Fósiles de la Era Paleozoica de Puebla

La Era Paleozoica, con una duración de aproximadamente 290 millones de años (Ma), representa un lapso durante el cual ocurrieron la mayoría de los eventos biológicos que dan origen a la diversidad biológica que conocemos actualmente. Por ejemplo, a principios de esa Era, en la base del Periodo Cámbrico (hace 541 Ma), evolucionan los primeros depredadores, surgen los primeros animales con esqueleto, se originan los primeros organismos capaces de enterrarse en el sustrato y con ello explotar el medio endobentónico, las esponjas forman los primeros arrecifes y en este Periodo aparecen prácticamente todos los tipos de animales conocidos, incluyendo los primeros vertebrados. Otros eventos importantes ocurridos en esta Era son, durante la transición del Periodo Silúrico al Devónico (hace alrededor de 420 Ma), la colonización del medio terrestre tanto por plantas como por animales, la evolución a lo largo del Devónico y Carbonífero, entre 420 y 300 Ma, de los primeros tetrápodos incluyendo anfibios y reptiles, y la diversificación durante el Devónico-Carbonífero de todos los tipos de plantas a excepción de las angiospermas o plantas con flores.

 

A. Fósil de Helicoprion hallado en Patlanoaya, Puebla B. Reconstrucción hipotéticadeHelicoprion,elaborada por Dmitry Bogdanov (imagen toma- da y modificada de https://es.wikipe- dia.org/wiki/Helicoprion)

A. Fósil de Helicoprion hallado en Patlanoaya, Puebla B. Reconstrucción hipotética de Helicoprion, elaborada por Dmitry Bogdanov (imagen tomada y modificada de https://es.wikipedia.org/wiki/Helicoprion)

En México se conocen localidades fosilíferas de todos los periodos geológicos y en ellas ha sido posible estudiar parte de la diversidad biológica que existió en nuestro país en el pasado y los grandes eventos geológicos, geográficos, climáticos o ambientales ocurridos a lo largo de la historia de la Tierra. El estado de Puebla no es la excepción, ya que es rico en yacimientos de edades diferentes. Sin embargo, el Paleozoico está poco representado y hasta el presente sólo se conocen dos localidades con fósiles paleozoicos. La localidad con rocas fosilíferas más antiguas se encuentra en la región de San Salvador Patlanoaya, al sureste de Izúcar de Matamoros [1], en la que se ha localizado un sucesión de rocas con fósiles del Devónico tardío con una antigüedad de alrededor de 370- 360 Ma, del Misisípico (359-331 Ma) Pensilvánico (331-299 Ma) y Pérmico (299-240 Ma). Los fósiles devónicos son microscópicos y son restos de foraminíferos, peces y conodontos. Las faunas del Misisípico y Pensilvánico son las más diversas de la localidad y se caracterizan por una abundancia de braquiópodos, organismos dotados con una concha similar a la que presentan los moluscos bivalvos, pero con un origen evolutivo y una morfología de su cuerpo blando muy diferente; están acompañados, entre otros tipos de invertebrados, de gasterópodos, bivalvos, crinoideos y briozoos y por foraminíferos y radiolarios y otros animales que en vida formaron una asociación ecológica similar a las que actualmente existen en ambientes marinos poco profundos de zonas tropicales a subtropicales, pero en donde a diferencia de las comunidades paleozoicas, los braquiópodos son muy escasos y los moluscos bivalvos y gasterópodos son muy abundantes y dominantes. Asociaciones similares se han encontrado en yacimientos de varias regiones del país y también son comunes alrededor del planeta. Su existencia demuestra que la forma y distribución de climas, mares y continentes ha cambiado constantemente a lo largo del tiempo geológico. A diferencia de las rocas misisípico-pensilvánicas, las rocas del Pérmico de Patlanoaya contienen en mayor proporción restos de organismos nadadores o flotadores que al morir se depositaron en ambientes profundos. Entre tales fósiles se encuentran conchas de amonites y de organismos unicelulares llamados fusulínidos, un tipo de foraminíferos macroscópicos que vivieron en los fondos marinos solo en el Paleozoico, así como restos de diversos peces típicos del Pérmico. Este tipo de asociación demuestra que el mar fue haciéndose más profundo en esta región durante la última etapa del Paleozoico. Un fósil muy interesante es Helicoprion [2], tiburón que forma parte de un grupo de peces exclusivo y muy diverso del Periodo Pérmico que desarrollaron formas aberrantes y muy llamativas. En particular Helicoprion sólo se conoce por una corona dentaria con forma de espiral y cuyas dimensiones permiten inferir que en vida el pez pudo alcanzar grandes tamaños equivalentes a los de los tiburones blancos modernos, siendo uno de los depredadores marinos más grandes que han existido. La posición de la corona dentaria en la boca de Helicoprion fue un tema con grandes controversias y las primeras reconstrucciones que se hicieron del organismo completo llegaron a rozar ideas de la zoología fantástica. La diversidad y abundancia de organismos fósiles que se pueden encontrar en Patlanoaya ha permitido que diversos investigadores la consideren como una de las mejores y más importantes localidades del Paleozoico superior de Norteamérica.

