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Resonancia magnética

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El desarrollo de la industria farmacéutica, el tratamiento de aguas tanto potables como negras y el desarrollo de nuevas técnicas de diagnóstico médico por imagen han permitido que, en 100 años, la esperanza media de vida se haya doblado en gran parte del mundo desarrollado, pasando de unos 40 años en promedio a 80. De entre todas estas técnicas una de las últimas en llegar ha sido la resonancia magnética, que se empezó a desarrollar en los 70 del siglo pasado y ya en los 80 y 90 alcanzó el nivel y la relevancia que tienen hoy en día.

La resonancia magnética es una técnica de diagnóstico que no usa radiación ionizante en comparación con los rayos X convencionales y las opciones de medicina nuclear. Es por tanto una técnica de diagnóstico que no es dañina para el ser humano. En ella se juega con campos magnéticos muy fuertes (miles de veces mayores que los de la tierra) y mediante una combinación de pulsos de radiofrecuencias (ondas de radio o telefonía) así como otros campos magnéticos menos potentes pero que cambian con el tiempo y la posición, permiten obtener imágenes anatómicas del cuerpo de una calidad comparable o mejor que la de cualquier otra técnica radiológica. Se podría decir que los ultrasonidos son los equivalentes a las antiguas televisiones en blanco y negro; la tomografía computada sería un equivalente a la televisión de los 90 en color, y la resonancia una televisión moderna de ultra alta definición, conexiones a internet y pantallas extraplanas. Este símil se mantiene en los defectos también de esta técnica, pues hay dos grandes desventajas de la resonancia frente a las otras. Una es el alto precio de estos equipos, así como su mantenimiento. La otra es que los estudios en general llevan más tiempo para ser completados, desesperando a médicos y técnicos radiólogos y haciendo un cuello de botella en algunos servicios clínicos de hospitales. No se puede usar esta tecnología en urgencias, porque es demasiado lenta.

A todo lo comentado anteriormente la resonancia tiene dos grandes ventajas. La primera es que es una técnica que se especializa en tejidos blandos (piel, músculo, cartílago, tejido conectivo, etcétera). Es el estándar de oro puesto que las técnicas de rayos no dan buena información sobre ellos y los ultrasonidos no dan imágenes de esa calidad. Un claro ejemplo de esto es que cada vez que un futbolista profesional se lesiona un músculo o una articulación, la principal prueba que le hacen es una imagen con resonancia. ¿Quiere decir que no funcionaría esta modalidad para imágenes de tejidos duros como fracturas en huesos? Perfectamente, pero las otras tecnologías son mucho más baratas y rápidas.

La otra gran ventaja es que es una tecnología muy flexible, y con cambios como alguna pieza de equipo extra o, sobre todo, un poco de ingenio modificando esos pulsos e imanes, puede hacer muchas más cosas que solo tomar imágenes anatómicas. Ejemplos de esto son las imágenes de resonancia funcional que nos dicen (usando las propiedades magnéticas de la sangre) qué zonas del cerebro se activan cuando hacemos algún tipo de actividad (escuchar, ver imágenes, oler, paladear algo, pensar en el amor o el arte, etcétera). Esta técnica es fundamental a la hora de planear una operación de cerebro puesto que los médicos pueden ver qué regiones de este hay que evitar durante la operación para no dañar funciones básicas como el habla, la memoria o la visión. Las técnicas de difusión hacen imágenes de cómo la sangre y otros líquidos en el cuerpo fluyen. Este tipo de técnica nos puede servir para ver dónde y cuánto derrame sanguíneo hay tras la rotura de un vaso. Las técnicas de difusión incluyen medidas de difusión tensorial (medidas de cómo la difusión ocurre en las distintas direcciones del espacio). Esto nos da valores que nos dicen qué tan estructurado es un tejido. Cuanto más estructurado esté el tejido menor será la difusividad. Podemos medir estos valores en órganos afectados por el cáncer y saber si un tratamiento funciona o no por cómo cambian estos valores. Cuanto mejor funcionen más baja será esa difusividad. Siguiendo en el tema de la sangre, la resonancia magnética hace imágenes angiográficas de mucha calidad. Esto es imágenes de venas y arterias. Permite ver por ejemplo el riego en un pie diabético en el que la enfermedad ha afectado las venas pequeñas. Más aplicaciones son las técnicas espectroscópicas que no dan imágenes, pero te indican el tipo de metabolitos que hay en un tejido. Cuando un tumor pasa de no estar metastático a liberar células cancerosas que pueden viajar a otras partes del cuerpo, su composición química cambia.

Con estas técnicas podríamos monitorear el estado del tumor y avisar de cambios peligrosos para la supervivencia del paciente. Hay técnicas de supresión de grasa o de supresión de la señal del agua. Así en una imagen podría ver los órganos del cuerpo sin la grasa que se infiltra en ellos o que los rodea, pudiendo evaluar qué tan bueno es su funcionamiento. Si hay demasiada grasa no funcionarían bien. Tiene aplicaciones en neurología, mamografía, urología, pediatría, etcétera. Y aquí solo hemos hablado de usos clínicos y no de sus usos en la investigación.

En resumen: la resonancia es inocua, permite hacer estudios sobre todo de tejidos blandos y es precisa, además de tener una infinidad de sub técnicas que permiten obtener información clínica variada. La resonancia está aquí para quedarse y será probablemente la tecnología punta junto con la medicina nuclear en el desarrollo de los cuidados médicos del futuro.

 

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