¿Te has preguntado alguna vez cómo será tu vida cuando seas una persona mayor? Un proyecto de investigación llevado a cabo en la Universidad para Personas Mayores de la Universidad Autónoma de Tlaxcala brinda una nueva y esclarecedora perspectiva sobre el proceso de envejecer.
En vez de simplemente observar a las personas mayores, este estudio les permite participar activamente en la investigación y los convierte en colaboradores directos de sus propias vivencias. El estudio llamado “Desarrollar capacidades para el envejecimiento activo a través de la divulgación científica” agrupa a 20 personas entre 60 y 80 años de edad.
A través de talleres profundiza en la experiencia personal y la adaptación al proceso natural del envejecimiento a partir de contrastar el conocimiento científico producido sobre el envejecimiento y publicado en revistas internacionales y las experiencias personales cotidianas.
Comprensión del proceso de envejecimiento
El proceso de envejecimiento es una travesía singular para cada uno; como menciona una persona de 62 años: “Alcanzar la vejez te provee de tanta sabiduría que puedes ofrecer consejo cuando se requiera”. Este cúmulo de experiencias vividas se convierte en uno de los mayores tesoros que ofrece la vejez.
El proceso puede traer sorpresas inesperadas para algunos participantes que llegan al reconocimiento repentino de su edad en ciertos momentos imprevistos Un hombre septuagenario reflexiona: “Ya no se hacen algunas cosas tan rápidamente como antes”.
La percepción de la edad no siempre se alinea con los números que indican los años vividos. De un grupo de 20 personas, 12 expresan sentirse más jóvenes de lo que sugiere su edad real. Como afirma una mujer de 72 años, “Me encuentro más plena y realizada en todos los ámbitos de mi vida, ya sea en lo social, cultural, familiar y hasta mi salud ha experimentado una notable mejoría”.
Es evidente que conservarse activos tanto física como mentalmente tiene un papel fundamental en cómo se percibe el envejecimiento de manera positiva. Como mencionó un participante de 68 años: “Si mi salud física no se deteriora demasiado rápido todavía tengo muchas cosas por delante».
La vejez, para algunas personas, trae consigo una renovada valoración de la vida, como expresa una mujer de 75 años de edad: “Ahora que veo a mis hijos labrar su camino, mi vejez se llena de luz al contemplar sus formas de sembrar y esperar para ver los frutos”.
Actitudes hacia el proceso de envejecimiento
Los participantes muestran actitudes positivas y llenas de vitalidad hacia el proceso de envejecimiento, lo que resulta sorprendente. Una mujer de 61 años lo expresa diciendo que la vejez es un hermoso viaje en el que se disfruta de los frutos cosechados. Esta actitud optimista es un tema frecuente en las conversaciones mantenidas durante el estudio.
Sin embargo, también se reconocen los obstáculos. Un hombre de 62 años aconseja: “Prepárate para disfrutarla al igual que todas las demás fases de tu vida, desde ahora cultiva las alegrías que te brinda la vida, especialmente las de la mente”.
Varios participantes expresan la idea de que la vejez es una etapa para disfrutar plenamente y desafiar los estereotipos negativos ligados a la vejez. Un hombre de 75 años comenta “Compartamos vivencias para que puedas empezar a experimentar la verdadera esencia de vivir».
Los resultados destacan una dinámica interesante en cuanto a las actitudes de género hacia el proceso de envejecimiento. En líneas generales se observa que las mujeres tienden más que los hombres a considerar la vejez como una oportunidad para reinventarse y fortalecerse. Una mujer de 75 años comparte: “He aprendido primero a valorarme y especialmente cómo vivir independiente”.
Por otra parte, los hombres suelen centrarse más en preservar su independencia. Un hombre de 73 años comenta: “Ha sido gratificante enfrentar este momento de sorpresa en mi vida profesional porque siempre me he dedicado al trabajo; pero ahora que he sufrido un infarto realmente estoy retomando muchas cosas”.
Estas discrepancias en las actitudes resaltan la relevancia de tener en cuenta el género al desarrollar programas y políticas para promover un envejecimiento activo y saludable.
Prácticas relacionadas con el envejecimiento
El estudio devela estrategias que las personas mayores usan para promover el envejecimiento activo y saludable. La relevancia de la nutrición y el ejercicio destacan, como lo señala una mujer de 69 años al enfatizar la importancia de mantenerse activos física y mentalmente.
El envejecimiento demanda cuidados más allá del cuerpo físico. Todos los implicados enfatizan la relevancia de estar mentalmente activos y conectados socialmente. Una mujer de 74 años comenta: “Es esencial estimular el cerebro porque éste no envejece, sino que se potencia al pensar y participar en actividades lúdicas”.
La asistencia a los talleres es considerada como una actividad sumamente enriquecedora por sí misma, según un hombre de 62 años: “Me gusta porque puedo relacionarme de forma igualitaria y sin diferencias de ningún tipo, lo cual es lo más hermoso y fascinante”.
Algunos descubren nuevas pasiones y habilidades. Una mujer de 68 años compartió emocionada: “Descubrí un mundo completamente nuevo, una perspectiva que nunca antes había experimentado. Ayer me animé a pintar y créeme, dije que no disfrutaba de eso, pero al final ya no quería parar”.
El estudio también resalta la importancia de la autonomía y la independencia en el proceso de envejecimiento. Varios participantes expresan su deseo de poder valerse por sí mismos durante el mayor tiempo posible. Una mujer de 75 años menciona: “Aunque no lo exprese abiertamente frente al resto de la familia sobre las decepciones y malos tratos que he recibido en el pasado… Ahora es necesario que me tenga aprecio”.
La relevancia de tener un propósito y sentirse útil también se destaca como una práctica clave para envejecer. Varios participantes mencionan cómo el voluntariado o cuidar de sus nietos les da una sensación de propósito en la vida diaria. En este sentido, una mujer de 69 años expresó su felicidad al ver a sus nietos nacer, crecer y convertirse en buenos estudiantes.
Implicaciones para la investigación y la práctica
El método aplicado en esta investigación posee importantes repercusiones tanto para futuras investigaciones como para la práctica en el ámbito de la gerontología social y las políticas públicas.
En principio destaca la importancia de contar con la participación de las personas mayores como coinvestigadores en lugar de ser sujetos de estudio pasivos. Esta aproximación no solo genera datos más detallados y genuinos, sino que desarrolla capacidad de agencia en los participantes al estimular la reflexión sobre sus propias vivencias y contribuir activamente en la creación de conocimiento.
En segundo lugar, se destaca la importancia de considerar el envejecimiento de manera integral. El estudio señala que las prácticas deben abordar los aspectos físicos, mentales, sociales y emocionales. Estos hallazgos sugieren que los programas y políticas dirigidos a personas mayores deben ser completos y cubrir diferentes áreas de bienestar. Además de estos hallazgos, la investigación desafía las creencias negativas respecto al proceso de envejecimiento al demostrar que esta etapa puede ser un momento de desarrollo personal constante y satisfactorio, lo que provoca cambios significativos en la percepción y trato de las personas mayores hacia la sociedad de forma recíproca.