La superficie sembrada de frijol y la producción cosechada del mismo han disminuido en los tres últimos años, de tener una producción por persona al año de casi 10 kg que nos permitía el autoabasto, estamos produciendo 5.5 kg por persona, lo que ha aumentado las importaciones hasta representar 30 por ciento del consumo. Para reactivar la producción de este grano, el precio de garantía aumentó a 27 pesos por kilo, de esta manera se trata de incentivar su producción, además se pretende producir semilla mejorada a través de una productora estatal, lo que garantizaría su abasto a un precio menor al del mercado y coadyuvará a que los productores tengan un excedente de operación.
En los dos últimos años, el precio del frijol al mayoreo en la Central de Abasto de Iztapalapa ha aumentado 30 por ciento mientras que el precio de acopio al productor varió en 20 por ciento. El nuevo precio de garantía da un margen para el excedente, lo cual es positivo para estimular su siembra, si además hubiera un programa nacional de acopio para el abasto del gobierno (escuelas, hospitales, centros de distribución) y otro programa de fertilización en la cantidad que el cultivo requiere, el autoabasto estaría garantizado.
Nuestra balanza comercial es permanente deficitaria en trigo y arroz; no lo era, pero desde la apertura comercial, lo es en maíz donde la dependencia alimentaria es ya de 42 por ciento, como si el maíz fuera ajeno a nuestra cultura y careciéramos de maíces nativos, de una práctica agroecológica sustentable y de al menos 8 millones de hectáreas para cultivarlo. Recientemente hemos agregado otra dependencia, la del frijol; enhorabuena que hubo una rápida respuesta para estimular su siembra.