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Un vistazo al Pleistoceno poblano

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Vista de un afloramiento pleistocénico en las cercanías de Tepexi de Rodríguez. Autor: Marisol Montellano
Vista de un afloramiento pleistocénico en las cercanías de Tepexi de Rodríguez. Autor: Marisol Montellano

Puebla posee una diversidad geológica y paleontológica notable que abarca desde rocas precámbricas hasta el reciente y donde están representados tanto el ambiente marino como el continental. Los depósitos con sedimentos pleistocénicos están ampliamente distribuidos en el estado y son importantes pues incluyen importantes recursos como minerales, agua y son el sustrato para la agricultura.

El Pleistoceno comenzó hace 2.59 millones de años y finalizó hace 10 mil años; se caracteriza por glaciaciones e intervalos interglaciares, incluye parte de lo que se conoce como el Paleolítico arqueológico. Durante esta época los casquetes polares se extendieron y los hielos alcanzaron, en algunas zonas, el paralelo 40; el nivel del mar bajó casi 100 metros, lo que permitió que se establecieran conexiones terrestres entre tierras, y provocó cambios en la circulación marina y atmosférica, lo que tuvo un impacto en los patrones evolutivos de flora y fauna, tanto marina como terrestre y en la evolución del hombre. El final de este intervalo está marcado por la extinción de la megafauna.

En Puebla los depósitos pleistocénicos contienen una rica diversidad de restos de vertebrados fósiles. Las localidades más conocidas por su riqueza y que al mismo tiempo han sido las más estudiadas incluye: la zona de Valsequillo, Santa Cruz Nuevo, alrededores de Tepexi de Rodríguez, además se cuenta con varios descubrimientos esporádicos en San Juan Raya, Santa Ana Teloxtoc, San Buenaventura Nealtican, Nopalucan de la Granja, entre otros.

La cuenca de Valsequillo se encuentra cerca de la capital del estado, y está incluida en lo que se conoce como la Faja Volcánica Transmexicana. Esta zona abarca la presa Manuel Ávila Camacho, rodeada por varios poblados: San Francisco Totimehuacan, San Pedro Zacachimalpa, Santa María Tecola, Los Ángeles Tétela, entre otros. Valsequillo tiene importancia no sólo por sus fósiles sino por los restos de artefactos humanos encontrados. Infortunadamente, la mayoría de las recolectas fueron realizadas sin control estratigráfico, por lo que la edad e interpretación paleoambiental son dudosas y controversiales. Recientemente, debido al interés arqueológico, se han llevado a cabo estudios utilizando diferentes proxies1 para determinar la temporalidad y reconstrucción paleoambiental2. Con base en isótopos estables3, diatomeas, polen, y tefras4 provenientes de varias localidades se sugiere la presencia de lagos de pequeño y mediano tamaño que eran más bien someros, los cuales se fueron secando debido a la gradual desertificación. Los estudios geológicos indican que la cuenca estuvo bajo la influencia de actividad volcánica, lo cual está grabada en la secuencia de capas de cenizas intercaladas con sedimentos lacustres. Durante el Pleistoceno temprano y medio (alrededor de 1.3 millones de años) esta zona era más húmeda que hoy en día, y donde rondaba una fauna de herbívoros de tallas grandes como gliptodontes, mamutes, mastodontes, bisontes, tapires, berrendos, caballos, camellos, junto con carnívoros como lobo, tigre dientes de sable. También se han identificado mamíferos de pequeño tamaño como el perrito de las praderas, conejo zacatuche o teporingo, ratón de campo, liebre torda, tuzas, ratones. Infortunadamente, como se desconoce dónde se recolectó el material fósil, sólo se puede afirmar de su presencia cercana a la zona, pero no permite hacer suposiciones de quien vivía con quién y hacer reconstrucciones de la comunidad faunística. De forma interesante la mayor parte del polen identificado corresponde a árboles de los géneros Pinus, Quercus, y Alnus lo que sugiere la presencia de bosques cercanos.

También en la zona de Valsequillo se han realizado estudios isotópicos en caracoles terrestres y de agua dulce provenientes de depósitos más jóvenes de hace 40 mil a 8 mil años. Los resultados apuntan a que hace más de 35 mil años las condiciones eran parecidas a las del presente; en cambio, entre 35 mil y 20 mil años las condiciones se hicieron más áridas y después se tornaron más húmedas5.

