Los vehículos aéreos no tripulados (VANTs), popularmente conocidos como drones, se han insertado en la vida cotidiana, tal como ha sucedido con otras tecnologías de consumo masivo como el teléfono celular o las compras por internet. Que los drones hoy nos sean comunes no sería extraño a menos que se haga un poco de historia y se recuerde que no hace mucho, en 2006 fue el año cuando se fundó la empresa DJI. Hoy en día se estima que DJI controla más del 70 por ciento del mercado de drones a nivel internacional, cifra que algunos aseguran en realidad se aproxima al 85 por ciento. Este dato adquiere una dimensión relevante cuando se considera que, de acuerdo a estimaciones de la NASA, para el 2021 tan sólo en el mercado de Estados Unidos se estima que se consumirán cerca de 6 millones de drones. De manera conservadora, suponiendo que DJI mantenga el liderazgo actual, estamos hablando de que para ese año DJI podría vender al menos 4 millones de drones. Habría que sumar el mercado latinoamericano, el europeo y el asiático. Podríamos entonces pensar en DJI como el Microsoft de los drones.
Hasta este punto vale la pena preguntarse si DJI podría convertirse en una empresa monopólica, tal como en su momento lo fue Microsoft. De hecho, ¿no es ya un monopolio? Es cierto que hay otras empresas como la francesa Parrot o la misma Intel, de los procesadores de cómputo, cuyas demostraciones de cientos de drones en el aire nos han asombrado durante el medio tiempo del Super Tazón. Sin embargo, el monopolio o las prácticas monopólicas han sido reguladas a nivel internacional y por tanto es difícil aseverar que DJI es o será un monopolio.
No obstante, la pregunta es si DJI se ha convertido en un riesgo en la economía mundial que nos rige actualmente. DJI no ha permitido, desde su concepción, el acceso a su software controlador de vuelo para que otros usuarios puedan modificarlo. En un claro contraste con otros fabricantes que sí han ofrecido un software para desarrollo como lo ha hecho Parrot o proyectos de software libre como el ArduPilot (proyecto en el que se basó la fallida empresa 3D Robotics), DJI se ha reusado a ofrecer algo cercanamente similar. Aunque en su sitio web DJI declara que sí es posible realizar desarrollo con su suite de software, la realidad es que la documentación es oscura y casi no hay foros en internet donde otros usuarios compartan su experiencia de desarrollo utilizando la plataforma de DJI. En concreto, en la realidad DJI es una plataforma cerrada y no es de sorprenderse, pues DJI sabe que su dominio en el mercado se debe justamente a la estabilidad y robustez de sus vehículos. Evitar que otros accedan a su tecnología les otorga una ventaja tecnológica y comercial al no poder ser imitados.
Entonces, ¿permitirán los gobiernos, de la mano de otros empresarios, que DJI mantenga este dominio en el mercado? Cómo evitarlo si el producto es apreciado y demandado por un público considerable de tal forma que hasta el mismo ejército de los Estados Unidos comenzó a adquirir drones de DJI. Ciertamente hubo un intento en 2017 de retirar los drones de DJI bajo el argumento de que estos vehículos exhibían una brecha de seguridad. Las teorías de la conspiración aseguraban que los vehículos de DJI estaban transmitiendo datos directamente a China. Por su parte, DJI se apresuró a demostrar que sus vehículos eran seguros y que sus protocolos de comunicación eran de confiar. Si bien, lo anterior pudo haber sido un intento de desprestigiar a DJI, la verdad es que DJI continua con una gran presencia internacional y uno podría atreverse a decir que más fuerte que nunca.
Si sucediera que DJI mantenga o incremente su dominio comercial, ¿cuál debería ser la postura del ciudadano convencional, consumidor de la tecnología DJI? ¿Debería haber alguna preocupación? Para tratar de brindar una respuesta, primero hay que reflexionar sobre el tipo de tecnología que los drones de DJI utilizan. Una de las principales es el uso del GPS. ¿El usuario común sabe a qué red de satélites se conectan los drones de DJI? Es bien sabido que China cuenta con su propia red de satélites, no obstante, no es difícil imaginar que, mediante alianzas comerciales, utilice otras redes de satélites como la de Estados Unidos o la europea. Por tanto, pensar que algún día el gobierno de China amenace con desconectar a los drones de DJI de su red GPS no debería ser considerado una amenaza. Aun así, supongamos que el gobierno de China, sabiendo que DJI ha vendido drones por todo el mundo, los desconecta de su red para afectar el funcionamiento de los vehículos. Posiblemente esto provocaría un caos en Asia en razón de que un porcentaje importante de drones es utilizado en actividades productivas. ¿Qué sucederá si el fotógrafo no puede usar sus drones para tomar fotografías aéreas?, ¿o el ingeniero civil que da seguimiento a una obra?, inclusive, ¿que pasaría con los cuerpos de seguridad privada que vigilan, con ayuda de drones, vastas extensiones de terreno y propiedades? Nuevamente, posiblemente aún podrían ser funcionales mientras que se puedan conectar a otras redes como la americana o la europea.
Pero entonces, ¿qué sucedería en el caso inverso? es decir, el caso en el que los Estados Unidos impongan sanciones comerciales que incluyan desconectar a los drones de DJI de la red satelital estadounidense y sus aliados comerciales. Seguramente Latinoamérica, incluyendo nuestro país, no la pasaría bien en términos de las actividades productivas que incluyen el uso de drones como ya se ha mencionado anteriormente. Este escenario no es descabellado, pues en la primera mitad de 2019 hemos sido testigos de las represalias comerciales de Estados Unidos contra China, en particular contra la empresa de telecomunicaciones Huawei, forzando a la misma empresa a deshabilitar el uso del sistema operativo Android y teniendo que optar por desarrollar uno propio.
Posiblemente lo que falta decir es que, aunque DJI domine hoy el mercado, eso no ha impedido que otros gigantes de la tecnología como Intel, Amazon o Google se encuentren compitiendo con miras a encontrar un nicho en donde DJI no pueda dominar. Es posible que en los siguientes dos, cinco o 10 años, veamos el surgimiento de una nueva empresa que ofrezca un nuevo tipo de dron, un dron completamente autónomo e inteligente, capaz de volar más allá de la línea de vista sin supervisión del piloto a distancia, con la inteligencia para reconocer y aterrizar autónomamente en regiones seguras, capaz de evitar cables y aves, e inclusive capaz de competir en carreras de drones (racers) contra pilotos humanos.
A título personal, considero que DJI ha hecho un excelente trabajo en demostrar una vez más al mundo que el ingenio humano es capaz de conquistar terrenos impensables. Su capacidad tecnológica les ha permitido colocarse a la punta y de tal modo que se han convertido en un posible riesgo. No obstante, el mercado es cambiante y ofrece nuevas oportunidades para aquellos que están dispuestos a proponer desarrollos tecnológicos novedosos, tecnología que no sabremos que necesitaremos hasta que la tengamos en nuestras manos.
Observando los avances científicos me atrevo a decir que los drones inteligentes son el siguiente paso. El tiempo dirá si DJI conquista este nuevo mercado o si surge una nueva empresa que ofrezca este tipo de producto y que domine los siguientes 15 años. Ya lo veremos.