La Escuela de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) participó activamente en el cambio educativo, social y político de Puebla, afirma José Doger Corte, estudiante de los primeros años de este centro universitario que cumple sus primeras seis décadas de historia y formación académica.
Largo tiempo ha pasado desde aquellos días de los años 60 del siglo anterior, cuando la universidad vivía momentos álgidos en la vida universitaria y sus sectores diversos. Pese al tiempo transcurrido, José Doger recuerda casi vívidamente el contexto, las historias, las anécdotas y el tiempo pasado en las aulas de la Escuela de Economía, una de las primeras nueve que se establecieron en el país y la primera en el estado.
Durante una entrevista, quien fuera rector de la propia UAP en dos ocasiones rememora que a sus 18 años se matriculó en la ahora facultad: lo hizo en medio de un movimiento de confrontación entre los llamados Carolinos, acreditados como comunistas, contra los estudiantes aglutinados en el Frente de Universitarios Anticomunistas (Fuas), estos últimos ligados a la derecha.
Ambos grupos, recuerda, no se opusieron en el Consejo Universitario a la creación de las escuelas de Filosofía y Letras y de Economía, dos instituciones que tenían que ver con la vida social y el humanismo. Así, la Escuela de Economía se fundó el ya lejano 5 de abril de 1965. Aquellos primeros años, cuenta Doger Corte, la escuela fue dirigida por un catedrático llegado de la Ciudad de México, siendo que poco a poco, en los primeros cinco años de su vida, se fueron integrando investigadores de Puebla. Ejemplo de ello fue el doctor Manuel López Gallo, un destacado economista, autor del libro Economía y Política en la Historia de México, que se hizo cargo de la escuela.
“Yo llegué en 1970 a inscribirme a la Escuela de Economía, que estaba en el primer patio del Edificio Carolino, compartiendo aulas con Contaduría Pública. En ese edificio se congregaban a unos dos mil 500 alumnos de todas las carreras, con excepción de Medicina.
“Fueron años difíciles porque fueron de confrontación entre la derecha y los sectores democráticos, de tal suerte que nos tocó vivir varios enfrentamientos al interior del propio Carolino, mismos que tuvieron su primer final en 1972 con la salida de un primer grupo de universitarios, básicamente de las escuelas de Administración y Arquitectura, que es donde estaban concentrados los Fuas”, anota el entrevistado con la mirada atenta y fija en los recuerdos.
Prosigue que hacia el año de 1973, a los estudiantes de Economía los trasladaron hacia Ciudad Universitaria, donde también compartieron aulas, en ese caso con la Escuela de Ciencias Químicas.
Menciona que entonces los planes de estudio de la escuela eran variantes y distintos, siendo que había predominantemente una filosofía político marxista, por lo que la lectura obligada eran los tres tomos de El Capital. La escuela, detalla, se refrescó un poco con la llegada de un grupo de compañeros venidos de Chile, país que recién había sufrido un golpe de Estado, el 11 de septiembre de 1973. “Vinieron a refrescar el ambiente universitario, porque traían una nueva concepción de la economía”.
En ese momento, prosigue, la concepción monetarista de la Escuela de Friedman, de Chicago, Estados Unidos, se empezaba a desarrollar con fuerza y eso se empezó a presentar en Chile, siendo estas enseñanzas las que trajeron a Puebla, refrescando el ambiente.
“De los cinco años que estuve en la carrera, nuestra institución tuvo tres o cuatro directores, por razones de carácter político: algunos amenazados por el gobierno y enviados a la cárcel, otros simplemente dejaron el movimiento universitario, y unos más dejaron por inercia la dirección.
“Nos tocó un momento de cambios difíciles, de mucha experiencia y poco conocimiento económico, pues los maestros más estables que tuvimos fueron los de cuentas nacionales, que fueron dos años, y economía política, que era ver la superestructura, el desarrollo estabilizador y el desarrollo del subdesarrollo”, cuenta José Doger, animado de recordar aquellos años.
Menciona que terminada la carrera en 1974, casi una década después de su fundación, la Escuela de Economía estaba todavía en proceso de formación, pues no tenía una planta de profesores consolidada, y aunque esta se iría generando poco a poco en los años siguientes.
Una escuela de impacto personal
“La Escuela de Economía tenía más relación con la economía política y por lo tanto jóvenes y maestros estábamos muy inmersos en la vida social y política de la universidad y de Puebla”, afirma José Doger, al recordar que, entonces, muchos de los estudiantes pertenecían al Partido Comunista Mexicano (PCM), otros al Partido Socialista de los Trabajadores y otros más al Partido de los Trabajadores, de origen trotskista. “Estábamos en corrientes políticas tanto de centro como de izquierda y esto se vio reflejado en la maduración de los alumnos y profesores”, recalca.
