Ya casi termina el año y el siguiente particularmente estará plagado de publicidad sobre los próximos comicios que se avecinan. Las elecciones de 2024 serán grandes, ya que no sólo se elegirá presidente/a de la República, senadores, diputados, sino también en algunos estados se elegirán gobernantes y presidentes municipales.
Cada que hay elecciones, los ciudadanos nos tenemos que aguantar la cantidad de basura que se genera debido a la propaganda que cada candidato decide generar, y si analizamos que el siguiente año será un proceso electoral grande, no queremos imaginar el impacto ambiental que se generará. Si bien, desde hace varios años se legisló para que se dejarán de poner en las calles pendones, lonas y anuncios de los candidatos, que además de terminar siendo basura, se le clasificó como contaminación visual; sin embargo, la cosa no para ahí, ya que no es el único tipo de basura que se genera, también se elaboran lapiceros, libretas, banderines, folletos, bolsas de plástico y en algunos casos, si bien nos va, son de tela, cilindros para el agua, además del bombardeo en redes sociales, más todo lo que se le pueda ocurrir al candidato en turno.
Una vez terminado el proceso electoral los candidatos se hacen de la vista gorda y no son responsables de todo el impacto ambiental que generó su propaganda, al final, lo importante era ganar. Como ya lo hemos comentado en otras ocasiones, la contaminación por plásticos hoy en día es uno de los problemas ambientales que aquejan a la humanidad, son toneladas de plástico que se generan día y día y que su disposición final en la mayoría de los casos es en los vertederos en donde no se les da un manejo especial, y aunque otro tanto de los residuos por plástico se reciclan, no es suficiente para combatir la crisis de la contaminación que actualmente vivimos, tendríamos que repensar y buscar una transformación sistémica si queremos tener un verdadero cambio.
Ahora bien, la cosa no para ahí, bueno fuera que sólo habláramos de contaminación; sin embargo, los efectos que estamos viviendo son palpables, basta con analizar lo que sucedió en semanas pasadas en la bahía de Acapulco.
Hace tiempo, el secretario general de la ONU dijo que la era del calentamiento global había terminado, dando comienzo a la era de la ebullición global. De seguir así, en donde los niveles de producción de bienes continúen aumentando y la sobrexplotación de los recursos naturales siga sin control y como consecuencia nos lleve a tener mayor porcentaje de emisión de gases de efecto invernadero hacia la atmósfera, los efectos climáticos como sequías o lluvias más intensas, el derretimiento de los polos, acidificación de los mares y por supuesto, eventos hidrometereológicos como el que vimos en Acapulco serán cada vez más intensos y constantes.
No se espante, querido lector, y piense que esto que le estamos contando pareciera un texto sin sentido, usted dirá ¿por qué empezamos hablando sobre la contienda electoral del siguiente año, de ahí saltamos a la contaminación y finalmente mencionamos lo sucedido en Acapulco? Si lo analiza detalladamente, para los próximos comicios debemos de exigir a los candidatos en turno que nos presenten sus propuestas ambientales y de llegar a ganar, que las cumplan. El sistema económico que prevalece mundialmente, “el capitalismo”, está basado en la depredación de los bienes naturales, es por ello que, como ciudadanos, tenemos y debemos exigir que sea cumplido el derecho a vivir en ambientes sanos y equilibrados. Aunado a esto, otro tema que debemos exigir es el tema del agua, este líquido vital del cual no sólo nosotros, sino también todos los seres vivos que habitan el planeta. Si bien, México es uno de los países en donde hay una mayor disponibilidad de agua esto hace que muchas empresas extranjeras volteen a ver al país como un sitio para establecerse, generando contaminación en nuestros ríos, lagos, lagunas y mares. Caso en particular nuestro querido río Atoyac, hoy en día es considerado el tercer río más contaminado de México; incluso algunos especialistas ya lo catalogan como un río muerto, esto debido a la contaminación generada por las empresas automotrices y textiles principalmente, las que a través de los años han hecho caso omiso a las leyes ambientales de nuestro país. Además de la contaminación, una de las cosas que llama la atención es que a partir de unos años se ha elevado el número de personas con enfermedades provocadas por la contaminación, pero principalmente los casos de jóvenes con leucemia, esto debido al exceso de plomo en la sangre. De seguir así, no sólo habrá más personas enfermas, sino también huracanes más intensos, sequías, pérdida de ecosistemas y desde luego, la guerra por el agua será una realidad.
Ante esto, querido lector, les hacemos la siguiente pregunta: ¿nos seguimos peleando entre ciudadanos para ver quién es mejor o peor candidato o nos unimos y sin importar el color del partido y les exigimos que en términos ambientales nos cumplan y nos brinden un mundo mejor? Y no solo para nosotros, sino también para los que vienen atrás de nosotros.
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