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¡Un grito revolucionario!

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Se sabe que el asentamiento de las poblaciones humanas se debió y se debe al desarrollo de la agricultura y que los nómadas dejaron de ser nómadas gracias a ella. Fue así como se empezó a domesticar a las distintas especies de plantas, permitiendo tener un mejor aprovechamiento de estas.

En México, en lo que conocemos como Mesoamérica, se dio la principal domesticación de plantas, siendo el maíz una de las más importantes.

A lo largo del tiempo se fueron mejorando las técnicas de siembra, no sólo con el maíz, sino también con otras plantas. A la par, el crecimiento poblacional ha hecho que exista una mayor demanda de alimentos; sin embargo, hay que reconocer que no todo fue miel sobre hojuelas, ya que esta demanda de alimento permitió que se generaran malas prácticas en la agricultura y con ello la creación de productos químicos para asegurar la siembra, producir más en menos tiempo y bajo condiciones ambientales adversas.

Hoy en día se sabe que los agroquímicos más allá de mejorar la producción agrícola, trajeron una serie de consecuencias negativas para el ambiente y es que, a mayor demanda de alimento, ha sido necesario deforestar bosques y selvas para su producción, modificando estos ecosistemas para convertirlos en campos de cultivo, esto también provocó que muchas de las especies de fauna silvestre fueran desplazadas rompiendo con la dinámica natural de los ecosistemas. Aunado a esto, se ha provocado que muchos de los suelos se encuentren erosionados y sin vida, sin contar que la presencia de químicos en los alimentos provoca enfermedades, generando una crisis alimentaria y de salud no sólo en nuestro país, sino en todo el mundo.

Esto ha llevado a que los gobiernos de muchos países reestructuren la forma de producir alimentos, desarrollando técnicas que sean amigables con el ambiente sin el uso de agroquímicos principalmente y que estas técnicas sean capaces de generar la cantidad suficiente de alimentos para los 7 mil 700 millones de habitantes que actualmente somos en el mundo.

Por otro lado, el consumo de alimentos producidos de manera industrial ha provocado una serie de enfermedades que van desde una simple infección estomacal, alergias y hasta cáncer. Esta consecuencia ha llevado a que no sólo los gobiernos se ocupen de este tema, también lo han hecho las instituciones educativas, organizaciones civiles y la población en general. Una de las acciones a las que últimamente se ha recurrido es la producción de tus propios alimentos, no importa si vives en el campo o en la ciudad, basta con tener un pequeño espacio, el objetivo es producir alimentos libres de químicos, además de asegurarte que lo que te vas a comer es de mejor calidad comparado con lo que puedas encontrar en el mercado o supermercado.

Existen muchas técnicas que puedes implementar, conocer o seguir; lo importante es que siempre busques la forma más saludable y de bajo impacto ambiental y que te brinde la producción suficiente que necesitas para tu día a día y si en algún momento piensas: “Eso sería imposible para mí por la baja producción ya que tengo poco espacio”, entonces te recomendamos conocer proyectos que existan cerca de tu localidad para que puedas intercambiar con otros pequeños productores y así de a poco verás que no solo cambia tu alimentación y mejora sino que se forja una conciencia que hace reflexionar sobre las formas tan injustas de los modelos de producción actuales; es decir, no solo estamos hablando de la Tierra y de cada ser vivo que habitamos en ella, sino de manera social como gracias a un sistema productivo como el imperante cada vez las brechas sociales se hacen más y más amplias. Es necesario cuidar que nuestros productos estén libres de contaminantes y que puedan apoyar incluso al desarrollo de otros seres vivos que habitan en el mismo ecosistema que nosotros, como lo son los polinizadores; para ello recomendamos no solo pensar en la producción que tendremos de manera inmediata sino en sistemas que nos permitan obtener una mayor cantidad de alimentos y de mejor calidad al mismo tiempo que brindamos un espacio para nosotros y quizá a esos vecinos que no sabíamos que teníamos y así iniciar una verdadera revolución que permita el reencuentro con la naturaleza. Deja que la tierra te hable y cuando la toques seguramente te adoptará y te dará comida y bebida que dibujará una sonrisa en ti y en los tuyos.

 

 

 

 

 

 

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