nuestros reconocidos astrónomos mexicanos. De manera fluida, Luis nos lleva, paso a paso, desde las creencias populares, y observaciones  básicas, que van desde la época de las cavernas hasta los viajes tripulados, al análisis de las muestras que trajeron estas misiones, y otros temas cruciales, que destacan la manera multidisciplinaria en que se deben abordar todos los proyectos científicos, para, al final, hacernos entender claramente porqué la teoría más aceptada del origen de nuestro satélite natural es la colisión de un objeto del tamaño de Marte con la Tierra hace unos 4 mil 500 millones de años. Aunque la cronología exacta de cuándo se solidificó, la Luna fundida, sigue sin estar clara y ha sido un tema controvertido desde que los astronautas trajeron las muestras hace 50 años, en la década de 1970.

La Luna se formó entonces de una colisión planetaria. Y parece que hay otras pruebas, ya que recientemente se identificaron dos manchas de roca en el manto de la Tierra que podrían ser restos de este impacto. Estas formaciones se han localizado en una capa entre la corteza y el núcleo. Sus dimensiones son de miles de kilómetros de largo y ligeramente más densas que su entorno. A través de simulaciones por computadora, se ha sugerido que estas manchas (blobs) provienen del protoplaneta que chocó con el nuestro, llamado Theia, y cuyos restos, los que entraron en órbita, se fusionaron para formar la Luna.

La Luna tuvo en los 1960 y 1970 una época crucial para la investigación de su naturaleza. Durante la famosa carrera espacial, entre la URSS y los EUA, hubo además un gran desarrollo tecnológico, que dejó una gran cantidad de aplicaciones que utilizamos aún en la vida cotidiana, como los pañales absorbentes o las telecomunicaciones. Sin embargo, como ya se mencionó arriba, desde hace más de 50 años no hemos vuelto a poner pie sobre su superficie.

La Luna, ya fuera de la ficción, ha vuelto a ser objeto de interés y se está planeando el regreso para desarrollar nuevos experimentos, colocar instrumentos modernos y más sofisticados, que los dejados en los 1970s, que sirvan para colectar información que confirme, o no, las teorías de la formación del sistema Tierra-Luna, pero también otros para estudiar, incluso, los límites del Universo.

La Luna ya fue visitada por la misión Artemis, que es primer paso de un ambicioso plan de exploración del espacio profundo. No abundamos ya que más información de Artemis se menciona en uno de los artículos incluidos en este suplemento de Saberes y Ciencias.

La Luna, sin embargo, no ha dejado de ser estudiada, principalmente, a través de misiones no tripuladas que han encontrando excelentes resultados. Por ejemplo, la serie de sondas chinas Chang’e, que se han posado en el lado oculto de la Luna, llevando consigo la tarea de efectuar importantes experimentos, incluyendo la de sembrar papas, medir la composición mineralógica de las rocas en puntos claveo la colección de material, que ya han traído a la Tierra.

La Luna está en la mira de varios otros países, aunque no todos han sido exitosos, como Rusia, que luego de casi 50 años, falló al tratar de colocar la primera misión en el polo sur, ya que su misión Luna 25 se estrelló. Lo mismo parece haber sucedido a una misión privada japonesa, así como la Chandrayaan-2 de la India que perdió el contacto sólo a una altitud de 2 km de la superficie. Sin embargo, la Chandrayaan-3 ha sido todo un éxito, ya que durante su estancia, en la zona que rodea el polo sur de la Luna, ha proporcionado conocimientos notables. El sismógrafo registró un terremoto lunar y el rover confirmó la presencia de azufre en la superficie lunar, y las mediciones de la temperatura de la superficie de la Luna revelan que es significativamente más cálida que la registrada previamente por otras misiones.

La Luna también está en la mira de México, que en este regreso a Selene, se ha subido al cohete con el proyecto Colmena, liderada por el Laboratorio de Instrumentación Espacial LINX del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM. Colmena es un proyecto totalmente innovador diseñado para que de manera autónoma sus cinco microrrobots puedan colectar información del entorno lunar, como la composición del suelo, la radiación o  la temperatura. Será también una prueba, la primera, que algo de estas dimensiones, los robots tienen una masa de 56 gramos en la Tierra, resista todas las etapas del viaje, desde el lanzamiento de un cohete, hasta su permanencia y funcionamiento en la superficie lunar.

La Luna, para cerrar, hizo posible que el hombre trascendiera, que saliera de la Tierra y trate de conquistar el espacio. Parece que muy pronto lo lograremos. Mientras, les invitamos a leer los artículos que hemos preparado en este número, ojalá los disfruten.

 

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