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Don Carlos de Sigüenza y Góngora

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Codero García, Fernando. (2016). Don Carlos de Sigüenza y Góngora, un análisis psicológico. México: Moredovallado Editores.
Cordero García, Fernando. (2016). Don Carlos de Sigüenza y Góngora, un análisis psicológico. México: Moredovallado Editores.

Don Carlos de Sigüenza y Góngora fue un erudito criollo que vivió en el siglo XVII. Sus múltiples logros se encuentran en literatura, cartografía, arqueología y astronomía, entre muchos otros. Además de ser sacerdote. A pesar de sus logros, su carácter irascible y contradictorio lo distinguieron durante su época.

Carlos fue seducido por los jesuitas, quienes siempre estaban buscando muchachos con talento para su orden religiosa. También hay que tomar en cuenta la gran concentración (51) de monasterios en una ciudad relativamente chica, que ofrecían una opción normal para jóvenes de talento. Así es que antes de cumplir 15 años, en mayo de 1660, don Carlos ingresó al noviciado de los jesuitas. En el Colegio de Tepotzotlán cumplió su voto simple (castidad, obediencia a los superiores, liga al papa, pobreza) el 15 de agosto de 1662, casi a los 17 años. Ese año escribe su poema Primavera indiana. Después del colegio de Tepotzotlán, don Carlos fue enviado a continuar sus estudios al Colegio del Espíritu Santo que los jesuitas tenían en Puebla. Sin embargo, el 3 de agosto de 1667 (tenía casi 22 años), fue expulsado (dismissus) del Colegio “mereciéndola muy rigurosa por sus desórdenes y salidas nocturnas”. Se sabe que don Carlos trató varias veces de ser readmitido a la Orden de Jesús (1669, 1671 y 1677), pero nunca fue readmitido. Después de ser expulsado de la Orden de Jesús don Carlos regresa a la Ciudad de México, ingresa a la Real y Pontificia Universidad de México, donde estudia sin enfoque y continúa sus estudios hacia el sacerdocio. Pero Don Carlos cambiaba de clase a clase en la universidad, sin aparente meta educativa, sin graduarse de la universidad; dando la apariencia de no estar interesado en los cursos universitarios. Porque lo que a él le interesaba eran las matemáticas y ciencia. En 1671 publica, como astrólogo (a los 26 años), su primero de varios lunarios (pronósticos o almanaques) y el 20 de julio de 1672 toma posesión de la cátedra de astrología y matemáticas en la Real y Pontificia Universidad de México.

En 1673 se ordena como sacerdote regular, sin tener el apoyo financiero que los sacerdotes que pertenecían a órdenes religiosas gozaban.

A finales de 1680, hizo su entrada como virrey de la Nueva España don Tomás Antonio Manuel Lorenzo de la Cerda y Aragón, marqués de La Laguna. En este tiempo había la costumbre de hacer arcos triunfales para dar la bienvenida a los virreyes. Así es que, a don Carlos, el Cabildo de la ciudad le comisionó para que diseñara un arco del triunfo. El nuevo virrey hizo su entrada el 24 de noviembre de 1680 y se encontró con un arco con alegorías del pasado Azteca, así como una publicación escrita por don Carlos titulada “Teatro de virtudes políticas”. Sor Juana Inés de la Cruz pudo ver esa publicación y le escribió un poema alegórico a don Carlos. “Teatro de virtudes políticas” es considerada una publicación muy importante, porque se pueden leer principios del nacionalismo mexicano, así como el orgullo del pasado indígena.

Unos días antes de que el marqués de La Laguna hiciera su entrada triunfal a la capital de México, en los cielos apareció un cometa, el 16 de noviembre a las cuatro de la mañana. La gente y la esposa del nuevo virrey se asustaron porque pensaron que el cometa traía malos augurios. Don Carlos escribió un folleto titulado “Manifiesto filosófico contra los cometas despojados del imperio que tenían sobre los tímidos”. En este folleto don Carlos les dice a todos que no tienen que temer al cometa porque es un fenómeno de la naturaleza. Desafortunadamente, dos personas responden a su folleto contradiciendo lo dicho por él. Pero como escribió Octavio Paz: “Seguro de su saber puntilloso y colérico Sigüenza no podía soportar con paciencia las inepcias de sus contradictores”. Don Carlos no responde al primero de sus contradictores, el doctor Joseph de Escobar Salmerón y Castro, “a quien jamás pienso responder, por no ser digno de ello su extraordinario escrito y la espantosa proposición de haberse formado este cometa de lo exhalable de cuerpos difuntos y del sudor humano” [sic]. Al segundo de sus contradictores sí le responde, publicando El Belerofonte Matemática contra la quimera astrológica de Don Martín de La Torre. También, en su libro Libra Astronómica y filosófica, dedica varias secciones, empezando con la número 317 y acabando en la 380, para refutar más a fondo lo escrito por don Martín de La Torre. En 1681 llega a México el jesuita Tirolés Eusebio Francisco Kino, quien traía credenciales de ser matemático en Alemania y había visto (y documentado) el cometa en España. Don Carlos hace amistad con el recién venido y comparte con él sus observaciones del cometa. El jesuita Eusebio Francisco Kino publica un libro, Exposición astronómica del Cometa, contradiciendo a don Carlos, quien en turno responde con un libro: Libra astronómica y filosófica. Don Carlos demostró en su libro que Eusebio Francisco Kino estaba equivocado. Esta disputa astronómica involucró a sor Juana Inés de la Cruz (que aparentó tomar el lado del jesuita) y la corte virreinal. También demostró el uso del método científico, por don Carlos, para encontrar la verdad y el rechazo del escolasticismo, representado por Eusebio Francisco Kino, para llegar a la misma meta: la verdad. El libro Libra astronómica y filosófica, escrito en 1681 por don Carlos y publicado en 1690 por don Sebastián de Guzmán y Córdova, es el libro de ciencia más importante escrito por un mexicano en el siglo XVII. El libro es de bastante importancia porque, en él, don Carlos hace uso del método científico (matemático-geométrico) para demostrar su teoría acerca de la naturaleza del cometa de 1680, contrario a la costumbre y doctrina escolástica de argumentar un punto citando la autoridad bíblica y de autores importantes como Aristóteles, o el historiador judío Josefo. De acuerdo con Bernabé Navarro. “El primer momento de la aparición del espíritu moderno en el México colonial […] están cristalizados en forma capital en su extraordinaria Libra astronómica y filosófica. El libro representa, en práctica y espíritu, el movimiento científico del siglo XVI apoyado por la astronomía europea (Copérnico, Galileo, Kepler) y su impacto en la colonia virreinal del siglo XVII. Además, el libro abandona la filosofía escolástica, practicada por la Iglesia, para encontrar la verdad y la sustituye por un énfasis en el método científico. “Así la verdad científica —nos dice L. Benítez Grobet— se funda en la observación, auxiliada por los instrumentos, en el cálculo matemático y los principios de la física, por lo que en la ciencia astronómica no valen dogmas sino demostraciones. El libro en sí es un acto bastante rebelde e innovador, ante el espectro de la Santa Inquisición, pero característico de la personalidad de don Carlos.

 

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