La variedad de vida que existe en un lugar se debe a años de evolución no solo de la vida, sino también a la del planeta. Esto ha permitido que exista una gran diversidad de especies de plantas, animales, hongos y microorganismos en todo el mundo.
México es uno de los países privilegiados ya que, debido a su ubicación geográfica, variedad de climas y su cercanía al ecuador permite que se albergue en su territorio casi el 10 por ciento del total de la biodiversidad mundial. Sin embargo, las actividades antropogénicas como la agricultura, ganadería, crecimiento de las ciudades, fragmentación de los ecosistemas, cambio climático, contaminación, cacería y tráfico ilegal de la vida silvestre han puesto en riesgo a muchas de las especies que habitan en nuestro país.
En esta ocasión tocaremos un tema del que se sabe mucho, porque parece ser algo común entre las personas, pero que quizás no se conoce el verdadero impacto que hay detrás de esta actividad: el tráfico ilegal de vida silvestre.
Se estima que en el mundo se trafican de manera ilegal aproximadamente unos 350 millones de plantas y animales, en donde está involucrado el crimen organizado, conflictos sociales y el terrorismo, teniendo como consecuencias como el aumento de los gases de efecto invernadero, pobreza, extinción de especies, impacto en las economías nacionales y una barrera para el desarrollo sustentable.
En México el tráfico ilegal de vida silvestre tiene un papel importante en la extracción y comercio de las especies, debido a que es uno de los países con mayor biodiversidad en el planeta, esto ha permito que países como Estados Unidos, Canadá, Guatemala, España, Alemania, Belice y China sean considerados como los principales consumidores de la vida silvestre de nuestro país. Las causas de esto pueden ser varias, sin embargo, hay tres principales, la primera es la demanda en el mercado, la cual es promovida por un estatus social, es decir, para algunas personas poseer plantas o animales exóticos está directamente relacionado con el poder. La segunda causa es el valor medicinal que se le atribuyen a algunas plantas o animales haciendo que su consumo sea elevado con el fin de poder curar algunas enfermedades, aunque no se cuente con el sustento científico y la tercera es la compra sólo por el deseo de poseer mascotas raras.
El tráfico o venta ilegal de algunas especies puede alcanzar precios estratosféricos, un ejemplo de esto es la comercialización de la totoaba, un pez endémico del Golfo de California, el cual es vendido a altos precios al mercado asiático debido a su valor medicinal y gastronómico que se le han atribuido; sin embargo, esto ha permitido que se le catalogue como una especie en peligro de extinción. Lamentablemente la demanda de esta especie de pez también ha traído como consecuencia que la vaquita marina salga afectada por esta actividad, ya que el uso de redes agalleras para la pesca de la totoaba ha hecho que queden atrapadas las vaquitas entre las redes causándoles la muerte.
Otro caso es el tráfico ilegal de pericos silvestres, este grupo de aves son de los más afectados durante esta actividad, se estima que entre 50 y 60 mil pericos al año, durante la captura, transporte, distribución y venta se mueren durante este proceso.
Dentro de las plantas, hay tres grupos en México que son comercializados de manera ilegal, los helechos, las orquídeas y los cactus, éstos son extraídos de sus medios naturales para ser vendidos como plantas ornamentales, sin contar el alto número de especies de árboles considerados como maderas preciosas los cuales son talados para usarlos en la elaboración de casas o muebles principalmente.
En los ecosistemas estas actividades se ven reflejadas en el desequilibrio causado por la extracción de plantas y animales, permitiendo que las interacciones entre las especies se vean interrumpidas y que las cadenas alimenticias se vean alteradas poniendo en riesgo no solo a las especies que son extraídas, sino también a las que se quedan.
Ante este panorama, desde hace algunos años se decidió que en México deben existir leyes ambientales que ayuden a regular o disminuir este problema; sin embargo, pareciera que no del todo han funcionado ya que constantemente se ven violadas las leyes, haciendo que cada día y más en los últimos años aumente el número de especies con algún problema de conservación.
No todo está perdido y como ciudadanos podemos apoyar a disminuir este problema, ¿cómo?, evitando comprar especies de plantas y animales cuya procedencia legal no se pueda comprobar. ¿Cómo podemos saber que tienen procedencia legal? Algunos sitios como tiendas de mascotas o viveros cuentan con permisos legales para venta, en donde al momento de comprar se nos debe mostrar el permiso que permite la comercialización legal, de lo contrario si no existe ese permiso, lo que debemos hacer en primer lugar es no comprar y en segundo levantar una denuncia anónima ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), quienes darán seguimiento al caso.
Esperemos que entre estas y otras acciones más en algún momento se pueda disminuir el número de especies que hoy en día se encuentran en alguna categoría de riesgo para su conservación y que el tráfico ilegal de vida silvestre sea cosa del pasado.
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