En economías globalizadas donde el valor del comercio internacional es igual o superior al Producto Interno Bruto (PIB) es muy complejo reorientar el crecimiento en función del mercado interno y más, cuando nuestro principal socio comercial amaga con fijar aranceles a nuestros productos. El arancel a las exportaciones mexicanas elevaría su precio y repercutiría en los costos y competitividad de la industria instalada en Estados Unidos (EE. UU.) y será coadyuvante de un alza de precios en ese país; en México, disminuirá el volumen y valor de las exportaciones y del PIB.
- UU. es nuestro principal socio comercial, ese país concentra el 80 por ciento de total de nuestras exportaciones y de ahí procede 40 por ciento del total de nuestras importaciones. Los aranceles (sobreprecio a los productos importados) reducen nuestras exportaciones y con ello la entrada de divisas a México y aumentaría el déficit de la balanza de bienes y servicios, lo que exigiría una política industrial para producir alguno de los bienes que estábamos importando, fijar aranceles a las importaciones de bienes similares a los que vamos a producir, una estrategia de sustitución de importaciones y redefinir el rol del Banco Central en cuanto a sus funciones de crecimiento económico y creación de empleo.
Cualquier estrategia de crecimiento económico requiere aumentar la productividad y la producción y para ello se requiere mayor inversión (tanto pública como privada) y también generar más empleos y una mayor masa salarial para aumentar la demanda. En el sexenio recién concluido, las tasas porcentuales de crecimiento medio anual del PIB fueron de casi 1, el empleo de 2 y la masa salarial de 5. Muchas obras de infraestructura emprendidas en el sexenio anterior ya concluyeron y para este año el gasto público se ha contraído y la perspectiva de crecimiento se estima unas décimas de punto por arriba del crecimiento poblacional, por lo que deberá haber una estrategia de crecimiento en función del mercado interno y con mejores salarios contractuales: en cada año del sexenio anterior, la población ocupada que ganó hasta dos salarios mínimos aumentó 3.3 millones y la que devengó más de dos salarios mínimos disminuyó 2.1 millones.