En los alrededores de Tepexi de Rodríguez, a lo largo del Río Axamilpa y sus tributarios afloran diferentes sitios donde se han descubierto restos de fósiles de megafauna principalmente. Entre los que se han identificado: mastodonte, mamut, caballo, perezoso gigante, gliptodonte, camello, bisonte. Lo interesante en esta área es que no sólo hay localidades con restos de vertebrados, también han quedado registradas huellas de varios mamíferos y aves que caminaron en las orillas de lo que en ese entonces era un lago, y sus pisadas quedaron petrificadas. El sitio portador de huellas más grande se conoce como Pie de Vaca y ahí se han identificado rastros de camélido Lamaichnum guanicoe, y de un carnívoro que por su tamaño y forma se sugiere fueron producidas por algún félido talla mediana a grande, como un macairodontino o un panterino; también hay un rastro de un artiodáctilo pequeño pecarí Tayassuichnum felixarangutii. En esta misma localidad existe una impresión del esqueleto de un flamenco, tipo de fósil poco común. En otros sitios cercanos se han identificado también huellas de proboscídeos y aves6.

El estudio de los paleosuelos en el área del Axamilpa indica que la secuencia de estratos que aflora en el área abarca una edad que va 30 mil a 13 mil años7 lo que corresponde al Pleistoceno tardío. Los estudios de isotopía y fitolitos8 indican que las condiciones cambiaron de un bosque de coníferas (o sea más húmedo y frío) a más seco y cálido con un aumento de gramíneas. Esto concuerda con lo que se observa en San Juan Raya a 50 km de distancia donde se realizó un estudio de polen en depósitos de 25 mil a 9 mil años, donde la vegetación estaba dominada por Pinus/Quercus característicos de un clima más húmedo y frío que el presente9.

En el sur del estado, en los alrededores de la población de Santa Cruz Nuevo, afloran rocas pleistocénicas tardías y a diferencia de las otras localidades aquí el material fósil de tamaño pequeño (microvertebrados) es más abundante que el de la megafauna. La datación sugiere una edad de 30 mil años10 ligeramente más antigua que la del Axamilpa y corresponde al Pleistoceno tardío. El análisis de las condiciones ambientales, sugieren una transición de seco a más seco. Con respecto a la microfauna se han identificado representantes de los siguientes grupos: caudata, ranas, lagartijas, serpientes, conejos, ratones, aves; además de tortugas, pampaterios, gliptodontes, carnívoros, venados, antilocápridos, caballos, elefantes como parte de la megafauna.

Hay varios sitios de donde se ha descrito un solo taxón como la lama Paleolama mirifica11 identificada en Barranca Xocoa, tortuga Trachemys sp. de San Buenaventura Nealtican12, entre otros.

Con lo expuesto anteriormente se desprende que el estado de Puebla tiene un gran potencial fosilífero pleistocénico, están representados todos los grupos de vertebrados terrestres: anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Se conoce más la megafauna que la microfauna, los mamíferos que los reptiles y aves. La falta de control estratigráfico en la recolecta conlleva a que no se puedan distinguir si las comunidades son realmente disarmónicas o estén retrabajadas o transportadas. A pesar de lo anterior, se pueden atestiguar modificaciones en la distribución geográfica de varios taxa ocasionados por los cambios ambientales ocurridos en el Pleistoceno. Por ejemplo, presencia de oso en Santa Cruz Nuevo7, Cynomys mexicanus en Valsequillo, los cuales hoy en día se encuentran cientos de km al norte13.

Por su posición geográfica e historia geológica Puebla posee un registro fósil importante para entender los cambios de faunas continentales de los últimos millones de años, eventos tan importantes como la extinción de la megafauna, intercambio faunístico entre norte y Sudamérica, entre otros.

 

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Referencias

 

  1. Proxies. Son registros naturales que conservan características físicas, químicas y que permiten medir condiciones meteorológicas para reconstruir condiciones climáticas.
  2. Metcalfe, S.E. et al. 2016. J. Quart. Sci. 31(4): 325-336.
  3. Isótopos estables. Un elemento químico puede tener uno o varios isótopos, los estables son los que no experimentan decaimiento radiactivo.
  4. Tefras. Variedad de partículas de roca volcánida.
  5. Metcalfe, S.E., et al. 2016. J. Quarter. Sci. 31(4):325-336.
  6. Cabral-Perdomo, M.A., et al. 2018. Bol. Soc. Geol. Mex. 70(2): 397-416.
  7. Tovar, R.E. et al. 2014. Catena 112: 25-37.
  8. Fitolito. Precipitación de un mineral resultante del metabolismo de un organismo vivo, en este caso de origen vegetal.
  9. Canul-Montañez, M. 2008. Tesis Maestría. UNAM.
  10. Tovar, R.E. et al. 2014. Rev. Mex. Cien. Geol. 31(3):407-419.
  11. Bravo-Cuevas, V.M., Jiménez-Hidalgo, E. 2015. Bol. Soc. Geol. Mex. 67(1): 13-20.
  12. Herrera-Flores, J. 2009. Acta Zool. Mex (n.s.) 25(3): 455-464.
  13. Cruz-Muñoz, V. et al. 2009. Current. Res. Pleist. 26: 147–149.
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