La segunda localidad con fósiles paleozoicos ubicada en Puebla es la que se conoce ampliamente como “la Matzitzi”. Abarca una gran extensión geográfica al sur de Tehuacán, con afloramientos en terrenos de diversos poblados como Los Reyes Metzontla, Xochiltepec, San Luis Atolotitlán y Coatepec. La Formación Matzitzi, como es conocida formalmente, tiene múltiples afloramientos de estratos de roca con una diversidad de fósiles de plantas de edades carboníferas y pérmicas. Tales plantas han sido estudiadas por múltiples autores desde finales del siglo XIX y se ha interpretado que se desarrollaron en una serie de ambientes asociados a canales fluviales, llanuras de inundación y zonas pantanosas [3]. Entre los fósiles que se han hallado existen plantas de tamaños pequeños hasta de grandes dimensiones que incluyen impresiones de hojas, ramas, raíces, cortezas, semillas y estructuras reproductoras y ello ha permitido reconstruir no solo el tipo de plantas que habitaron la región a finales del Paleozoico sino también el tipo de vegetación en su conjunto y sus afinidades biogeográficas con otras regiones. Las plantas más abundantes son helechos, helechos con semilla, equisetos, ginkgos, cícadas y coníferas, plantas que en la actualidad se encuentran en bosques o selvas húmedas y que permiten imaginar el tipo de paisaje que existía en la región. Otros tipos de plantas de la Formación Matzitzi son exclusivas del Paleozoico y han permitido interpretar además de las condiciones paleoambientales, los rasgos de la geografía del pasado. Por ejemplo, el hallazgo de un conjunto de plantas entre las que se encuentran glossopteridales y gigantopteridales [4] ha hecho suponer que la Matzitzi tuvo influencias de floras de regiones actualmente muy lejanas como la flora de Cathaysia que se desarrolló en lo que hoy es China, Japón y el sudeste asiático, o la flora de Gondwana que cubrió regiones de la actual India, Australia, África, Antártida y Sudamérica, cuando estos continentes estaban unidos en el hemisferio sur formando un supercontinente. La gran importancia de la Matzitzi reside en la gran diversidad y en la mezcla de plantas terrestres que contiene; siendo única en su tipo en México, se encuentra en la lista de localidades con plantas fósiles de la Era Paleozoica más sobresalientes en el mundo.

 

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Bibliografía

 

  1. Villaseñor-Martínez, A. B. et al. 1987. Bioestratigrafía del Paleozoico superior de San Salvador Patlanoaya, Puebla, México, Revista Sociedad Mexicana Paleontología v. 1, p. 396–413.

 

  1. Sour-Tovar, F., et al. 2000. Presence of Helicoprion (Chondrichthyes, Elasmobranchii) in the Permian Patlanoaya Formation, Puebla, Mexico. Journal of Paleontology. v. 74, p. 363-366.

 

  1. Centeno-García E., et al. 2009. Sedimentología de la Formación Matzitzi (Paleozoico superior) y significado de sus componentes volcánicos, región de Los Reyes Metzontla-San Luis Atolotitlán, Estado de Puebla. Revista Mexicana de Ciencias Geológicas, v. 26, p. 18-36.

 

  1. Weber, R. G., S. Magallón P. y F. Sour-Tovar. 1989. La Flora Paleozoica de Puebla. ICYT, v. 11, No. 156, p. 19-26.