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Ilocalizables

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Ilocalizables, de Rodolfo Gamiño (2023, Ediciones Navarra, México), es un texto que asienta en letras lo más desgarrador y brutal que sucede con las desapariciones y ausencias de los ausentes, cada vez más ilocalizables. A pesar de que solo cuenta con 192 páginas de media carta, no se puede leer de una sola tirada. Hay que hacerlo capítulo por capítulo, porque si bien es una sola historia, como sucede con muchas obras bien hechas. Cada capítulo es una narración completa que además, como experimenta Cortázar, puede leerse de manera ordenada o darle cada uno su propio orden que de todas maneras es inteligible.

Leí Ilocalizables el día que obispos de Guerrero informan que se reúnen con “Los Tlacos” y “Los Ardillos”. El director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello informa que “Por voluntad de las dos partes involucradas, el líder de Los Tlacos y el líder de Los Ardillos, hubo una comunicación por iniciativa de Los Tlacos; a mí me pidieron poder acercar esta comunicación con el líder de Los Ardillos, Celso Ortega, y hubo un puente, una comunicación, que logró que pudieran ponerse de acuerdo y hacer una tregua de no enfrentamiento”, indicó el sacerdote Filiberto Velázquez (Milenio, 16 de febrero de 2024). Lo que implica que cada grupo respetará los negocios que cada bando tiene en la capital del estado.

El presidente de la República considera positivo que los obispos de la Iglesia católica en Guerrero hayan buscado un acuerdo con el crimen organizado para lograr la tranquilidad del país. “Siempre los sacerdotes, los pastores, los integrantes de todas las iglesias participan, ayudan en la pacificación del país”. (La Jornada 17 de febrero 2024) y días antes señala a Jorge Ramos en La Mañanera que “Ya no me va a alcanzar el tiempo porque me faltan ocho meses, pero sí se continúa con la misma política de atender a los jóvenes, que no se atendía; con la misma política de que la gente tenga garantizado el derecho al trabajo, a salarios justos, se va a resolver [el problema de la violencia] (El universal 29 de enero de 2024).

En el contexto de las desapariciones de personas perpetradas por estados o por la delincuencia, Ilocalizables se refiere a aquellas personas que desaparecen sin dejar rastro o cuyo paradero es desconocido, a pesar de los esfuerzos de búsqueda y localización. Este término sugiere una situación en la que las víctimas parecen haber sido eliminadas del mapa, siendo muy difícil encontrar pistas que puedan llevar a su ubicación o destino. La palabra implica una sensación de frustración y desesperación, ya que los familiares y las autoridades luchan por obtener información sobre el paradero de las personas desaparecidas. En muchos casos, estas desapariciones forzadas pueden estar relacionadas con violaciones de derechos humanos, corrupción, violencia estatal o actividades criminales organizadas.

Uno se pregunta por qué se produce el maridaje entre el estado y los grupos delincuenciales, se encuentran una multiplicidad de respuestas, refiero solo seis:

La corrupción dentro de las instituciones estatales que puede llevar a una colaboración directa entre funcionarios públicos y grupos delincuenciales. Esto puede incluir sobornos a funcionarios para permitir actividades ilegales o para evitar la persecución de los criminales.

En algunos casos, la debilidad de las instituciones estatales puede provocar una incapacidad para hacer cumplir la ley de manera efectiva. Los grupos delincuenciales pueden aprovecharse de esta situación para operar con impunidad o para cooptar a las instituciones estatales para sus propios fines.

En ciertos contextos, los políticos o líderes estatales pueden ver a los grupos delincuenciales como aliados útiles para lograr sus objetivos políticos. Esto puede incluir el uso de grupos criminales para intimidar a opositores políticos, controlar territorios o influir en elecciones.

En regiones donde el Estado no es percibido como legítimo o efectivo en la provisión de seguridad y justicia, los grupos delincuenciales pueden llenar el vacío de poder y ofrecer protección y servicios a cambio de lealtad o recursos.

Los grupos delincuenciales a menudo controlan actividades económicas ilegales, como el narcotráfico, la extorsión o el contrabando. El Estado puede beneficiarse económicamente de estas actividades a través de sobornos, impuestos encubiertos o incluso participación directa en el negocio criminal.

En algunas comunidades marginadas o empobrecidas, la falta de oportunidades legítimas puede llevar a que los jóvenes se unan a grupos delictivos en busca de una salida económica. La persistencia de la pobreza y la desigualdad puede alimentar la existencia de estos grupos.

Con ese contexto resulta fácil comprender la narrativa de Rodolfo Gamiño, porque el leviatán, los lobos y los ausentes resultan ilocalizables por esa telaraña que se teje en México entre quienes ejercen de forma legal e ilegal la violencia a lo largo y ancho del territorio mexicano.

En el epílogo, escribe Gamiño: “Ilocalizables es una narrativa realista-ficcionada situada en el tiempo presente, figura experiencias de lo intransmisible, es decir, de los múltiples sentires ante la ausencia permanente de una persona amada. Personas que han sido arrancadas de su cotidianidad, de sus espacios, familia, amigos, trabajo y escuela. Cuerpos y Esencia desarraigadas del mundo y que parecen residir en ninguna parte”.

Cierro: “Una sola llamada, sin testigos, sin la intervención de nadie más en la conversación fue suficiente para que dos enemigos a muerte, líderes de dos grupos del crimen organizado, Onésimo Marquina Chapa, de Los Tlacos, y Celso Ortega Jiménez, de Los Ardillos, concretaran una supuesta tregua” (Animal Político, 18 de febrero de 2024).

Finalizo con lo que espero no sea una profecía de Enrique Guerrero:  El dinero del narco es como el agua, busca su cauce y se escurre por todos lados. Los ofrecimientos de la delincuencia —…— van a llegar a las campañas casi como una fatalidad. Para que estos ofrecimientos se acepten no hace falta el visto bueno explícito, ni siquiera el conocimiento, de las candidatas presidenciales o de los dirigentes de los partidos. Si ellos no dan la instrucción, siempre habrá algún colaborador vivo, con autoridad para hacer promesas atractivas, y con la disposición para aceptar el dinero. El altísimo costo de la competencia propicia que cualquier escrúpulo desaparezca. Hay que conseguir todo el dinero posible, a como dé lugar, venga de donde venga… (El País, 12 de febrero de 2024).

 

 

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