Desde hace algunos años, en el marco de las actividades académicas del Doctorado en Economía Política del Desarrollo y del Centro de Estudios del Desarrollo Económico, se ha impulsado estudios sobre cultura, a partir de las propuestas de la Crítica de la Economía Política, expuestas por Karl Marx, y los ulteriores desarrollos de distintos autores. En este contexto, se ha abordado la problemática actual de los trabajos artesanal y del artístico, los textos que se presentan en este suplemento son parte de los estudios realizados, se trata de exposiciones breves, cuyas versiones ampliadas forman parte de un libro de próxima aparición. Aquí solo bosquejamos muy sintéticamente cuatro temáticas que están presentes en el abordaje de la problemática mencionada.
El distanciamiento de los artistas y los artesanos
El trabajo de los artistas y de los artesanos ha estado en una tensión permanente desde el surgimiento de la modernidad capitalista. Diversos historiadores del arte han mostrado como se fueron constituyendo y diferenciando las labores de lo que a la postre serán los procesos de creación y producción artística y artesanal, la evolución del capitalismo exacerbará y polarizará ese distanciamiento hasta convertirlo en una fractura de las cualidades humanas.
Destacamos tres componentes de esa separación: 1) la obra, la de disfrute específico, y destinada al placer “refinado”, frente a aquella para usos o entretenimientos para un público más amplio o general; 2) la actividad, el artista crea y el artesano produce; 3) la atención a la satisfacción motivadora, el placer estético ante los placeres comunes (ordinarios). Mientras en uno se va generando y estimulando la actitud contemplativa, en el otro se acentúa la utilidad y la funcionalidad de la obra.
Las cualidades de esos productores se fueron delimitando, mientras en los artesanos se les reconocía su destreza, su capacidad e imaginación de reproducir lo ya realizado (imitación) y siguiendo las reglas o costumbres de un gremio o de una forma de producir. En tanto que a los artistas se le fueron reconociendo atributos como la imaginación, inspiración, sensibilidad, espontaneidad, originalidad. El desempeño de la labor artesanal implicaba una mayor disciplina social frente a la necesaria libertad individual del artista. Las cualidades de los artistas fueron identificadas con la genialidad, su exacerbación generó mitos y exclusiones.
Cultura, arte y exclusión
La constitución del arte en el seno de la modernidad capitalista, como parte de la cultura occidental, solo logra su pleno predominio a partir de varias exclusiones socioculturales, entre ellas podemos mencionar:
- a) Las mujeres: se desvaloriza su capacidad creativa, asignándoles actividades de “menor” cualidad artística como el tejido y el bordado, exclusión que se había iniciado en el ámbito medieval cristiano; b) las culturas no occidentales: negándoles y menospreciando tanto la actividad de creación artística como de contemplación y placer estético, es bastante ilustrativo el caso de nuestra América Latina, de sus pueblos originarios, cuyas culturas y capacidades creativas-artísticas sufrieron un proceso de destrucción y dominación.
- c) Sectores sociales: comerciantes, obreros, campesinos, jóvenes.
A pesar de esas exclusiones, la capacidad de resiliencia y rebeldía de esos excluidos han mantenido sus culturas y artes, conservando y ampliando sus espacios de expresión creativa, imponiendo su presencia. Esas exclusiones fueron posteriormente denominadas como cultura y arte popular, “reconociendo” la originalidad y calidad del trabajo indígena y de sectores sociales subordinados, pero que no lograba los estándares de calidad e ingenio de lo que se definía como una labor artística.
La separación del trabajo artístico-artesanal es parte de la expansión del capitalismo, en su afán de extraer mayores ganancias profundiza y exacerba la división social del trabajo, que va fragmentando al ser humana/o, a sus capacidades, cualidades y potencialidades. Sus actividades de reproducción y producción son divididas, separadas y asignadas según las necesidades de valorización, generando y asignando labores bajo la lógica de dominación y explotación. La destreza y habilidad manual, la creatividad, la sensibilidad, el saber y el conocimiento, son dispersados y asignados a determinados empleos.
A lo largo de los dos últimos siglos las labores y expresiones artísticas y culturales van siendo sometidas por esas necesidades del capital, asignándoles un sentido elitista y excluyente, integrándolas como parte de su acumulación y sus significados, para mantener su hegemonía económica y social.
La incidencia de la tecnología y el mercado
Con la industrialización y la subordinación de los distintos tipos de actividades sociales, los trabajos artístico y artesanal se verán sometidos a diversas tensiones, es el caso del desarrollo tecnológico, que significará transformaciones en las formas de producir y en los mismos productos, pero también en sus productores.
El surgimiento de la fotografía y, posteriormente, del cine, son casos emblemáticos del impacto tecnológico en el arte. Con el desarrollo de estas nuevas expresiones creativas se cuestionarán la originalidad de la obra y el mismo placer estético. La “Industria Cultural”, concepto propuesto por Horkheimer y Adorno, somete a la obra artística a los requerimientos del mercado y su producción en serie, perdiendo así su autonomía y sensibilidad estética. Ahora tiene como función social el entretenimiento y la diversión.
La expansión del mercado artístico y el uso de nuevas tecnologías cuestionan y transforman el proceso creativo, sus obras y sujetos; la especulación y el capital financiero inciden en el desarrollo del mercado “artístico”, en su misma definición. Al mismo tiempo que surgen nuevas respuestas sociales, que construyen sus propios espacios de creación y expresión artística, son las culturas indígenas, feministas, activistas y comunidades urbanas, entre otros. La cultura dominante ahora se presenta como multicultural, otros reclaman la interculturalidad, el debate es presente.
El trabajo artesanal también se modifica, las normas anteriormente establecidas por las costumbres y actores participantes, ahora son formalizadas y codificadas por gobiernos y comerciantes (normas de origen, regulaciones comerciales, etcétera); las nuevas tecnologías generan otros productos y modifican los existentes, la imitación mercantil se expande. Con esto se incorporan nuevos actores, como el diseñador o los comercializadores globales.
La precariedad laboral
En el capitalismo neoliberal los trabajadores han sufrido un cambio en sus condiciones laborales y de vida, la disminución de los salarios reales o de la creciente informalidad (a través del autoempleo y el trabajo por cuenta propia) así como los nuevos procesos de producción, se han traducido en precarización y exclusión. Los artesanos y artistas no se han salvado. Ilustración de esto es la situación de los artistas, en el cuadro 1 se muestran algunos indicadores: ingresos muy bajos, carecen de protección social, son trabajadores informales (carecen de contrato y de prestaciones legales).