Señala que incluso muchos de los alumnos se convirtieron en profesores de la universidad. En su caso, para 1972-1973 se incorporó a dar clase a la escuela preparatoria por una sencilla razón: porque en la época del presidente Luis Echeverría Álvarez existía la política de aceptación de todos los jóvenes a la universidad y por tanto no había profesores calificados en preparatorias y otras carreras.
“Así que muchos universitarios fuimos convertidos en profesores para dar clases de economía, de historia de México, ahí nos formamos como profesores y en la lucha social dentro del PCM”, repara.
Además de la docencia, refiere que muchos de los actores de la escuela optaron por la política: fueron diputados o regidores, siendo un ejemplo Luis Ortega Morales, un maestro que fue el primer diputado en 1980. Ese mismo año, recuerda, él mismo fue candidato a la alcaldía de Puebla por el mismo PCM.
“Estuvimos constantemente impulsando en la evolución de la propia BUAP y del estado de Puebla, evolución que no se puede entender sin el movimiento universitario y sin la colaboración que los universitarios y particularmente los economistas, además de médicos, abogados o filósofos, que participaron activamente en la Puebla que es hoy, en la Puebla que vivimos”, estima Doger Corte.
Una escuela de economía sólida para el presente y el futuro
A mediano plazo, dice el doctor en Educación, la Escuela de Economía incorporó a profesores mejor calificados y de mayor calidad, algo que se reflejó años después con su primera maestría abierta en 1995. “Ahora, a 30 años de ese primer posgrado, ya tiene dos licenciaturas, dos maestrías, dos doctorados, una planta consolidada de profesores reconocidos, relaciones con el mundo, con programas reconocidos”.
La Escuela de Economía, afirma, es ahora una facultad muy sólida que prepara economistas para el presente y futuro de México.
Incluso, José Doger distingue que la diferencia entre en un economista de una escuela pública y una privada es la conciencia social, pues la primera te nutre de conciencia social, dando herramientas para enfrentar los quehaceres del día a día y del futuro en la formación.
En su caso, apunta que hizo una maestría en la UNAM entre 1978 y 1980, apoyado por la propia BUAP. Luego continuó con una maestría en Derecho Constitucional y Amparo, por interés propio. Finalmente, impulsado por su vocación docente, hizo un doctorado en Educación.
“En la política seguí mi paso universitario que me llevó a ser candidato, en 1987, a la rectoría, año en que perdí la postulación pues ganó Samuel Malpica”, recuerda. Señala que tras los conflictos que se dieron entre 1987 y 1990 volvió a postularse para la rectoría en una elección democrática, libre, abierta, “como eran entonces”, que le llevó a ganar la elección y convertirse en rector de 1990 a 1993 y luego de 1993 a 1997.
Desde ahí, refiere, impulsó la primera maestría y la conversión a Facultad de Economía que se dio en 1995, porque el interés personal era fortalecer la escuela, pues en años anteriores pudo percatarse que la universidad de más de cuatro siglos de vida no tenía maestrías ni doctorados contra otras que, pese a ser recién formadas, sí tenían oferta. “Lo primero que aprendí es que había que fortalecer la vida académica de la universidad en todos sus sentidos, no de una escuela, sino de todas, lo más parejo que se pudiera. Obviamente, la vida universitaria no es unísona, tiene movimientos y algunos son más fáciles que otros, pero en general se impulsó el desarrollo académico de todas las escuelas y en particular de la ahora Facultad de Economía”.
Forjar una mente amplia, la misión de las escuelas de economía
Como economista, José Doger sabe que la economía y los países se mueven permanentemente en ciclos, pues no hay una línea continua que diga el desarrollo que va a ocurrir en los próximos 50 años.
“Cuando se agotó el modelo de desarrollo estabilizador de México vino una etapa difícil de crisis desde Luis Echeverría Álvarez hasta Miguel de la Madrid, con altas tasas de inflación, devaluación de la moneda y una crisis permanente.
“Después vino el gran movimiento que se desarrolló teniendo como punto álgido la caída del Muro de Berlín y el desarrollo de las microcomputadoras, lo que conocemos como el Neoliberalismo que duró unos 35 años en el mundo, descuidando a sectores de la población y no cubriendo las necesidades de la mayoría, y luego generando la desilusión de los sectores más empobrecidos que se pusieron en contra de este modelo.
“Vino entonces la necesidad del cambio que se expresa como un populismo de derecha y de izquierda, pareciendo que será por esta vía como el mundo se moverá en los próximos años”, reflexiona el investigador y profesor.
Por tanto, afirma Doger Corte, las escuelas de Economía tienen que preparar a sus estudiantes en todos los modelos económicos que hay en el mundo: sin algún tipo de sectarismo, sino preparándolos con una mente amplia, con un profundo sentimiento social que le haga saber de las necesidades que tienen la población para hacer del país uno mejor. “Es una de las grandes misiones de la escuela de economía”, concluye.